
A la luz del atardecer, cerca del cruce de Na Cap, en el barrio de Thuc Phan, la imagen del Sr. Nguyen Thang y sus amigos discutiendo o participando en partidas rápidas de ajedrez se ha vuelto demasiado familiar. Mientras reflexionaba y ordenaba las viejas piezas con voz tranquila, el Sr. Thang compartió: «Todos los días, sobre las 5 o 6 de la tarde, vengo aquí. A veces me encuentro con viejos amigos, a veces con desconocidos, pero siempre que me encuentro con un oponente de "igual fuerza", me emociono. Cuando estoy contento, juego algunas partidas, pero cuando aún estoy emocionado, a veces juego hasta altas horas de la noche».
Para el Sr. Thang, el ajedrez no es un deporte ni una competición, sino una forma de mantener la mente despejada en la vejez. El tablero se abre, y los precisos movimientos de cada torre, cañón y caballo se convierten en un indicador de la serenidad, la experiencia y la filosofía de vida de una persona.
Justo en el centro del barrio de Thuc Phan, entre el ruido de los vehículos que pasan, un jugador más joven trae un color diferente. El Sr. Nong Trung Kien, de 37 años, un conductor de tecnología, a menudo aprovecha el tiempo de espera para que los clientes se unan a todos. Todavía sosteniendo un vaso de té helado, dijo: Jugar algunas partidas ayuda a mantenerse despierto, a no tener sueño, y también es divertido. Soy más joven que ustedes, aprendo muchas buenas jugadas. Hay días en que pierdo mucho, pero estoy feliz porque puedo entrenar mi mente y hacer más amigos. Hay muchos jóvenes como yo a quienes les gusta jugar al ajedrez y el número está aumentando. Vengo al ajedrez no solo por entretenimiento, sino también por su extraño atractivo, jugar a este juego puede entrenar la concentración, entrenar los reflejos e incluso ayudar a reducir el estrés en medio del ciclo laboral.

No había árbitro, ni tablero electrónico, ni aplausos del público. Solo había viejas sillas de plástico, tazas de té helado, una mesa improvisada en la acera y el familiar sonido de las piezas de ajedrez entrechocando. Sin embargo, fue esa simplicidad la que creó una fuerte atracción.
Según el Sr. Hoang Trung Son, Vicepresidente Permanente de la Federación Provincial de Ajedrez, el ajedrez callejero desempeña un papel único en la comunidad: a diferencia de las competiciones profesionales, el ajedrez callejero no se centra en puntuaciones ni logros. Brinda a los jugadores una sensación de relajación y bienestar, y es una de las formas más naturales de actividad comunitaria. Además, es un entorno propicio para difundir y expandir el movimiento ajedrecístico entre la gente.
De hecho, muchos atletas aficionados empezaron con mesas de ajedrez callejeras como esta. Algunos simplemente sintieron curiosidad al principio y luego se apasionaron sin darse cuenta. Otros, por diversión diaria, pasaron a los torneos de base del barrio y la provincia.
Hoy en día, Cao Bang ha cambiado: han surgido nuevas calles, han aparecido tiendas y cafeterías más modernas, y con ello, se ha producido un cambio en los hábitos de vida de los jóvenes. Sin embargo, los tableros de ajedrez callejeros aún persisten como una marca discreta en el ritmo de la vida urbana. Se puede decir que el ajedrez callejero es una pequeña muestra de la cultura del este de Asia, donde se respeta la inteligencia, donde los mayores demuestran su lucidez y donde las generaciones más jóvenes aprenden a ser pacientes y a pensar estratégicamente. Incluso en la era digital , cuando los teléfonos inteligentes pueden reemplazar todo el entretenimiento, las partidas de ajedrez en vivo y cara a cara aún conservan su valor. Es comunicación real, emociones reales y conexiones entre las personas. Para los trabajadores, especialmente para los conductores, los autónomos..., el ajedrez también es una forma de pausar el ciclo de ganarse la vida, de respirar, de pensar, de regenerar energías. Una partida de ajedrez dura quince minutos, pero a veces les ayuda a olvidar un día largo y agotador.

A pesar de su belleza cultural, muchos creen que el movimiento de ajedrez callejero aún carece de vínculos formales con clubes y torneos de base. Muchos tableros de ajedrez son "espontáneos" y funcionan con naturalidad, pero no se han convertido en actividades comunitarias verdaderamente organizadas.
El Sr. Hoang Trung Son reconoció: «Si sabemos aprovechar los recursos del movimiento callejero, podemos descubrir muchos talentos, especialmente entre los jóvenes». La Federación también está considerando modelos organizativos para crear un espacio más sano y organizado, donde los aficionados al ajedrez tengan la oportunidad de interactuar ampliamente. Algunos barrios han experimentado con el modelo de pequeños clubes de ajedrez, que funcionan periódicamente los fines de semana. Sin embargo, el número de participantes no es estable, ya que la mayoría de los jugadores aún prefieren los espacios abiertos, la improvisación y la libertad de la acera. Obviamente, el ajedrez callejero tiene su propia esencia, y preservar esa identidad es tan importante como impulsar el movimiento.
En medio de la explosión tecnológica, el auge del entretenimiento digital y la rápida urbanización, las partidas de ajedrez en la calle siguen existiendo como un "apoyo espiritual" para muchas personas. No es solo una batalla de ingenio, sino también un vínculo que conecta a la comunidad, donde se comparten historias cotidianas, donde la amabilidad se preserva en cada saludo, en cada apretón de manos después de cada partida. Todo esto crea un espacio tranquilo de vida urbana, donde la gente aún encuentra alegría no en las grandes cosas, sino en los pequeños momentos. Y quizás, ese sea también el valor más hermoso que aporta el ajedrez.
Fuente: https://baocaobang.vn/nhung-van-co-via-he-nhip-song-binh-di-giua-long-pho-nui-3182997.html










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