Ninguno de nosotros puede permanecer indiferente ante el trágico accidente ocurrido en Quang Ninh, donde un barco turístico volcó, causando numerosas víctimas, y tanto las víctimas como sus familiares se encuentran inmersos en un dolor indescriptible.

Sin embargo, lo que hace que los corazones de las personas duelan aún más no es solo el llanto en el puerto sino también la risa fría y sin alma que resuena en el mundo virtual, donde se comparten ampliamente videos falsos e imágenes editadas sofisticadamente, no para informar noticias o compartir, sino para... contar "me gusta", "vistas" y "seguidores" del dolor real de nuestros compatriotas.

Hay que llamarlo por su nombre: es indiferencia intencionada, es un juego de interacción que desafía la moral, es una segunda y más profunda herida que corta la conciencia social.

Mientras el barco se inclinaba por las fuertes olas, algunas personas corrieron a rescatar a las víctimas, otras lloraron con sus familiares, y otras recurrieron a software de edición, crearon videos falsos del naufragio, añadieron gritos e incluso música de fondo escalofriante. Tras solo unas horas, muchas redes sociales se inundaron de videos de "escenas del crimen falsas", algunos afirmando ser testigos, otros creando "análisis profundos" que, en realidad, eran exageraciones sin fundamento.

La gente ya no tiene miedo de equivocarse, sólo tiene miedo de no poder viralizarse a tiempo.

Quizás fue un niño aprendiendo a ganar dinero en línea. Quizás fue un adulto indefenso en la vida real que construyó su propio mundo virtual. Pero sea cual sea la razón, elegir el sufrimiento ajeno como trampolín para alcanzar metas personales es inaceptable desde cualquier perspectiva cultural.

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Escena del naufragio del barco en Quang Ninh. Foto: Pham Cong.

La cultura no se trata solo de grandes cosas, ni de museos ni de escenarios elegantes. La cultura se trata de actitud, de cómo reaccionamos ante el sufrimiento ajeno, de los límites entre las personas en una sociedad civilizada.

La proliferación de videos falsos e información distorsionada no solo perjudica a las víctimas y sus familias. Daña gravemente la verdad, la confianza del público en el periodismo convencional y, peor aún, erosiona valores morales fundamentales: la empatía y la compasión.

Cuando permitimos que el “contenido tóxico” se difunda libremente, sin control ni respuesta, estamos permitiendo que una generación crezca con la idea de que: “mientras haya interacción, lo correcto o lo incorrecto, lo verdadero o lo falso no importa”.

Debe quedar claro: esto ya no es una historia personal. Este es el desafío de la era digital, donde cada ciudadano no solo es receptor de información, sino también creador de ella. Y por ello, la responsabilidad recae en todos nosotros: quienes trabajamos en la cultura, el periodismo, la política, la educación y los padres.

Se necesitan medidas más contundentes para combatir las noticias y los vídeos falsos, no solo de las plataformas digitales, sino también de la propia ley. Es necesario aplicar estrictamente la Ley de Ciberseguridad, la Ley de Prensa y los decretos sobre el manejo de noticias falsas, e incluso podrían añadirse nuevas regulaciones para hacer frente a la creciente peligrosidad de las noticias falsas asociadas a desastres.

Al mismo tiempo, necesitamos fortalecer la educación mediática en las escuelas y las familias: enseñando a los niños a reconocer videos falsos, a comprender la responsabilidad al compartir contenido y, especialmente, a fomentar la compasión como parte del ser humano.

Cuando un barco naufraga, las aguas suben. Pero cuando a un hombre se le rompe el corazón, la pérdida es mucho mayor.

Cada "me gusta" en un video falso es una cuchilla invisible que corta el dolor de las verdaderas víctimas. Cada vez que se comparte una noticia falsa, se hunde a la sociedad en la confusión, la sospecha y la desconexión.

No podemos usar la "libertad de información" para justificar conductas poco éticas. Tampoco podemos usar la excusa de "son solo las redes sociales" para desentendernos de nuestra responsabilidad cívica en la era digital.

El desastre del tren de Quang Ninh es una tragedia. Pero la respuesta de la comunidad a esa tragedia definirá quiénes somos.

¿Es una comunidad que sabe compartir, escuchar y amar? ¿O es una multitud que se precipita a un incidente para competir por unos minutos de fama?

Que la voz de la cultura, de la bondad y de la humanidad se impongan a los sonidos caóticos del exterior. Que cada uno de nuestros clics sea una elección: la elección de estar del lado de la verdad, del lado de la humanidad, del lado de una sociedad digna.

Porque después de todo, la cultura no es algo lejano: es la manera en que respondemos al dolor de nuestros semejantes.

Thai Thuy Linh se disculpa por publicar por error fotos de las víctimas del accidente de tren en Quang Ninh. Thai Thuy Linh se disculpa por publicar fotos de los hijos de una familia y llamarlos víctimas del accidente de tren en Quang Ninh.

Fuente: https://vietnamnet.vn/dem-like-tren-noi-dau-mot-vet-thuong-khac-tu-vu-lat-tau-o-quang-ninh-2424771.html