

Con solo 18 hoyos restantes en Royal Portrush, aún quedan unos seis jugadores con posibilidades reales de ganar. Pero en el último día del Open 2025, solo hay dos jugadores a los que el mundo del golf seguirá con la mirada fija: Rory McIlroy, que persigue discretamente a Scottie Scheffler.
No es que el resto de los jugadores no sean dignos. Matt Fitzpatrick ha encontrado su forma. Haotong Li sigue siendo tan duro como un guerrero. Chris Gotterup demostró que su victoria en el Abierto de Escocia la semana pasada no fue efímera. Harris English está ganando impulso para conseguir un puesto en el equipo estadounidense de la Ryder Cup. Xander Schauffele tuvo una impresionante defensa del título. Y Tyrrell Hatton es un rival peligroso en cualquier pista.
Todos tenían talento y carácter. Pero con los últimos 18 hoyos a la vuelta de la esquina, los aficionados, inconscientemente, los habían relegado a papeles secundarios, en un escenario donde todas las miradas estaban puestas en las dos estrellas más brillantes: Rory McIlroy y Scottie Scheffler.




Scottie Scheffler: La máquina ganadora del frío
Scheffler se alzó merecidamente con la cima de la clasificación tras 54 hoyos tras una actuación excepcional, al más puro estilo Scheffler. Empezó la tercera ronda con un golpe de desventaja, pero terminó cuatro golpes por delante del siguiente. Lo más destacado fue una aproximación perfecta a la bandera en el hoyo 7 (par 5) para un eagle, además de dos birdies, ningún bogey y 15 pares, una actuación casi impecable.
Scheffler estaba jugando un golf asombrosamente consistente, preciso al milímetro y con la cabeza fría hasta el último golpe. Eso era exactamente lo que Portrush y la penúltima ronda requerían: nada de dramatismo, nada de caos, solo control absoluto.
Scheffler no juega para satisfacer las emociones del público, juega al golf para ganar. Un auténtico "cirujano" en el campo, preciso y eficiente, que completa la "operación" con una excelencia que hace que todas las dificultades parezcan desaparecer a los ojos del público.
Desde principios de 2024, Scheffler ha ganado 11 torneos, incluyendo 3 majors y 1 medalla de oro olímpica. Esta temporada, lidera el PGA Tour en estadísticas de juego por golpes.
No hubo remontadas espectaculares ni golpes increíbles, pero ese fue el culmen. Golf aburrido, pero digno de un campeonato.




Rory McIlroy: El fuego arde desde Portrush
Si buscas emoción, mira a Rory McIlroy, que juega como si su casa de Irlanda del Norte estuviera en llamas con cada tiro que realiza.
El público seguía a Rory no solo con expectación, sino también con ansiedad. No habían olvidado su colapso en Portrush en 2019, donde la presión de la expectación aplastó todas las esperanzas en la primera ronda. Seis años después, seguía siendo Rory, seguía siendo Portrush, pero esta vez, no querían que la historia se repitiera. Querían que se sintiera cómodo, que fuera él mismo.
Y Rory respondió. Birdie con un espectacular putt de 10 metros en el primer hoyo. Birdie de nuevo en el segundo par 5. Y luego birdie en el cuarto hoyo, uno de los más difíciles del campo. Un comienzo de ensueño.
Pero la historia va más allá de los resultados. En Portrush, la gente no solo aplaudió a Rory, sino que "vivieron" sus emociones. Se agolparon en cada rincón para seguirlo. No para ver a una superestrella, sino para transmitir con la mirada: Estamos aquí. Te vemos.
Desde que ganó el Masters, el camino de Rory ha sido más confuso que alegre. Pero en su ciudad natal, Portrush, no hay juicios, solo amor. Su hogar es el único lugar donde Rory no necesita ganar, solo ser él mismo.
Así que cuando la euforia de Rory empezó a decaer, y toda esperanza parecía perdida con un bogey en el 11, la multitud seguía a su alrededor. Y cuando embocó un putt de 17 metros para eagle en el 12, Portrush estalló. No fue solo un tiro, fue un momento. Un testimonio de la fe, el deseo, que toda una nación había depositado en un hombre.


¿De quién es la gloria?
Para Scottie Scheffler, la victoria en Portrush sería su tercer título importante, tras el Masters y el Campeonato de la PGA, y la pieza clave para su Grand Slam. Pero aún más importante, sería la confirmación indiscutible de cuatro años de dominio casi inigualable, algo que el golf no ha visto desde la cima de Tiger Woods.
La victoria pondría fin al prolongado debate sobre los verdaderos límites de Scheffler, que no es sólo un fenómeno de esta generación, sino quizás una leyenda de todos los tiempos.
Para Rory McIlroy, la victoria no se trata solo de un sexto título importante o una segunda Claret Jug, sino, sobre todo, de la moral. Carga sobre sus hombros las expectativas de todo un país, un peso que pocos atletas han sentido, y mucho menos han podido superar. McIlroy tuvo que pagar el precio de esa expectativa con la derrota, el dolor y los dolorosos recuerdos de Portrush en 2019. Pero si la gloria regresa, no será solo una victoria, sino una liberación, un regreso sanador.
Pero el último día no es cuestión de suerte, y el título no se otorga a quienes esperan la suerte. Los últimos 18 hoyos en Royal Portrush no se deciden por la emoción. Están reservados para aquellos con una habilidad absoluta y una determinación férrea. La gloria será otorgada a los más merecedores, y Scottie Scheffler o Rory McIlroy decidirán eso.

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Fuente: https://tienphong.vn/scheffler-vs-mcilroy-ke-gioi-nhat-dau-voi-nguoi-duoc-yeu-thich-nhat-post1761941.tpo
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