La mayor superficie de daños causados por incendios forestales registrada hasta ahora en Canadá fue de 7,3 millones de hectáreas en 1989.
Según el Centro Interinstitucional Canadiense de Incendios Forestales (CIFFC), en lo que va de año se han declarado en el país un total de 4088 incendios forestales, algunos de los cuales han quemado cientos de miles de hectáreas. Muchos de estos incendios se consideran fuera de control debido a su magnitud y al gran número de incendios que ocurren simultáneamente.
La mayoría de estos incendios se originaron en zonas boscosas alejadas de las zonas residenciales, pero aun así causaron graves consecuencias ambientales. Más de 150.000 residentes fueron desplazados debido al impacto de los incendios.
En declaraciones a AFP, el investigador Yan Boulanger, del Ministerio de Recursos Naturales de Canadá, afirmó que los incendios forestales han continuado desde principios de mayo y que los daños reales son mucho más graves de lo previsto. Al 15 de julio, unos 906 incendios seguían activos en provincias y ciudades de todo el país, de los cuales unos 570 se consideraban fuera de control.
El epicentro de los incendios forestales también se ha desplazado en los últimos meses. En mayo, cuando Canadá entró en la temporada seca con un alto riesgo de incendios forestales, la provincia occidental canadiense de Alberta se convirtió en el epicentro de incendios forestales sin precedentes.
Unas semanas después, la provincia de Nueva Escocia, con temperaturas templadas, y la ciudad de Quebec registraron incendios masivos, cubiertos de humo, que incluso afectaron partes del vecino Estados Unidos. Desde principios de julio, los incendios forestales se han agravado en la Columbia Británica; en tan solo tres días, se han declarado más de 250 incendios, la mayoría causados por rayos.
La mayor parte de Canadá se enfrenta a una grave sequía, con meses de precipitaciones inferiores a la media y altas temperaturas. Los científicos afirman que el país se está calentando más rápido que el resto del planeta debido a su geografía, así como a los efectos del cambio climático, que está provocando que los fenómenos meteorológicos extremos se vuelvan más frecuentes e intensos.
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