Hito inmortal

Abril ha regresado, trayendo consigo muchos recuerdos heroicos de la nación, de un tiempo de derramamiento de sangre e indomabilidad, donde el patriotismo se forjó en una fuerza incomparable, donde la gente común escribió una epopeya inmortal. El 30 de abril de 1975, el día en que el Sur fue completamente liberado y el país fue reunificado, se convirtió en un hito brillante en la historia de la nación, marcando la gran victoria de la guerra de resistencia contra los EE. UU. para salvar al país, abriendo una nueva era: la era en que todo el país construyó junto el socialismo y defendió firmemente la Patria.

La gran victoria de la primavera de 1975 fue una gran hazaña de todo el pueblo vietnamita bajo el sabio liderazgo del Partido Comunista de Vietnam . Aquella victoria no fue sólo el resultado del talento estratégico, de la determinación de vencer y del hábil mando en el arte militar, sino también de la fuerza del corazón del pueblo, de la cristalización del deseo de paz, de independencia y de libertad. Ese es el resultado de más de 30 años de prolongada resistencia, de innumerables sacrificios y pérdidas de las generaciones anteriores, para que hoy el país pueda vivir en paz, para que cada ciudadano hoy sea libre de contribuir y construir una nueva vida.

La victoria del 30 de abril no sólo tiene importancia histórica para el pueblo vietnamita sino también un profundo significado internacional. Es un símbolo brillante de la lucha por la liberación nacional, del espíritu de independencia, autosuficiencia y resistencia frente a la imposición y la invasión externas. De aquella victoria se envió un mensaje contundente a la humanidad: ninguna fuerza puede someter a una nación unida, patriótica y que sabe preservar su identidad.

Han pasado 50 años desde aquel día histórico, pero los ecos de la victoria del 30 de abril siguen extendiéndose. No es sólo un motivo de orgullo, sino también un recordatorio sagrado para todos los ciudadanos, especialmente para las jóvenes generaciones de hoy, de tener siempre presentes las valiosas lecciones de la historia. Porque cualquier nación que olvida el pasado, olvida los sacrificios por los que pasaron sus antepasados, esa nación perderá sus raíces, perderá la brújula para orientar el futuro.

En el contexto actual, cuando el país se renueva, se integra y se desarrolla día a día, los valores históricos de la gran victoria de la primavera de 1975 aún conservan todo su significado. ¿Qué aprendemos de esa victoria? Es una lección sobre la unidad nacional, el poder que crea todas las victorias. Ésta es una lección sobre el correcto papel de liderazgo del Partido, factor decisivo en el destino del país. Y, sobre todo, es el espíritu de patriotismo, la voluntad de no rendirse ante todos los desafíos y dificultades: disposiciones preciosas para que la generación actual supere todos los obstáculos en el camino de la integración, construyendo un Vietnam rico y poderoso.

Nadie puede elegir el pasado, pero cada generación tiene el derecho y el deber de escribir el futuro. La generación joven de hoy, independientemente de su campo de actividad (ciencia, tecnología, cultura, economía o educación), todavía necesita comprender y apreciar la historia. Porque esa es la base sólida para que cada persona construya ideales de vida, fomente el carácter cívico y la responsabilidad. Estar orgullosos de nuestra historia nacional no es sólo elogiar los logros pasados, sino también iluminar el camino a seguir, para preservar los valores fundamentales que han hecho que Vietnam se mantenga firme frente a todas las tormentas.

La historia no sólo está en los libros o en los museos. La historia vive en cada casa comunal, en cada estela conmemorativa, en cada historia contada por quienes vivieron y lucharon por la independencia nacional. Y, sobre todo, la historia sigue presente en la vida de hoy, cuando los jóvenes continúan defendiendo ideales y viviendo de manera responsable hacia la comunidad y el país.

Cada 30 de abril, hileras de velas relucientes se encienden en los cementerios de los mártires, minutos de silencio delante de los monumentos, multitudes visitan en silencio las tumbas de los mártires heroicos... son prueba de la profunda gratitud de muchas generaciones actuales hacia los que han caído. Así es también como conservamos la llama de la historia, para transmitirla a las generaciones futuras.

El 50 aniversario de la gran victoria de la primavera de 1975 no es sólo una oportunidad para revisar una página de oro de la historia de la nación, sino también una oportunidad para mirar atrás a la trayectoria de desarrollo del país y al papel y la responsabilidad de cada ciudadano en el trabajo de construcción y defensa de la Patria. Más que nunca, necesitamos seguir fomentando el patriotismo, despertando el deseo de contribuir, promoviendo la creatividad, para que cada persona sea un “soldado” en el nuevo frente: el frente del conocimiento, del trabajo, de la creatividad para un Vietnam sostenible.

La victoria del 30 de abril será por siempre la bandera guía, el símbolo inmortal del patriotismo, de la aspiración a la independencia y a la libertad. No importa cuánto tiempo pase, no importa cuánto cambie el mundo , el valor y las lecciones de esa victoria histórica siempre permanecerán, como un recordatorio, una fuente de orgullo y también un llamado para nosotros, los niños de Vietnam, a permanecer firmes juntos en el viaje de construcción del país.

Así que abril no es sólo un mes de recuerdos, abril es también un mes de fe.

Fuente: https://baolamdong.vn/van-hoa-nghe-thuat/202504/moc-son-bat-diet-49a0032/