El declive del Brescia no vino desde la cancha, sino desde la gerencia. |
El Brescia nunca ha sido un gigante del fútbol italiano, pero siempre ha sido una pieza indispensable del panorama general del Calcio. Un equipo con más de un siglo de historia, que participó en la primera temporada de la Serie A y fue la base de figuras como Baggio, Guardiola y Pirlo.
Sin embargo, hoy fueron borrados del sistema de fútbol profesional, poniendo fin a un capítulo de la historia de una manera amargamente amarga.
El equipo de gente tranquila
Brescia nació para vivir a la sombra del Milán o el Inter. Una ciudad tranquila e industrial, con un equipo de fútbol de gran tradición, pero sin títulos.
Representan a los clubes "comunes" del fútbol italiano: sin ostentación, sin escándalos, sin fichajes espectaculares. Durante casi 100 años, el Brescia ha vivido de la paciencia: ascendió, descendió, volvió a ascender. Nadie esperaba que obraran milagros, pero todos se acostumbraron a su presencia.
Sin embargo, hubo un verdadero momento de gloria: la época de Roberto Baggio. Cuando la "coleta divina" llegó al Brescia al final de su carrera, se pensó que solo quería dar un paseo antes de colgar las botas.
Pero no, él trajo magia. El Brescia, en la temporada 2000/01, con Baggio, Pep Guardiola y el joven Andrea Pirlo, jugó un fútbol increíblemente romántico y efectivo. Terminaron la temporada en octavo lugar, entraron en Europa por primera vez (Copa Intertoto), y aunque rápidamente volvieron a la realidad, esos recuerdos siempre serán un tesoro invaluable para la afición.
Brescia, que en su día fue destino de Baggio, Pirlo y Guardiola, acaba de ser apartado del fútbol profesional tras una crisis financiera. |
El declive del Brescia no se ha producido en el terreno de juego, sino en la gerencia. Massimo Cellino, el propietario que fue expulsado del fútbol inglés, ha arrastrado al club a la ruina desde que asumió el cargo en 2017. Con 24 cambios de entrenador en ocho años, ningún club puede mantener la estabilidad en un modelo de gestión tan caótico.
El punto culminante fueron los escándalos financieros que se revelaron: retrasos en los salarios de los jugadores, impagos a la Federación, pérdida de control sobre ingresos y gastos. Como resultado, al Brescia se le descontaron puntos, descendió a la Serie C y, finalmente, fue expulsado del fútbol profesional por la FIGC.
Cellino fue vetado, al igual que su hijo. Pero la mayor consecuencia fue que un equipo con más de 110 años de historia desapareció repentinamente, sin fanfarrias ni bombos, dejando solo la ira y la impotencia de la afición.
Cuando una puerta se cierra…
El único consuelo: Brescia no estaba del todo muerta. En cuanto se produjo el desastre, una coalición local entró en acción.
El grupo siderúrgico Feralpi, el ayuntamiento y la empresa energética A2A se unieron de inmediato para formar un nuevo equipo: una "versión Brescia 2.0" con personalidad jurídica independiente. El objetivo: clasificarse para la Serie C la próxima temporada, antes de la fecha límite del 15 de julio.
El mayor escollo es el estadio Rigamonti, el estadio del Brescia. Aunque es propiedad del ayuntamiento, actualmente lo utiliza Cellino. Se niega a devolver las llaves, pero el ayuntamiento declara nulo el contrato de arrendamiento por incumplimiento de obligaciones financieras y ha enviado cerrajeros para recuperar el estadio. Una batalla legal, pero también un símbolo del restablecimiento de la confianza entre los brescianos.
El Brescia está haciendo todo lo posible para salvar la situación. |
Reconstruir un equipo no es raro en Italia. Nápoles, Parma, Fiorentina, Palermo y Vicenza lo han hecho, y algunos han regresado con más fuerza. Pero para el Brescia, la historia es más trágica que épica.
No sólo porque perdieron el club, sino porque perdieron una parte de su memoria: la memoria asociada a la infancia de Pirlo, a los vagabundeos de Baggio, al aprendizaje de Guardiola y a los años de lucha entre la Serie A y la B pero que aún así hicieron que la gente los amara.
Un regreso a la Serie C, si tiene éxito, sería un nuevo capítulo, pero no puede reemplazar por completo el anterior. Un equipo es más que una camiseta, un nombre o un estadio: es una historia, una emoción y una persona.
La afición del Brescia lo sabe. Porque al final, cuando todo se pierde, solo queda el amor incondicional por un nombre: Brescia Calcio.
Fuente: https://znews.vn/brescia-di-san-sup-do-hy-vong-hoi-sinh-post1566633.html
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