Sin embargo, tras las puertas de muchas familias, aún persiste un dolor silencioso llamado violencia, un gran desafío para el desarrollo sostenible de la comunidad y la sociedad civilizada. Por lo tanto, erradicar la violencia doméstica no puede ser solo un objetivo teórico, sino que debe convertirse en un compromiso específico, una acción firme y humana, implementada simultáneamente de las políticas a la práctica.
Situación preocupante
En la práctica, los casos de violencia doméstica muestran que la mayoría son causados por hombres, representando el 83%. Entre mediados de 2023 y mediados de 2025, se registraron cientos de miles de divorcios, de los cuales el 92,7% fueron causados por violencia doméstica.
Estas cifras no solo representan una pérdida de ánimo y una desintegración de las células sociales, sino también una señal de alerta sobre el estado actual de la sociedad. Se estima que la violencia doméstica causa pérdidas de hasta el 1,8 % del PIB cada año, sin mencionar las numerosas pérdidas invisibles, inconmensurables y a largo plazo.
Es preocupante que en la sociedad moderna todavía haya mujeres con altos niveles educativos que pueden convertirse en víctimas de violencia, y también hay mujeres que lo aceptan, no denuncian y no luchan contra la violencia por muchas razones.
Según un estudio realizado por el Museo de la Mujer de Vietnam, el 85% de las mujeres maltratadas tienen estudios universitarios o de maestría. La violencia doméstica en familias con altos niveles de educación suele ocurrir de forma silenciosa y se oculta con astucia, lo que dificulta su detección. Los resultados de la Encuesta Nacional sobre Violencia contra la Mujer de 2020 también mostraron que el 63% de las mujeres vietnamitas han sufrido violencia por parte de sus maridos, el 80% no se ha defendido y casi la mitad nunca lo ha compartido con nadie.
Considerar la violencia doméstica como un “asunto privado” se ha convertido a lo largo de los años en la mayor barrera, creando silencio en torno a las víctimas, haciéndolas luchar solas y con dificultades para encontrar ayuda oportuna.
Cuando el abuso se intensifica, desde palabras duras hasta agresiones físicas, la primera necesidad esencial de la víctima es un refugio seguro, un lugar de emergencia donde ella y sus hijos puedan escapar del peligro inmediato. Es entonces cuando la comunidad debe tender la mano y brindar un refugio a las almas que se encuentran en medio de las tormentas familiares.

Al hablar en el seminario “Safe House” organizado por la Red de Prevención de la Violencia de Género (GBVNET) en la mañana del 3 de diciembre, la Sra. Hoang Tu Anh, Directora del Centro de Iniciativas Creativas en Salud y Población (CCIHP), enfatizó que en Vietnam, hasta el 63% de las mujeres divorciadas dijeron haber sido sometidas a violencia, pero actualmente todavía no hay datos completos y oficiales sobre el grupo de mujeres que murieron debido a la violencia.
Sin embargo, a través de encuestas y seguimiento de prensa en los últimos 5 años, el equipo de investigación registró más de 300 casos de violencia grave, pero este número es sólo la punta del iceberg, porque muchos casos nunca han sido denunciados.
Una de las razones por las que las mujeres no pueden escapar de la violencia es la falta de apoyo oportuno por parte de los servicios de protección y los sistemas de refugios seguros. Actualmente, el país cuenta con solo unas 106 plazas en refugios para mujeres que han sufrido violencia, una cifra demasiado baja en comparación con la necesidad real.
Citando cifras, la Sra. Hoang Tu Anh comparó lo siguiente: Los Países Bajos, con una población de tan solo 15 millones de personas, cuentan actualmente con más de 1.000 camas en albergues y siguen pidiendo un aumento de 800 camas adicionales para garantizar que las mujeres puedan ser acogidas de inmediato cuando las necesiten. Mientras tanto, en Vietnam, algunos albergues no se utilizan para su propósito previsto, y algunos lugares solo se utilizan como salas de siesta para los funcionarios, lo que oscurece la función de protección de las mujeres y los niños.
Esto refleja una realidad muy reflexiva cuando no solo carecemos de cantidad, sino que tampoco aseguramos la calidad de los refugios: esta es una “brecha” que necesita ser considerada seriamente para tener una solución más efectiva a la violencia doméstica actual.
Necesidad de llenar el “vacío”
Según la Sra. Hoang Tu Anh, las mujeres y los niños son dos grupos vulnerables, pero también son muy diversos en cuanto a edad, discapacidad, condiciones de vida... Por lo tanto, los refugios deben diseñarse para satisfacer las necesidades diversas y específicas de cada grupo objetivo.
