En la época feudal, la corte imperial estipulaba que los príncipes y princesas, tras su nacimiento, no serían criados por sus madres biológicas. En cambio, serían cuidados por nodrizas, también conocidas como niñeras.
¿Por qué a las concubinas no se les permitía cuidar de sus propios hijos?
Este requisito existe por cuatro razones principales.
En primer lugar, durante la época feudal, solo las familias ricas y poderosas podían permitirse contratar niñeras. Por lo tanto, contratar niñeras para cuidar a sus hijos se consideraba una forma de ostentar su riqueza y afluencia.
En segundo lugar, aunque las familias adineradas tienen el dinero para proporcionar comidas nutritivas a las nuevas madres, no todas tienen suficiente leche para amamantar a sus bebés. Por lo tanto, deben contratar nodrizas para asegurar que sus hijos estén bien alimentados y sanos.
En tercer lugar, la era feudal fue una época de dominación masculina e inferioridad femenina. La vida de una mujer dependía de su marido. Tras dar a luz, debía recuperarse rápidamente para poder seguir sirviendo a su esposo; de lo contrario, sería considerada culpable.
Para las familias adineradas con varias esposas, esto era aún más importante. Si una mujer estaba ocupada cuidando a los hijos y descuidaba a su marido, las probabilidades de caer en desgracia eran aún mayores.
Tras dar a luz, las concubinas confiaban sus hijos a niñeras para que los cuidaran. (Foto: Sohu)
En cuarto lugar, las luchas de poder dentro del palacio eran mucho más intensas que en otras familias comunes. Las consortes que daban a luz a príncipes o princesas veían su estatus elevado y eran mucho más respetadas. Si daba a luz a un hijo varón, sus posibilidades de convertirse en emperatriz eran aún mayores.
Por ello, para evitar que las fuerzas políticas los manipulen y controlen, el tribunal emitió una normativa que establece que los príncipes y las princesas no deben ser cuidados por sus madres biológicas, sino por niñeras privadas.
Ser niñera en palacio es un trabajo muy duro.
Según registros históricos, el emperador Puyi de la dinastía Qing tenía una nodriza llamada Wang Qiaoshi. Esta nació en una familia campesina pobre. Ante la falta de dinero, Wang Qiaoshi solicitó trabajar como nodriza de Puyi en la corte imperial.
Ser niñera de un príncipe y una princesa no es nada fácil; al contrario, es un trabajo muy duro. (Foto: Sohu)
Para convertirse en la nodriza del joven emperador, la Dama Wang tuvo que cumplir una serie de reglas estrictas. Primero, debía comer manitas de cerdo hervidas todos los días. Aunque le causaban náuseas, la obligaban a comerlas para asegurarse de tener suficiente leche para Puyi.
Posteriormente, a la señora Wang se le prohibió terminantemente ver a su hija, a pesar de que esta había nacido hacía poco. La razón esgrimida por la corte imperial fue que temían que la señora Wang amamantara a su hija, lo que provocaría que el joven emperador no tuviera suficiente leche. Posteriormente, su hija murió por falta de leche materna. Aún más inhumano fue que la corte le ocultara la muerte de la señora Wang, temiendo que afectara su salud mental y comprometiera la calidad de su leche materna para el emperador.
A través de la historia de Lady Wang, podemos ver que ser niñera de un joven emperador, príncipe o princesa no es nada fácil, sino extremadamente arduo. Sin embargo, Lady Wang, a pesar de conocer las dificultades, lo hizo porque necesitaba el dinero. Muchas personas, como ella, luchan con uñas y dientes por sobrevivir.
Quoc Thai (Fuente: Sohu)
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