La verdad sobre el viaje para encontrar el origen de los niños 'robados' en Chile

La tecnología moderna ayuda a miles de chilenos, adoptados ilegalmente durante la era de Pinochet, a encontrar y contactar a sus familias biológicas después de décadas de separación.

Una foto de Vivi Haggren de niña en los archivos de la agencia de adopción.

De regreso a casa tras una excursión de pesca, Vivi Haggren, una sueca de 50 años de ascendencia chilena, escuchó una noticia sobre niños adoptados ilegalmente de Chile. Fue entonces cuando decidió que había llegado el momento de cumplir su anhelado sueño.

Viví Haggren fue adoptada por una pareja sueca cuando era bebé. Se sabe poco de ella en 1973, posiblemente debido a la inestabilidad política de la época. La única información proporcionada por la agencia de adopción sueca es que fue abandonada en un hospital y que su madre biológica la llamaba Luisa.

Durante su investigación, Haggren conoció Nos Buscamos, una pequeña organización no gubernamental con sede en Santiago que conecta a niños chilenos adoptados ilegalmente con sus familias biológicas. Desde su fundación en 2014, Nos Buscamos afirma haber ayudado a localizar, contactar y reunir a 400 familias, incluyendo niños como Haggren, cuya ascendencia es difícil de rastrear.

El auge de nuevas tecnologías más accesibles abre la posibilidad de que personas adoptadas como Haggren encuentren finalmente a sus familias, en búsquedas que abarcan continentes. En el centro de la campaña para rastrear los orígenes de los niños adoptados secuestrados en Chile no se encuentra un gigante de las pruebas genéticas como 23andMe, sino Nos Buscamos. Para reducir el tiempo y aumentar las probabilidades de éxito, la organización ha aprovechado un software de base de datos actualizado por los usuarios, las conexiones con las redes sociales y la inteligencia artificial en la recopilación y el filtrado de datos; todos ellos factores importantes que ayudan a completar la información que las pruebas de ADN a menudo no logran.

Según diversas fuentes, decenas de miles de niños chilenos fueron adoptados de manera irregular o ilegal a través de las redes de tráfico de bebés de la dictadura de Pinochet durante las décadas de 1970 y 1980. Las estimaciones llegan hasta los 20.000, mientras que Nos Buscamos cree que la cifra real podría acercarse a los 50.000.

Hace unos años, el gobierno chileno lanzó una iniciativa para recolectar muestras de ADN de familias que buscaban a sus hijos, pero la canceló rápidamente al estallar la pandemia de Covid-19. Nos Buscamos e Hijos y Madres del Silencio son las únicas organizaciones en Chile que realizan búsquedas activamente. En lugar de rastrear la genealogía general de las personas, como lo haría una empresa de pruebas genéticas, Nos Buscamos comienza buscando y recopilando datos oficiales, como fechas de nacimiento o historiales clínicos. Esto reduce significativamente la búsqueda a grupos más pequeños, quizás una comunidad o un hogar. Posteriormente, Nos Buscamos colabora con la empresa de pruebas genéticas MyHeritage para analizar a individuos seleccionados de estos grupos que podrían estar biológicamente relacionados con el niño adoptado.

Del Río, fundadora de Nos Buscamos, explicó que el primer paso es recopilar fuentes de datos oficiales antes de realizar cualquier prueba de ADN, lo que actualmente incluye más de 7000 registros. Si bien la información disponible suele ser escasa, Del Río indicó que la mayoría de los niños pueden obtener algunos datos, como su lugar de nacimiento, el nombre del hospital, su nombre de nacimiento y la información de contacto de la agencia de adopción. Sin embargo, las adopciones anteriores a menudo fueron ilegales, por lo que la información disponible suele ser limitada.

Esta valiosa información se desglosa en variables, y cualquier coincidencia entre los dos grupos genera una notificación por correo electrónico de la plataforma Nos Buscamos. «Al principio empecé con una libreta, pensando que no tendríamos más de 50 casos», comenta Del Río. «Pero a medida que acumulábamos casos, nos dimos cuenta de que necesitábamos desarrollar un software». Se trata de un programa bastante sencillo, pero optimizado para las necesidades específicas de la organización.

Del Río también da un ejemplo: En 2022, al leer un artículo de la revista People sobre adopciones ilegales en Chile, Scott Lieberman, un estadounidense de 42 años, comenzó a cuestionarse su propia historia. Sabía que había sido adoptado en Chile, pero desconocía las circunstancias. Se registró entonces en Nos Buscamos, organización que realizó una investigación y encontró a una posible pariente. Gracias al kit de prueba de ADN de MyHeritage que Nos Buscamos tenía a su disposición y a la muestra de ADN que Lieberman envió, los resultados mostraron, tras unas semanas, que eran medio hermanos. Sin Nos Buscamos, incluso si Lieberman se hubiera realizado la prueba de ADN él mismo, es muy probable que su media hermana no lo hubiera hecho, y el secreto de sus orígenes probablemente habría quedado oculto para siempre.

De vuelta en Suecia, Haggren, chilena de nacimiento, celebró recientemente su 50 cumpleaños. Disfrutó de una semana de pesca en un hermoso paraje costero del sur del país. Está a la espera de los resultados de la prueba de ADN realizada por Nos Buscamos en Chile. Haggren afirma que es probable que su familia biológica no quiera conocerla, ni siquiera que tenga intención de buscarla. Pero «solo quiero que sepan que tuve una vida maravillosa. Necesito saber qué pasó realmente. Eso es todo», concluye Haggren.

Fuente: https://baoquocte.vn/thuc-hu-hanh-trinh-tim-lai-nguon-goc-cua-nhung-dua-tre-bi-danh-cap-o-chile-230324.html