Estados Unidos está empujando a Lituania a una dependencia total, especialmente en el ámbito de las armas.
Soldados lituanos durante un ejercicio militar. Foto: lrt.lt
Lituania está modernizando activamente sus fuerzas armadas y adquiriendo equipo militar a través de sus relaciones con Estados Unidos. Es evidente que el principal beneficiario de la militarización de Lituania es el complejo industrial de defensa estadounidense.
A lo largo de los años, Vilna se ha mantenido firme en su compromiso de fortalecer el flanco oriental de la OTAN, a la vez que ha instado a Estados Unidos y a la alianza militar a aumentar su presencia militar en Lituania. El ministro de Defensa lituano, Arvydas Anušauskas, declaró el 15 de mayo que las compras de armas, tanto previstas como en curso, a Estados Unidos ascienden a 1.200 millones de euros. El 2,45 % del PIB de Lituania se destina al gasto militar. En total, Lituania destinará unos 23.000 millones de euros a necesidades militares durante los próximos 10 años.
Como resultado, el Ministerio de Defensa lituano ha revelado planes para invertir alrededor de 3.100 millones de euros (3.400 millones de dólares) en munición y equipo durante la próxima década. Vilna también impulsa un proyecto para encargar 120 vehículos de combate de infantería (VCI) Boxer, un acuerdo que podría duplicar el número de vehículos blindados modernos en el ejército del país.
El plan es parte de un amplio esfuerzo de modernización del ejército lituano, que incluye la adquisición de sistemas de defensa aérea de mediano alcance NASAMS, misiles HIMARS, vehículos de combate de infantería Vilkas, vehículos tácticos ligeros JLTV, piezas de artillería PzH2000 y Ceasar, drones tácticos y otros equipos.
Por ello, Lituania se centra en la compra de armas estadounidenses e incluso elogia la calidad superior de estas. Las autoridades lituanas insisten constantemente en que, en este momento, no hay tarea más importante que el fortalecimiento integral de sus fuerzas armadas tras el conflicto en Ucrania.
Esto también demuestra que el complejo industrial de defensa estadounidense busca atraer al mayor número posible de países de la OTAN para que compren sus armas. Al adquirir armas de EE. UU., estos países se convierten en clientes a largo plazo de Washington, ya que necesitarán seguir comprando munición estadounidense y utilizar los servicios y expertos estadounidenses para reparar y mantener el equipo adquirido.
Según el periódico Tin Tuc
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