En medio del vasto mar de arena del Sahara, donde el viento y el sol arden sin descanso, aparece una gigantesca espiral de piedra que parece tallada por una mano sobrenatural. Desde la órbita, en las imágenes captadas por el satélite Sentinel-2 de Copernicus de la Agencia Espacial Europea, la imagen parece una gigantesca diana, un "ojo" que se abre en medio del desierto: la Estructura Richat, también conocida como el Ojo del Sahara.

La Estructura Richat aparece como un gigantesco "ojo" en medio del desierto del Sahara. (Fuente: Datos modificados de Copernicus Sentinel, ESA 2025)
Con unos 50 kilómetros de diámetro, la estructura es lo suficientemente grande como para ser un punto de referencia reconocible desde el espacio. Sin embargo, desde tierra, la forma circular prácticamente desaparece, oscurecida por las dunas de arena, la niebla caliente y el terreno accidentado. Solo desde arriba se hacen visibles los anillos concéntricos, como ondas petrificadas congeladas en el tiempo.
La perfección circular de esta forma llevó a los científicos a creer que se trataba de los restos del impacto de un antiguo meteorito. Un círculo en medio de la nada... ¿no es eso un cráter de meteorito? Pero al inspeccionar el lugar, no encontraron rastros de cuarzo impactado ni roca fundida, la evidencia indispensable de un impacto cósmico. El misterio se reveló gradualmente: no se trataba de una herida del espacio exterior, sino de la historia de la geología profunda de la Tierra.
Hace millones de años, una gigantesca burbuja de magma se elevó de la corteza terrestre, elevando capas de roca sedimentaria hasta formar una gigantesca cúpula. Con el tiempo, el viento, el agua y la arena —los pacientes artesanos del Sahara— desgastaron la roca blanda, dejando tras de sí anillos concéntricos de roca dura, como la arenisca de cuarzo. El resultado es una sección transversal natural de la corteza terrestre, que revela antiguas capas de roca con al menos 100 millones de años de antigüedad.

La imagen en falso color de la Estructura Richat revela detalles de su composición química interna. (Fuente: datos modificados de Copernicus Sentinel, ESA 2025)
En las imágenes en falso color de la misión Copérnico, el paisaje se vuelve aún más misterioso. Bandas de arenisca de cuarzo duro aparecen en tonos rojos y rosados, definiendo los anillos exteriores y las crestas interiores; entre ellas, se ven manchas oscuras de roca blanda erosionada; y pequeñas manchas moradas en el sur muestran la frágil vida —árboles y arbustos— que se aferra al lecho seco del río.
Desde una perspectiva orbital, el Ojo del Sahara parece estar vigilando a la humanidad, un círculo geológico gigante grabado en el desierto, contando silenciosamente la misteriosa historia de la Tierra en sus mismas capas de roca.
Fuente: https://vtcnews.vn/kham-pha-bi-an-mat-cua-sahara-cau-truc-ky-vi-giua-bien-cat-menh-mong-ar991372.html










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