
Las recientes inundaciones históricas en Hue y Da Nang , cuando el nivel del agua superó todos los máximos históricos registrados, dejaron pueblos y zonas urbanas, desde las zonas bajas hasta las altas, sumergidos. En esa situación, las imágenes de soldados, policías, milicias, fuerzas de autodefensa, grupos de seguridad locales, equipos de voluntarios de rescate y jóvenes aldeanos aferrados a cuerdas, remando para superar la inundación, cargando con cada batería, cada paquete de arroz, cada altavoz, pidiendo calma a la población, se convirtieron en símbolos de vitalidad y fe.
En la región central, cada temporada de lluvias y tormentas representa un desafío. Pero es precisamente en estos desafíos donde se despiertan con fuerza la capacidad de respuesta, el espíritu de solidaridad y el pensamiento creativo. La historia de la "estación de carga gratuita" que la policía de la ciudad de Hue desplegó durante el pico de las inundaciones es una prueba fehaciente. Cuando cientos de miles de hogares se quedaron sin electricidad debido a que 1483 subestaciones eléctricas se vieron obligadas a desconectarse para garantizar la seguridad, y cuando los teléfonos, único medio para contactar a familiares, pedir ayuda y compartir información, se quedaron sin batería, la idea de la "carga de teléfonos móviles" surgió esa misma noche.


Fue una iniciativa sencilla pero profundamente humana. La policía no solo llevó electricidad a todos los tejados y a todas las zonas inundadas, sino que también brindó conexión. Una conexión de corazones, de confianza, de la sensación de que «no estamos solos en la inundación».
El general de división Nguyen Thanh Tuan, director de la policía de la ciudad de Hue, pronunció una frase sencilla pero significativa: «Mantener el contacto es mantener la paz». Esta frase puede considerarse una nueva filosofía en la gestión del riesgo de desastres en zonas propensas a tormentas e inundaciones, como la región central, donde la población no solo necesita ayuda material, sino también apoyo espiritual.

Las estaciones de carga gratuitas se instalaron gracias al esfuerzo y la iniciativa de la gente, quienes aportaron generadores y combustible, colaborando estrechamente con las autoridades. Allí, el sonido de cada motor en medio de las inundaciones era un latido de la humanidad. No se trató solo de una cuestión técnica, sino de una prueba fehaciente del modelo de respuesta inteligente, que combina iniciativas comunitarias con una coordinación gubernamental flexible.
O bien, a última hora de la tarde del 29 de octubre, el Centro Médico de Tra Tan informó al Comando de Defensa Civil de la ciudad de Da Nang sobre tres víctimas en estado crítico debido a deslizamientos de tierra y árboles caídos. Sin embargo, la carretera 40B estaba bloqueada por los deslizamientos, lo que impedía el acceso al hospital. Esa misma noche, los servicios de emergencia de la comuna y los vecinos utilizaron hamacas para transportar a las tres víctimas a través del bosque y la zona afectada por los deslizamientos durante 20 km hasta el hospital. Este hecho constituye una clara muestra de responsabilidad y humanidad ante las inundaciones y los deslizamientos de tierra.

No solo se trataba de electricidad, sino también de comunicación y de trasladar a las víctimas a través de los bosques inundados hasta la sala de urgencias. En el Hospital de Rehabilitación de Hue, donde casi 40 pacientes pasaron la noche aislados, policías y soldados utilizaron cuerdas para cruzar las aguas turbulentas, sacando a los pacientes uno por uno de la zona inundada. En la zona fronteriza de A Luoi, las cuerdas se usaron de otra manera: para transportar arroz, fideos instantáneos y leche a 26 familias aisladas al otro lado del arroyo desbordado. En medio de la furia del agua, cada saco de arroz que pasaba de mano en mano, cada cartón de leche que se deslizaba por la polea, era un ejemplo de la entrega total de los guardias fronterizos.
Sin alta tecnología, sin equipos modernos, sino con inteligencia y corazón humanos, los "recursos blandos" que ninguna inundación puede anegar.

Los guardias fronterizos de la ciudad de Hue utilizan cuerdas y poleas para abastecer a las personas en las zonas fronterizas aisladas por las inundaciones.
Los desastres naturales en la región central se han convertido en una parte inevitable de la vida. Pero lo que distingue a esta región no es la severidad de la naturaleza, sino la forma en que sus habitantes la afrontan. Tras cada inundación, surgen nuevas iniciativas y modelos de adaptación, fruto de la experiencia. Desde viviendas a prueba de inundaciones y estaciones de carga gratuitas hasta poleas de rescate y mapas de inundaciones en línea, la manera en que ciudades como Hue y Da Nang están abordando estas situaciones demuestra el espíritu de autosuficiencia, autonomía y creatividad de la gente de la región central.
Las lecciones aprendidas en Hue y Da Nang durante estas inundaciones nos recuerdan la importancia de la prevención de desastres en general: las personas deben ser el centro, las iniciativas locales la base y la coordinación intersectorial la fortaleza. Las iniciativas «del pueblo, para el pueblo» deben sintetizarse, replicarse y convertirse en modelos de respuesta proactiva, en lugar de ser meras reacciones ante una crisis.
En medio de las crecidas y los inminentes deslizamientos de tierra, la gente del centro de Vietnam encuentra la manera de aferrarse a la fe, ya sea con una cuerda para salvarse, una hamaca, un cable para cargar un teléfono o una polea para transportar arroz. Todos estos elementos, en definitiva, son símbolos de la fortaleza que une a la comunidad, la fortaleza que conforma la valentía del centro de Vietnam.
Y cuando los ríos vuelvan a estar tranquilos, cuando Hue, Da Nang, Quang Tri... recuperen su ritmo de vida, historias como la de la "estación de carga gratuita" seguirán transmitiéndose como recordatorio: en medio de las inundaciones, las personas siguen siendo la fuente de luz más poderosa.
Fuente: https://www.sggp.org.vn/sac-niem-tin-giua-dong-lu-du-sat-lo-bua-vay-post820774.html






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