El hígado es uno de los órganos que más trabaja en el cuerpo. Filtra toxinas, facilita la digestión, controla el azúcar en la sangre y mantiene el sistema funcionando correctamente. Pero el hígado no es invencible.
Los malos hábitos, especialmente en lo que respecta a la bebida, pueden provocar acumulación de grasa, inflamación e incluso daño hepático a largo plazo.
Así que, si has dejado la cerveza o el vino, pero aún bebes refrescos o cafés con leche dulces, quizá sea hora de hacer una revisión de la realidad. Aquí tienes cinco bebidas comunes (además del alcohol) que pueden dañar tu hígado silenciosamente.
Refrescos , agua carbonatada
Según el Times of India , la mayoría de nosotros sabemos que los refrescos son malos para la cintura o los dientes, pero el hígado también se ve afectado.

La mayoría de los casos de hígado graso no presentan síntomas (Foto: Healthline).
Los refrescos tienen un alto contenido de azúcar, especialmente fructosa, que suele presentarse en forma de jarabe de maíz de alta fructosa. El hígado es el único órgano que puede procesar la fructosa en grandes cantidades y, cuando se sobrecarga, comienza a convertir el azúcar en grasa. Con el tiempo, esta grasa se acumula en el hígado y puede causar enfermedad del hígado graso no alcohólico.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una afección silenciosa que a menudo no causa síntomas evidentes al principio, pero con el tiempo aumenta el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y hepatitis. Cabe destacar que no es necesario tener sobrepeso ni consumir alcohol para padecerla.
Además, tenga cuidado con los refrescos dietéticos. Puede que no contengan azúcar, pero estudios con animales han relacionado edulcorantes artificiales como el aspartamo o la sucralosa con daño hepático y acumulación de grasa.
bebidas energéticas
Las bebidas energéticas contienen mucha cafeína, azúcar y otros ingredientes como taurina, guaraná y vitaminas B. En particular, la niacina (vitamina B3) puede ser tóxica para el hígado en dosis altas.
Y como las bebidas energéticas a menudo contienen mucha más niacina que la que se obtiene de los alimentos naturales, consumirlas en exceso de manera regular puede causar problemas.
Incluso se han documentado casos de personas que han sufrido insuficiencia hepática aguda tras consumir múltiples bebidas energéticas a diario durante un período prolongado. Además, muchas bebidas energéticas contienen mucha azúcar, lo que duplica el daño, ya que el hígado tiene que lidiar con la sobrecarga de niacina y el pico de azúcar.
Jugo de fruta azucarado
A primera vista, puede parecer una opción saludable. Pero el problema es que a la mayoría de los jugos de fruta comerciales se les ha eliminado la fibra, un buen nutriente para la fruta entera, y están cargados de azúcar añadido.
Incluso el jugo de fruta 100% natural, sin azúcar añadido, está repleto de azúcares naturales. Sin fibra, el cuerpo absorbe ese azúcar muy rápidamente, lo que sobrecarga el hígado. Beberlo con regularidad es, en esencia, sobrecargar el hígado de azúcar, al igual que los refrescos.
Los estudios han demostrado que las dietas ricas en bebidas azucaradas, incluidos los jugos de frutas, están asociadas con un mayor riesgo de enfermedad del hígado graso.
Café o té con alto contenido de azúcar y almíbar
El café y el té solos son excelentes para el hígado. De hecho, las investigaciones sugieren que el café incluso podría ayudar a protegerlo de enfermedades hepáticas. El problema surge cuando se añade demasiada azúcar, jarabes saborizados, crema batida o crema espesa a las bebidas.
Un café con leche de caramelo o un té helado dulce pueden parecer un capricho inofensivo, pero los azúcares añadidos causan estragos en el hígado. Con el tiempo, contribuyen a la acumulación de grasa, la resistencia a la insulina y la enfermedad del hígado graso.
Bebidas de leche y chocolate con sabor
Los padres deben prestar especial atención a las bebidas con leche y chocolate saborizadas.
Parecen bastante inofensivos, y a los niños les encantan. Pero la mayoría están cargados de azúcar, a veces tanto como los refrescos. Con el tiempo, ese azúcar acumula grasa en el hígado, lo cual es especialmente preocupante para niños y adolescentes.
El estrés hepático temprano a una edad temprana puede provocar problemas de salud a largo plazo.

Fuente: https://dantri.com.vn/suc-khoe/5-loai-do-uong-duoc-yeu-thich-nhung-lai-vo-tinh-hai-gan-20250906193102430.htm






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