Los enfrentamientos continuaron en la capital de Sudán, Jartum, a pesar de un alto el fuego de siete días que entró en su segundo día el miércoles (24 de mayo), con las Naciones Unidas condenando el uso de la violencia sexual en el conflicto.
Una esquina devastada en Sudán. Foto: AFP
El último alto el fuego, supervisado por Arabia Saudita y Estados Unidos, permite el envío de ayuda humanitaria, con la esperanza de que pueda allanar el camino para una pausa en los enfrentamientos.
Desde el 15 de abril se han producido intensos combates entre el ejército sudanés y las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido (RSF). Se han negociado varios ceses del fuego, pero ninguno ha conseguido sofocar por completo los combates.
El alto el fuego actual comenzó el lunes por la noche y tendrá una duración de siete días, con posibilidad de prórroga. Las facciones rivales de Sudán se reunieron para negociar el acuerdo en Arabia Saudita.
Volker Turk, el alto cargo de derechos humanos de la ONU, calificó la situación en el país de "desgarradora" en una conferencia de prensa celebrada el miércoles en Ginebra. Denunció las continuas violaciones del alto el fuego y afirmó que su oficina había recibido informes de combatientes y enfrentamientos en Jartum.
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos también denunció el uso de violencia sexual en el conflicto, afirmando que su oficina había registrado al menos 25 casos hasta la fecha. Añadió que la cifra real podría ser mucho mayor.
El Sr. Turk pidió al líder militar de Sudán, el general Abdel-Fattah Burhan, y al general Mohamed Hamdan Dagalo, que dirige las RSF, que "dé instrucciones claras... de que no hay tolerancia para la violencia sexual".
Mientras tanto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU afirmó que los combates han desplazado internamente a más de un millón de personas hasta la fecha. Se estima que 319.000 han huido a países vecinos, como Egipto, Chad y Sudán del Sur.
Mai Anh (según AFP, DW)
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