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Kylian Mbappé brilló con la camiseta de la selección francesa. |
Un líder. Un hombre que comprende la presión de estar en el Real Madrid. Un jugador con la suficiente madurez como para decir lo que el vestuario quiere decir pero teme decir.
El doblete que llevó a Mbappé a los 400 goles en su carrera fue un hito importantísimo. Lo logró a los 26 años. Más rápido que Messi. Más rápido que Cristiano. Pero lo más destacable no fue el gol. Fue la forma en que el delantero francés supo expresarse en el momento y contexto adecuados.
Dos partidos sin ganar para el Real Madrid generaron una ola de escepticismo. Una derrota ante el Liverpool. Un empate contra el Rayo Vallecano. Se habló mucho. Se exageró. Se atribuyó todo a una “crisis” inexistente. Y Mbappé no se quedó callado. Decidió hablar, directa y claramente.
En el Real Madrid, cuando no se gana, se habla mucho. Demasiado. La frase fue concisa. Lo suficientemente directa. Lo suficientemente contundente. Lo suficiente para acallar los rumores.
Mbappé no niega el problema. Admite que el Real Madrid ha jugado mal. Dice que el equipo necesita mejorar. Pero también reitera un hecho que se pasa por alto deliberadamente: el Real Madrid sigue líder de La Liga. El Real Madrid sigue entre los ocho primeros de la Champions League. El Real Madrid sigue siendo uno de los principales aspirantes al título en todas las competiciones. Una mala semana no es señal de un colapso. Es solo un pequeño tropiezo.
Mbappé entiende la cultura del Madrid. Sabe que el vestuario necesita una voz firme para generar confianza. Sabe que la prensa española puede convertir un pequeño rasguño en un escándalo. Mbappé sabe que dos malos partidos pueden desencadenar una crisis. Y elige el momento preciso para aparecer. Un doblete. Una victoria por 4-0. Un discurso breve pero contundente.
Tras recordarle la presión, Mbappé pasó a hacer una promesa: «Volveremos y ganaremos al Elche». El mensaje fue claro. Sin ambigüedades. Sin rodeos. Sin eludir su responsabilidad.
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Mbappé es diferente ahora. |
Mbappé no solo habla por sí mismo. Habla por todo el vestuario. Defiende a sus compañeros. Defiende a su entrenador. Defiende la imagen del Real Madrid antes de que los medios la distorsionen. Una cualidad que no todas las estrellas poseen.
Y tras esas palabras se esconde una actuación fenomenal. 400 goles a los 26 años. 18 en 16 partidos esta temporada. Mbappé es una pesadilla para cualquier defensa. Solo cuatro equipos han logrado contenerlo. Se acerca a Haaland en la lucha por la Bota de Oro europea. Está a punto de superar a Olivier Giroud como máximo goleador histórico de Francia.
Pero más importante que las cifras es la madurez. Mbappé ya no es el niño prodigio de antaño. Es el líder del ataque del Real Madrid. Es el abanderado de la selección francesa. Mbappé entiende la responsabilidad que conlleva el talento. Sabe que el fútbol de élite no se reduce solo a goles. También se trata de presión, dudas, rumores. Y Mbappé los afronta como alguien preparado para tomar las riendas.
La noche en París fue mucho más que un doblete. Fue una declaración de intenciones. Mbappé no solo quería marcar. Quería liderar. Quería defender. Quería reafirmar que el Real Madrid sigue siendo el equipo con más convicción de Europa.
Cuando una estrella se expresa con su juego y su voz, el vestuario la sigue. Mbappé lo está haciendo. Y el Real Madrid se beneficiará de su regreso.
Fuente: https://znews.vn/tieng-noi-thu-linh-mbappe-post1602896.html








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