Observa la cáscara del huevo
Los huevos frescos tienen cáscaras brillantes y lisas, de un color claro y uniforme. No presentan grietas ni grietas. Además, se puede apreciar que la cáscara es bastante dura y no se rompe fácilmente.
Los huevos viejos suelen tener cáscaras opacas, ásperas o granuladas. Estas cáscaras pueden opacarse debido al almacenamiento y, a veces, mostrar signos de deterioro, como grietas o moho. Además, tienden a ser más delgadas y frágiles que las de los huevos frescos.
Gota en el agua
Una de las maneras más sencillas y efectivas de distinguir un huevo fresco de uno viejo es sumergirlo en agua. Un huevo fresco, al sumergirlo en un recipiente con agua, se hundirá hasta el fondo y quedará de lado u horizontal. Un huevo fresco es bastante pesado, por lo que se hundirá fácilmente y no se tambaleará.
Los huevos viejos flotan o se mantienen erguidos al sumergirlos en agua. Esto se debe a que, con el tiempo, el aire dentro de la cáscara forma una bolsa más grande, lo que facilita la flotación.
Toca la cáscara del huevo
Tome un huevo: si se siente pesado y la cáscara un poco áspera, es un huevo fresco. Por el contrario, si se siente ligero, liso y resbaladizo, es un huevo viejo.
Danza del huevo
Otro consejo interesante y sencillo es agitar el huevo para comprobar su frescura. Al agitarlo, los huevos frescos no hacen ningún ruido o solo uno leve, ya que la yema está intacta.
Si es un huevo viejo, al agitarlo oirás un ruido metálico porque el interior de la cáscara está seco, la yema ya no está firme y el líquido del interior se ha diluido.
Observación de huevos al trasluz bajo la luz
Al sostener un huevo fresco a la luz, especialmente con una luz intensa como la de una lámpara eléctrica o una linterna, verá que la yema y la clara siguen intactas, sin grietas ni manchas. La yema será transparente y estará ubicada en el centro del huevo.
Al sostener un huevo viejo a contraluz, verá que el espacio interior es mayor y notará fácilmente la presencia de bolsas de aire. Además, la yema puede estar desviada o rota, y la clara puede volverse turbia o viscosa, no tan transparente como la de un huevo nuevo.
Consejos para distinguir los huevos de gallinas domésticas de las gallinas industriales
Los huevos de gallina locales tienen un sabor delicioso y son ricos en nutrientes, por lo que suelen venderse a un precio más alto que los de gallinas criadas industrialmente. Por ello, muchas personas han usado ácido para blanquear huevos industriales y así falsificar huevos de gallina locales. Para evitar ser engañados, observe cuidadosamente su apariencia externa; los huevos industriales siempre son más grandes y pesados que los de gallinas locales.
Los huevos de gallina locales son pequeños, de color amarillo natural y, en ocasiones, sucios debido a la cría manual. Los huevos de gallina blanqueados tienen una cáscara de color blanco rosado, cubierta de una capa de polvo, demasiado limpia y sin un brillo natural. Los huevos de gallina blanqueados industriales tienen una cáscara fina, por lo que son más frágiles y se estropean más rápido. En particular, durante el procesamiento, si observa que la clara no es transparente, sino que se ha blanqueado o presenta grumos, debe desecharla, ya que podría estar contaminada con productos químicos blanqueadores.
Notas sobre el almacenamiento de huevos
No deje huevos en la puerta del refrigerador: Aunque el refrigerador siempre tiene un estante para guardar huevos, no es recomendable dejarlos en la puerta. Como la puerta se abre con frecuencia, la temperatura es irregular y cambia constantemente, lo que provoca que los huevos se echen a perder rápidamente. Por lo tanto, lo mejor es lavar los huevos, meterlos en un cartón y guardarlos en el refrigerador.
- Tiempo de conservación de los huevos: Los huevos refrigerados solo deben conservarse de 3 a 5 semanas. Los huevos que se saquen del refrigerador deben consumirse en un plazo de 2 horas; de lo contrario, se echarán a perder.
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Fuente: https://kinhtedothi.vn/cac-cach-phan-biet-trung-cu-hay-moi-cuc-don-gian.html
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