La economía de China ha caído en deflación después de que los precios al consumidor cayeran por primera vez desde principios de 2021, lo que pone de relieve los desafíos que enfrentan los responsables políticos para reactivar la demanda.
El índice de precios al consumidor (IPC) de China, un indicador clave de la inflación, cayó un 0,3 por ciento interanual en julio después de permanecer sin cambios en junio, mostraron datos oficiales publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS) el 9 de agosto.
El índice de precios al productor del país (IPP, una medida del precio de los bienes cuando salen de la fábrica) también cayó por décimo mes consecutivo al 4,4% respecto al año anterior, después de caer un 5,4% en junio.
China ha estado al borde de la deflación durante meses, ya que el gasto de los consumidores no se ha recuperado tan fuertemente como se esperaba, a pesar de que las autoridades levantaron las restricciones pandémicas desde principios de 2023.
“La economía china corre ahora un grave riesgo de caer en la deflación, lo que podría tener un impacto significativo en el crecimiento y la confianza del sector privado. El gobierno debe actuar con rapidez y decisión para sentar las bases del crecimiento y frenar la deflación antes de que el problema se descontrole”, declaró Eswar Prasad, experto en finanzas chinas de la Universidad de Cornell.
Después de levantar las restricciones por la Covid-19, las autoridades chinas han intentado aumentar la confianza en la economía recortando las tasas de interés y ofreciendo incentivos fiscales a las empresas, pero no han llegado a ofrecer medidas de estímulo importantes.
El debilitamiento de la demanda interna se ha convertido en un problema preocupante para la economía china. Foto: SCMP
La inflación promedio de los precios al consumidor desde principios de año ha sido de sólo el 0,5%, mucho menor que la tasa de inflación objetivo del gobierno del 3% para este año, dijo el NBS.
La meta de crecimiento del producto interno bruto de Beijing del 5% para 2023, la más baja en décadas, fue vista inicialmente como demasiado conservadora, pero meses de datos débiles han aumentado el pesimismo sobre las perspectivas de crecimiento del país.
La segunda economía más grande del mundo creció tan solo un 0,8 % en el primer semestre de 2023, mientras que los datos publicados el 8 de agosto mostraron que las exportaciones en julio cayeron un 14,5 % interanual, la mayor caída desde el inicio de la pandemia. Las importaciones también cayeron un 12,4 % interanual, la mayor caída desde enero.
Las cifras de inflación y comercio son “un reflejo de un menor poder adquisitivo y una débil confianza del consumidor”, dijo Dan Wang, economista del Banco Hang Seng con sede en Shanghai.
Los precios al consumidor en China se han visto gravemente afectados en los últimos años por el precio de la carne de cerdo (que cayó un 26 % en julio respecto al año anterior). La inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, aumentó un 0,8 % en julio.
Los precios al productor, impulsados principalmente por el costo de los productos básicos y las materias primas, se han mantenido en territorio negativo durante los últimos 10 meses, mientras que la actividad manufacturera se ha contraído durante cuatro meses consecutivos, lo que refleja una menor demanda de las exportaciones de China.
China necesita más reformas y apoyo político para reactivar su economía mediante medidas como aumentar el gasto público, reducir las tasas de interés y los impuestos y mejorar la red de seguridad social para impulsar el consumo, dicen los analistas .
Nguyen Tuyet (Según SCMP, Financial Times)
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