Sin embargo, cuando surgen emociones negativas, los padres deben estar más alerta y tranquilos para manejar las cosas adecuadamente, ayudando a sus hijos a desarrollarse mejor.
Dos psicólogas pediátricas estadounidenses, Tammy Schamuhn y Tania Johnson, han desarrollado conjuntamente un método de ajuste psicológico y conductual que puede ayudar a los padres a superar situaciones difíciles en la crianza de sus hijos. El método "HELP" se implementa en cuatro pasos: Alto - Empatía - Límites - Proximidad.
Alto: Pausa
Cuando tu hijo haga algo que te enfade, antes de reaccionar, detente un momento y pregúntate: ¿Cuál es el motivo de esta acción? Ningún niño quiere ser un mal padre. Entonces, ¿por qué hizo algo que sabía que los decepcionaría y enojaría?
Todos los niños quieren complacer a sus padres, pero tienen límites que es necesario comprender. Aún no tienen una mentalidad madura y sus emociones no son estables, por lo que a menudo causan problemas que cansan a sus padres.
Además, las actitudes y comportamientos inestables de los niños son una señal que los padres deben descifrar. Detrás de los problemas que los niños causan y los errores que cometen, hay necesidades y deseos que no se han satisfecho, o habilidades que los padres no les han enseñado.
Por ejemplo, si ves que tu hijo causa problemas constantemente, dependiendo de su edad, necesitas descifrar el verdadero problema al que se enfrenta. Quizás quiera jugar y relajarse más, necesite más atención o esté estresado por la presión del estudio...
Los padres necesitan ver el verdadero problema detrás del comportamiento errático de sus hijos. Cuanto mayor sea el niño, más convincentes deben ser sus padres para enseñarle. Esto requiere que los padres mediten sus reacciones inmediatas cuando sus hijos causan problemas. Los padres necesitan calmarse y pensar detenidamente antes de hablar con sus hijos y enseñarles.
Empatía: Comprensión
Al principio de la conversación, los padres deben ayudar a sus hijos a sentirse atendidos y escuchados. La comprensión y la escucha de los padres son muy importantes para ellos. Los padres deben concentrarse en escuchar a sus hijos y establecer contacto visual con ellos.
Los padres también deben expresar su comprensión y empatía por los pensamientos y sentimientos de sus hijos. Una vez que el niño haya terminado de hablar, los padres deben resumir los puntos más importantes para asegurar que ambas partes comprendan el asunto correctamente.
Los padres no deben juzgar ni criticar apresuradamente los sentimientos que expresan sus hijos. Sus acciones pueden ser problemáticas, pero sus sentimientos deben ser respetados. Su tranquilidad y confianza al compartir sus sentimientos con sus padres son muy importantes.
Los padres deben prestar atención a hablar menos que sus hijos, ya que hablar demasiado les causará miedo. Los padres deben controlar sus emociones al hablar con sus hijos. Si les cuesta mantener la calma, respiren hondo, respondan lentamente e incluso hagan una pausa breve para tranquilizarse.
Los padres necesitan ver el problema real detrás del comportamiento inestable de sus hijos (Ilustración: Árbol PNG).
Límites: Límites
La psicóloga Tania Johnson da el ejemplo de un incidente ocurrido en una reunión familiar. Había invitado a unos 20 familiares a cenar. Todos habían acordado pedir comida de un restaurante chino. Cuando llegó la comida, el hijo de Tania hizo un berrinche, tiró la cuchara y gritó porque no le había gustado la comida.
Es fundamental establecer rápidamente límites de conducta para estabilizar la situación y guiar a su hijo hacia acciones más apropiadas. La Dra. Tania usó frases breves y sencillas para reconocer los sentimientos de su hija, haciéndole comprender que estaba equivocada y que debía comportarse de otra manera.
La Dra. Tania dijo: «Veo que estás muy molesta. No te gustan estos platos, ¿verdad? Sin embargo, no puedes comportarte así: tirar cucharas, gritar. Puedes decirme que no quieres comer y pedir permiso para levantarte de la mesa antes, o puedes pedirme que te prepare otro plato rápidamente».
Cuando Tania terminó de hablar, su hijo rompió a llorar. Tania sabía que necesitaría tiempo para calmarse. Lo llevó a su habitación y se sentó con él un rato para calmarlo.
Además, abrazó a su hija, demostrándole que, tras el desagradable incidente, su madre seguía compadeciéndola y queriéndola, para que, al calmarse y regresar con todos, pudiera integrarse con mayor facilidad. Fue la forma de Tania de manejar la situación lo que evitó que la reunión familiar se sumiera en la tensión y la incomodidad.
Proximidad: Proximidad
Después de que los padres hayan establecido límites disciplinarios para sus hijos, podrían rogarles que cambien su decisión y flexibilicen los límites. Si se empeñan en no cambiar, los niños pueden parecer desdichados, decepcionados y tener reacciones negativas. Sin embargo, en este momento, los padres no deben ceder a los deseos de sus hijos.
Los psicólogos aconsejan a los padres ser firmes en sus decisiones sobre los límites disciplinarios que establecen para sus hijos. Adherirse a estas convenciones ayudará a los niños a aprender gradualmente a controlar sus propias actitudes y comportamientos. El autocontrol es una habilidad fundamental para el desarrollo de los niños.
Para ayudar a su hijo a calmarse y recuperar la felicidad, los padres deben crear un sentido de cercanía con él después de establecer límites disciplinarios que cumpla. La cercanía y el afecto de los padres después de un evento estresante ayudarán a suavizar la situación, a calmar las emociones del niño y le facilitarán aceptar y cumplir las medidas disciplinarias.
Según CNBC
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Fuente: https://dantri.com.vn/giao-duc/khung-hoang-khi-nuoi-day-con-cha-me-hay-dung-bien-phap-help-20241101091838610.htm
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