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| El Primer Ministro se reunió con representantes de docentes destacados con motivo del Día del Maestro en Vietnam, el 20 de noviembre. Foto: Periódico del Gobierno |
En los últimos años, Vietnam ha entrado en una nueva etapa de desarrollo, con un alto crecimiento económico , una fuerte transformación digital y una posición consolidada en el ámbito internacional. Los indicadores de innovación, educación superior y ciencia y tecnología han mejorado continuamente. Pero detrás de esta impresionante transformación, hay algo indispensable: la sólida base de conocimientos de generaciones de ciudadanos, cultivada con constancia por el equipo docente.
Nadie ve los nombres de los docentes en los informes de crecimiento del PIB, ni se les menciona en los éxitos de las empresas tecnológicas o en las becas internacionales que han obtenido los estudiantes vietnamitas. Pero están presentes, en cada clase, en cada noche de planificación de lecciones, en cada hora de orientación vocacional, en cada palabra de aliento para que los estudiantes se levanten tras un fracaso. Cuando el país crece, los docentes son las raíces que mantienen firme el gran árbol del conocimiento.
La enseñanza: un lugar donde convergen la responsabilidad, la compasión y la confianza.
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| El Primer Ministro expresó su más profundo agradecimiento a todas las generaciones de docentes del país. Foto: Periódico del Gobierno |
En la sociedad moderna, donde todas las profesiones se ven inmersas en el ciclo de resultados, beneficios e índices de rendimiento, la docencia conserva un valor especial: la centralidad en las personas. No existe profesión cuyo "producto" sea una vida. No existe profesión cuyo éxito se reduzca a una sonrisa, una mirada de comprensión o unas palabras de agradecimiento de un alumno tras muchos años de estudio.
La docencia, más que cualquier otra profesión, exige del profesor una cualidad especial: responsabilidad, compasión y una fe inquebrantable en la humanidad. La responsabilidad reside no solo en cada clase o palabra, sino también en la manera en que el profesor guía, analiza y acompaña a los alumnos para que comprendan la lección, la vida y a sí mismos. Pero esa responsabilidad será difícil de cumplir sin compasión: aquello que permite al profesor ser paciente con un niño con muchas heridas, empatizar con un alumno que lucha por encontrar su camino y ser lo suficientemente tolerante como para reconocer el potencial incluso antes de que se haya manifestado.
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| La profesión docente crea una época dorada del conocimiento, una época dorada que no se puede medir en dinero, pero que constituye el recurso más valioso y sostenible para el desarrollo de un país. Foto: Periódico del Gobierno |
Ante todo, la profesión docente exige una convicción inquebrantable: creer que cada estudiante es una semilla que puede germinar, a pesar de sus diferentes puntos de partida y sus distintos caminos hacia la madurez. Por ello, los docentes no solo imparten conocimientos, sino que también encienden en los estudiantes la llama de la moralidad, la humanidad y la dignidad; valores que ayudan a la juventud a saber cómo vivir con decencia, cómo contribuir y tener la valentía suficiente para mantenerse firmes en la vida. En el contexto de la transformación del país, estos valores se vuelven aún más necesarios: una nación que aspira a progresar debe, ante todo, contar con personas íntegras y ambiciosas. Y los docentes son los primeros en tocar la esencia de esos futuros ciudadanos.
Los docentes siempre están presentes en los lugares más importantes de la vida: en el antiguo atril de una escuela de montaña, donde la tiza blanca y la pizarra verde son las únicas ventanas al mundo; en aulas ventosas y con goteras en islas remotas, donde los alumnos van a clase en pequeñas barcas sorteando grandes olas; o en modernas aulas urbanas, donde los docentes deben innovar a diario para no quedarse atrás en la era digital. Pero es en ese silencio donde crean una época dorada del conocimiento, una época dorada que no se puede medir con dinero, pero que es el recurso más sostenible y valioso para el desarrollo de un país.
Los docentes en la nueva era: cumpliendo dos misiones: preservar y guiar.
