La natación puede mejorar el flujo sanguíneo, el oxígeno y los nutrientes a los riñones, excretar metabolitos tóxicos, inhibir la inflamación renal y reducir el estrés oxidativo.
Un estudio de 2003 de la Universidad de Tartu, Estonia, descubrió que el ejercicio acuático regular beneficia el corazón, la respiración y el estrés oxidativo en pacientes con insuficiencia renal. La enfermedad renal debilita los huesos y las articulaciones, por lo que las personas con enfermedad renal pueden practicar natación para reducir el estrés y el dolor en las articulaciones.
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