Con respecto a este tema, la Sra. Bui Lan Anh, Subdirectora del Centro para la Mujer y el Desarrollo (CWD), afirmó: «Casa de la Paz es el primer modelo de refugio para mujeres, niños y niñas víctimas de violencia en Vietnam. Este modelo se construyó con el apoyo técnico y procesal de organizaciones internacionales, con un diseño adaptado a la cultura y las condiciones del país, garantizando un apoyo integral, urgente y sistemático a las víctimas».
Casa de la Paz ofrece ocho servicios de apoyo gratuitos, entre ellos: alojamiento seguro, atención médica, consultas de apoyo psicológico, consultas de apoyo legal, apoyo en habilidades para la vida, apoyo educativo para el cuidado infantil y apoyo para la conexión económica con la comunidad. En más de 10 años de funcionamiento, el modelo ha recibido y apoyado a casi 1900 víctimas de 34 provincias y ciudades de todo el país.
La grave escasez de refugios es preocupante, acorrala a muchas víctimas y las obliga a regresar a un entorno violento porque no tienen otras opciones para garantizar su seguridad física y mental.
Por lo tanto, la construcción y consolidación de albergues temporales no es solo una solución temporal, sino que debe considerarse un pilar fundamental en la estrategia de prevención y combate a la violencia. Es necesario invertir en estas instalaciones no solo en el número de camas, sino también en convertirse en centros de apoyo multidimensionales, que abarcan desde alojamiento temporal y alimentación hasta la contratación de expertos para brindar asesoramiento psicológico y ayudar a las víctimas a superar el trauma; brindar apoyo legal para que comprendan sus derechos y realicen los trámites necesarios, como el divorcio o la denuncia de actos de violencia; y apoyar sus medios de vida para que puedan reintegrarse con confianza y construir una vida independiente.
Para lograrlo, se requiere la participación decisiva de todos los niveles de gestión, desde el central hasta el local, considerándolo un indicador de desarrollo social que debe priorizarse. Es necesario un mecanismo que incentive la participación de organizaciones sociales y entidades privadas en la operación y gestión de estos centros, aplicando modelos eficaces de eficacia comprobada a nivel internacional y nacional. Especialmente en grandes ciudades como Hanói , con alta densidad de población y diversas necesidades de apoyo, se requieren modelos flexibles, de fácil acceso y que garanticen la absoluta confidencialidad de quienes buscan ayuda.
Sin embargo, la solución al problema de la violencia doméstica no se limita a la creación de centros de ayuda. La raíz del problema reside en la concienciación, la cultura y el papel de la ley. Es necesario un cambio radical del pensamiento individual a la responsabilidad comunitaria. Las organizaciones sociales, el Frente de la Patria y los sindicatos deben promover un papel proactivo en la educación y la promoción de la igualdad de género y las habilidades para la resolución no violenta de conflictos, comenzando desde las bases, en las zonas residenciales...
La severidad de la ley también es clave. Contar con sanciones suficientemente disuasorias y de estricto cumplimiento transmite una clara señal de que la sociedad no tolera ningún tipo de violencia. Cuando las víctimas están protegidas por la ley, confían en la justicia y en los sistemas de apoyo. Las autoridades deben colaborar estrechamente para garantizar que los casos de violencia se aborden con prontitud y transparencia, en la medida de lo posible, y que las medidas de protección a las víctimas (como las órdenes de alejamiento) se apliquen eficazmente.
Para crear una red de seguridad sostenible, es necesario fortalecer el papel de las autoridades locales y los organismos funcionales en la supervisión y la mediación. Cuando cada grupo de base y cada miembro del grupo residencial cuenten con conocimientos y empatía, se convertirán en "extensiones" eficaces para detectar, intervenir con prontitud y conectar a las víctimas con los servicios de apoyo. Esta "red de seguridad" debe construirse con la atención minuciosa de los grupos, la escucha activa de las personas del entorno y la disposición a actuar de todo el sistema.
Sólo cuando construyamos una sociedad donde todos sean conscientes de su responsabilidad de protegerse unos a otros, podremos convertir el lema "Poner fin a la violencia doméstica" en realidad, llevando verdadera paz, felicidad y humanidad a cada hogar vietnamita.
El mes de acción por la igualdad de género y la prevención y respuesta a la violencia de género se celebra del 15 de noviembre al 15 de diciembre de cada año.
El naranja fue elegido como el color de la Campaña Mundial para Eliminar la Violencia de Género. El logotipo del corazón naranja del Mes de Acción y los productos de comunicación de color naranja, ampliamente utilizados, han generado reconocimiento para el Mes de Acción y han creado una fuerte impresión de unión para prevenir y responder a la violencia contra las mujeres, y para lograr la igualdad de género.
Fuente: https://hanoimoi.vn/xay-mang-luoi-an-toan-de-bao-luc-gia-dinh-khong-con-la-goc-khuat-726199.html










Kommentar (0)