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| La formación docente es la base de la innovación educativa. Foto: Periódico del Gobierno |
En el contexto de la entrada del país en la era de la economía digital, la inteligencia artificial y el auge de la ciencia de datos, el papel del profesorado se vuelve más importante y exigente que nunca. A medida que la tecnología transforma continuamente la sociedad, los docentes se sitúan a la vanguardia de la transmisión de conocimientos, valores y valentía, ayudando a las nuevas generaciones a desenvolverse con integridad y capacidad de adaptación.
Ante todo, los docentes deben ser quienes preserven la identidad y los valores vietnamitas. En un entorno informativo volátil, donde los estudiantes solo necesitan unos segundos para acceder a miles de ideologías, culturas y estilos de vida diferentes, resulta sumamente difícil posicionarse. Los valores morales, las tradiciones familiares, el orgullo nacional, etc., corren el riesgo de diluirse si no se cultivan adecuadamente. Los docentes son el apoyo que ayuda a los estudiantes a discernir, a distinguir entre el bien y el mal.
No se trata solo de una tarea docente, sino también de una misión cultural: mantener firme a la generación joven frente a las tormentas de la globalización.
Pero proteger la identidad no basta. Los docentes de la nueva era deben guiar a los estudiantes hacia el futuro digital. Esto les exige actualizarse constantemente con las nuevas tecnologías, utilizar la inteligencia artificial en la preparación de las clases, la simulación virtual en las prácticas y analizar datos para evaluar las habilidades de los estudiantes. Todo esto no busca que la tecnología reemplace el papel del docente, sino ampliar el espacio de aprendizaje, ayudando a los estudiantes a desarrollar al máximo sus capacidades. Cuando el conocimiento humano está a un clic de distancia, los docentes ya no son meros transmisores de conocimiento, sino guías que muestran a los estudiantes cómo aprender, cómo pensar críticamente y cómo vivir con responsabilidad. Y, sobre todo, los docentes siguen siendo quienes siembran aspiraciones y un espíritu de dedicación.
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| Los profesores guían a los alumnos durante una clase práctica. Foto: Periódico del Gobierno |
Los docentes son quienes recuerdan a los estudiantes que el éxito no se mide solo por las calificaciones o la fama, sino también por sus obligaciones con la comunidad y su deseo de contribuir al país. Un consejo oportuno, una breve anécdota en clase o un gesto de amabilidad del propio profesor bastan a veces para moldear el ideal de vida de una persona. Por lo tanto, los docentes de hoy son el puente entre la tradición y la modernidad, entre los valores vietnamitas y el conocimiento global. Deben, a la vez, preservar sus raíces y abrir nuevos caminos; proteger la identidad nacional y brindarles las herramientas para la integración. Esta misión, aunque silenciosa, es fundamental, porque, al fin y al cabo, el futuro del país comienza con las sencillas clases que se imparten cada día.
Mostrar gratitud a los docentes es también mostrar gratitud por las temporadas de siembra anónimas a las que han dedicado silenciosamente toda su vida. El 20 de noviembre no es, por lo tanto, solo una ocasión para honrar la profesión docente según los rituales, sino también un momento para que cada uno de nosotros mire hacia atrás y comprenda que en cada paso del crecimiento del país se encuentran las huellas de las manos de los maestros. Mostrar gratitud a los docentes no se limita a ramos de flores o buenos deseos, sino que también implica respeto por el conocimiento, la personalidad y los valores perdurables que han contribuido a forjar el futuro de la nación. Porque cuando agradecemos a los docentes, agradecemos también el camino de desarrollo del país.
Hoy, la patria se alza con fuerza, impulsada por la inteligencia, la innovación y la fortaleza de la juventud. Pero para que esta generación posea valor, conocimiento y moralidad, se necesitan maestros que, con discreción, los cultiven día a día. Son ellos quienes siembran los frutos del futuro de la nación. Y en este camino, los maestros seguirán allí, firmes y discretos, sembrando más frutos de conocimiento, para hoy y para el mañana.
Tu Huu Cong
Fuente: https://baodongnai.com.vn/xa-hoi/202511/lang-le-geo-mua-vang-tri-thuc-9170163/











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