1. La gente sabia no chismea
Los antiguos enseñaban: «Las manos ociosas son el taller del diablo». Este dicho significa que, si las personas tienen demasiado tiempo libre, suelen hacer cosas malas, una de las cuales es entretenerse con los chismes de los demás.
Las personas inteligentes y con conocimiento siempre valorarán su tiempo y no lo malgastarán en cosas inútiles. En lugar de hablar mal de los demás, se centrarán en aprender y superarse para progresar.
Una persona inteligente y con conocimiento siempre valorará su tiempo y no hará cosas inútiles. Foto ilustrativa.
2. La gente sabia no miente
Una persona recta no hace cosas turbias, una persona honesta no miente. Una persona sabia es honesta y nunca hará nada que avergüence su conciencia.
Por eso no engañan a nadie para su propio beneficio. Porque entienden que las mentiras a veces no buscan dañar a otros, sino divertirse y presumir, pero a veces pueden acarrearles desastres. Ya sea con buenas o malas intenciones, la mentira crea karma, daña la reputación y nos degrada.
Además, es muy difícil para quien ha mentido dejar de mentir. Porque, para encubrir las mentiras, se ve obligado a acumular más mentiras. Esto es como un charco de lodo: cuanto más se hunde, más termina hundiéndose en resultados no tan buenos.
3. La gente sabia no cuenta sus quejas y disgustos hacia los demás.
En este mundo no faltan personas a quienes les gusta escudriñar a los demás para quejarse de cosas con las que no están satisfechos.
Si te haces amigo de ellos, un día, cuando sientan que algo no está bien contigo, también hablarán mal de ti a tus espaldas.
4. El hombre sabio no habla palabras blasfemas ni arrogantes.
Vivir sin humildad puede fácilmente traer desastres. No importa cuán grandes o pequeños sean tus logros, si presumes, te vuelves arrogante e intimidas a los demás, no podrás obtener un buen resultado.
Una persona verdaderamente sabia siempre estará a la defensiva, nunca presumirá, nunca se revelará, e incluso cederá ante los demás. Es humilde y oculta sus talentos, pero siempre es respetada, elogiada y apreciada por los demás.
5. El hombre sabio no habla, pero tampoco se queja.
Lu Xun dijo una vez: "Normalmente la gente empieza a quejarse, pero todo empeorará en la dirección de sus quejas".
Quejarse no te ayuda mucho. Quejarse es como echarte agua en los zapatos. Solo te hará sentir peor.
En lugar de quejarte, mejor mírate a ti mismo. En lugar de quejarte de la oscuridad, deberías avanzar hacia la luz.
Quejarse no ayuda mucho. Foto ilustrativa.
6. La gente sabia no cuenta las historias vergonzosas de los demás.
Todos tenemos cosas vergonzosas que no queremos contarle a nadie. Si no quieres que se expongan tus cosas malas, es mejor no hablar de las cosas vergonzosas de los demás.
Aunque conozcas los defectos y asuntos privados de los demás, no hables de ellos a la ligera. Saber cómo salvar las apariencias es ganarse la propia reputación.
7. El hombre sabio no se jacta.
Los fanfarrones suelen estar llenos de vanidad. A estas personas les suele encantar presumir, pero cuando se les da la oportunidad, demuestran que son solo recipientes vacíos que hacen mucho ruido.
Una persona verdaderamente talentosa siempre mantiene una actitud humilde. Cuando está decidida a lograr algo, trabaja con discreción, sin exagerar para que los demás lo sepan. Entiende que hablar primero no le hará avanzar.
En lugar de ser ruidosos y descarados, trabajarán con constancia y se convertirán en personas confiables.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/7-dieu-nguoi-khon-ngoan-khong-bao-gio-noi-ra-nhung-ke-dai-kho-thuong-treo-o-mieng-17224092715304364.htm
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