Muchos programas tienen una calificación de referencia absoluta de 30/30 o casi absoluta, superior a 29/30, según el método de evaluación de los expedientes académicos y los exámenes de graduación de la escuela secundaria. En otros métodos de admisión, la calificación también es igual de alta.
Candidatos que toman el examen de graduación de secundaria de 2025. La mayoría de las universidades utilizan los resultados de este examen para la admisión.
FOTO: NHAT THINH
Las puntuaciones ya no son la medida estándar en la era de la IA
Esta información atrajo inmediatamente la atención del público. Simultáneamente, la prensa publicó una lista de las carreras y escuelas con las puntuaciones de admisión más altas. En la sociedad, las puntuaciones de admisión se convierten en un indicador para evaluar y clasificar los programas de formación, e incluso se interpretan como indicadores de la calidad docente y la reputación de la escuela. Muchos estudiantes de escuelas con puntuaciones de admisión extremadamente altas se sienten orgullosos porque su escuela está entre las mejores.
Sin embargo, es necesario plantearse la pregunta: ¿el uso de puntajes como referencia refleja verdaderamente el valor y los objetivos de la educación superior en el contexto del impacto de largo alcance de la inteligencia artificial (IA)?
La puntuación, en esencia, solo mide la capacidad para responder a una serie de ejercicios con soluciones y respuestas disponibles. Los profesores califican según una escala predeterminada. Los candidatos obtienen puntuaciones altas gracias a su capacidad para responder con precisión y rapidez dentro del tiempo asignado. Para lograr este resultado, lo habitual es practicar repetidamente, aumentando la velocidad de resolución hasta alcanzar un nivel casi mecánico: sin errores, sin tiempo para ensayo y error, y a veces sin aceptar diferentes maneras de hacer las cosas.
Mientras tanto, la realidad de la vida y el trabajo exige que las personas se enfrenten a nuevos problemas, a veces vagos y sin soluciones inmediatas. El proceso de búsqueda de soluciones siempre conlleva ensayo y error, fracasos antes de alcanzar el éxito. Esto es lo que crea la diferencia fundamental entre humanos y máquinas. Las computadoras, los robots y, hoy en día, la IA se inventaron para realizar tareas precisas y repetitivas que no requieren flexibilidad. Si la educación solo se centra en "resultados absolutos", estamos involuntariamente impulsando a los humanos a replicar las capacidades de las máquinas en lugar de desarrollar sus fortalezas únicas.
En el contexto de una IA cada vez más inteligente que puede reemplazar muchos trabajos mentales humanos, la capacidad de adaptación, el pensamiento independiente, la imaginación y la capacidad de plantear nuevas preguntas son las ventajas que los humanos aún conservan.
La IA puede resolver problemas matemáticos paso a paso, escribir textos con fluidez e incluso programar software sin errores, pero aún le cuesta replicar la forma en que los humanos se atreven a experimentar, a plantear hipótesis diferentes y a buscar caminos inexplorados. Esto es precisamente lo que la educación debe fomentar.
La educación actual debe convertirse en un entorno que fomente la creatividad y la diferencia. La creatividad siempre conlleva experimentación, y esta inevitablemente conduce a errores. A diferencia del entorno laboral tras la graduación, la escuela es un lugar donde los errores son simplemente parte del proceso de aprendizaje. Por lo tanto, es necesario fomentar el espíritu de atreverse a pensar, actuar y aceptar el fracaso de forma diferente, incluso si no se traduce en altas calificaciones para los estudiantes. Sin embargo, esa es la fuente de inventos e ideas innovadoras que impulsan el progreso de la sociedad.
LA EDUCACIÓN NO DEBE CONVERTIR A LOS HUMANOS EN MÁQUINAS
Cuando las admisiones se basan exclusivamente en las calificaciones, las universidades eliminan sin querer a estudiantes con pensamiento innovador que aún no han alcanzado la perfección en los exámenes. El resultado es un sistema educativo obsesionado con optimizar las calificaciones, cuyo precio es la asfixia de la creatividad y del espíritu de atreverse a pensar, atreverse a hacer y atreverse a fracasar.
Estas admisiones se centran demasiado en la capacidad de pensamiento (CI) y descuidan la inteligencia emocional (IE), como la empatía, el control emocional, las habilidades sociales, la autoconciencia y la responsabilidad social. Si esto continúa, las universidades formarán a personas que realizan trabajos repetitivos, al igual que las computadoras o la IA, pero carecen de flexibilidad, adaptabilidad y capacidad creativa, y serán fácilmente reemplazadas por la IA.
La educación no debe convertir a las personas en copias de máquinas, robots o IA, sino que debe ser un viaje de liberación, ayudando a la generación joven a maximizar su creatividad, a atreverse a hacer, a atreverse a fallar y así crear cosas nuevas, nuevos valores, especialmente en la era en la que la IA está reemplazando gradualmente a la inteligencia humana.
En los últimos años, la educación general ha realizado numerosos esfuerzos de innovación, centrándose en el desarrollo de habilidades como el trabajo en equipo, la comunicación, la escucha, la resolución de problemas, el razonamiento y el pensamiento crítico. Sin embargo, si el método de admisión a la universidad no cambia, estos esfuerzos difícilmente serán efectivos, ya que padres, estudiantes y docentes aún priorizan los exámenes y la obtención de la máxima puntuación para acceder a la universidad.
Fuente: https://thanhnien.vn/diem-chuan-cao-thanh-tuu-hay-nghich-ly-185250827210731958.htm
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