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La selección de Brasil recibió una costosa lección

La derrota por 2-3 ante Japón en el partido amistoso de la noche del 14 de octubre puede haber herido a los brasileños, pero fue una medicina valiosa para Carlo Ancelotti antes de entrar en la etapa final de preparación para el Mundial de 2026.

ZNewsZNews15/10/2025

Brasil perdió inesperadamente 2-3 ante Japón en un partido amistoso en la noche del 14 de octubre.

En las brillantes noches de Tokio, el equipo amarillo y verde cayó, no porque sus oponentes fueran más prestigiosos, sino porque no estaban preparados. La segunda derrota con Carlo Ancelotti no solo puso fin a su racha invicta, sino que también expuso la creciente brecha entre las expectativas y la realidad.

Pero si miramos más de cerca, esto no es una tragedia. Es el reflejo más fiel del Brasil actual: hermoso, talentoso, pero incompleto.

La derrota normal de Brasil

A Ancelotti no le sorprendió. Rotaba proactivamente ocho posiciones en el once inicial, una decisión audaz pero necesaria.

El Mundial es un torneo corto, donde la estabilidad de hoy no garantiza la de mañana. Lesiones, forma, inspiración… todo puede cambiar en un instante. Un entrenador inteligente debe prever estas situaciones, y Ancelotti lo entiende: para llegar lejos, Brasil debe tener un plan B, debe saber perder para aprender.

Brazil anh 1

Brasil jugó bien en el primer tiempo, pero mal en el segundo.

El partido contra Japón fue una verdadera prueba, y los japoneses, como de costumbre, no dieron a nadie la oportunidad de aprender sin pagar el precio. La primera mitad pareció favorecer a Brasil cuando ganaba 2-0, pero el marcador fue engañoso.

De hecho, el partido fue bastante parejo, con el equipo azul incluso siendo mejor organizador en algunos momentos. Cuando Ancelotti probó una nueva defensa, esta se vio rápidamente erosionada por la alta presión, la velocidad y la disciplina de Japón.

Dos errores consecutivos de Fabricio Bruno, quien a regañadientes se convirtió en el centro de atención, y las fallas de Carlos Augusto ante Takefusa Kubo y Ritsu Doan, provocaron el colapso de la defensa brasileña en cadena. Pero culparlos es una forma superficial de verlo.

El problema es estructural: cuando los satélites alrededor de Casemiro y Bruno Guimarães no están lo suficientemente cerca como para ayudar a escapar de la presión, toda la defensa se vuelve frágil. Brasil pasa en largo, tiene menos posesión y pierde el ritmo de juego que es su fuerte.

Sin embargo, el partido tuvo algunos aspectos positivos. La presencia de Lucas Paquetá le dio a Brasil más profundidad en el mediocampo. Cuando él o Guimarães retrocedieron para sumarse a la construcción del juego, el equipo se volvió más flexible y creativo.

Los goles de Paulo Henrique y Gabriel Martinelli surgieron de jugadas intencionadas, donde la habilidad individual se fusionó con el pensamiento colectivo. Estos momentos demostraron que, a pesar de sus irregularidades, Brasil aún tiene talento de sobra; solo es cuestión de organización.

Pero a medida que el partido avanzaba hacia la segunda mitad, esa sensación desapareció. Se perdió el control junto con el ritmo. Brasil aceleró sus ataques, perdió la conexión entre líneas y permitió que los rivales explotaran los espacios con facilidad. Este era el límite que Ancelotti necesitaba superar: un equipo puede brillar en pocos momentos, pero para ganar un título, debe aprender a vivir a su propio ritmo.

Lecciones para Brasil

De hecho, esta derrota no dice mucho de Japón, un equipo que ya ha establecido su propio estilo de juego, sino más bien de Brasil. El equipo amarillo se encuentra en una fase de transición: aún conserva su clase individual, pero aún no ha encontrado la armonía colectiva.

Brazil anh 2

Ancelotti ciertamente aprendió muchas lecciones de la derrota contra Japón.

Ancelotti, quien construyó máquinas ganadoras en Milán y Real Madrid, sabe que para llegar lejos, necesita más que solo estrellas. El italiano necesita un mecanismo operativo coherente, un equipo que sepa reaccionar ante las dificultades.

Porque el Mundial no espera a nadie. Quedan pocos meses, y cada amistoso ya no es una prueba, sino una clase obligatoria. Nombres como Marquinhos, Militão, Douglas Santos o Gabriel Magalhaes volverán, y cuando lo hagan, el panorama defensivo estará más claro. Pero, sobre todo, Brasil debe aprender a aguantar, a controlar las emociones y el ritmo, algo que los japoneses acaban de demostrarles.

Ancelotti se fue de Tokio con la cara tranquila. No entró en pánico, porque sabía que derrotas como esta suelen ser más valiosas que las victorias. Muestran límites y abren caminos. Brasil, con su juventud y su ambición, aún tiene material suficiente para soñar. Pero los sueños solo se hacen realidad cuando saben afrontar la realidad, empezando por esta noche en Tokio.

Perder para mantenerse sobrio. Para Ancelotti, a veces el camino al Mundial debe pasar por algunos rasguños, para que cuando suban al podio, ya nada los haga temblar.

Fuente: https://znews.vn/tuyen-brazil-nhan-bai-hoc-dat-gia-post1593809.html


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