La falta de sueño, incluso solo 1 hora por noche, puede provocar un aumento del azúcar en sangre a través de los siguientes efectos:
Activación de la respuesta al estrés

La falta de sueño de tan solo 1 hora por noche puede dificultar el control del azúcar en sangre en los diabéticos.
ILUSTRACIÓN: IA
Según el sitio web de salud Healthline (EE. UU.), una investigación publicada en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism muestra que reducir la duración del sueño entre 60 y 90 minutos por noche durante una semana aumenta significativamente el azúcar en sangre en ayunas y reduce la sensibilidad a la insulina.
Se cree que la causa es que la falta de sueño aumenta la actividad del sistema nervioso simpático e incrementa la secreción de cortisol, una hormona del estrés que ayuda a movilizar la glucosa del hígado a la sangre.
El cortisol ayuda al cuerpo a afrontar mejor el estrés a corto plazo. Sin embargo, cuando se mantiene en niveles elevados durante un tiempo prolongado debido a la falta de sueño, puede provocar fácilmente resistencia a la insulina, lo que dificulta la entrada de glucosa a las células. Si esta condición se prolonga, las personas con esta condición pueden desarrollar fácilmente intolerancia a la glucosa y progresar a diabetes tipo 2.
Trastornos del ritmo circadiano
Cuando la duración del sueño se acorta o se desincroniza con el reloj biológico, los genes que regulan el metabolismo de la glucosa en las células hepáticas y musculares también se desincronizan. Esto reduce significativamente la capacidad de las células para responder a la insulina.
En concreto, la falta de sueño altera el ciclo de melatonina-cortisol del organismo, lo que provoca una disminución significativa de la sensibilidad a la insulina tras solo unas pocas noches con menos de 6 horas de sueño. En las personas con diabetes, esto puede aumentar la glucemia matutina, incluso sin modificar su dieta.
Efectos sobre las células beta pancreáticas
Las células beta del páncreas son responsables de la producción de insulina. Sin embargo, este proceso depende en gran medida de la energía celular y la actividad mitocondrial. La privación crónica de sueño provoca estrés oxidativo y daño mitocondrial en las células beta, lo que resulta en una marcada reducción de la secreción de insulina.
Además, la privación de sueño también altera la expresión de genes relacionados con la síntesis de insulina, como INS y PDX1. Como resultado, el cuerpo no responde lo suficiente a la insulina para controlar la glucosa después de las comidas.
Impacto en el comportamiento alimentario
La falta de sueño no solo afecta a las hormonas y al metabolismo, sino que también altera los hábitos alimenticios. Cuando se duerme menos de seis horas por noche, aumenta la hormona grelina, que estimula el hambre, mientras que disminuye la leptina, la hormona de la saciedad. Como resultado, las personas con falta de sueño tienden a tener antojos de alimentos ricos en azúcar y almidón, lo que incrementa el riesgo de hiperglucemia.
Mejora el sueño
Para estabilizar el azúcar en sangre, es necesario dormir lo suficiente. Los adultos deben dormir entre 7 y 9 horas por noche para mantener una buena salud metabólica. Según Healthline, las personas con diabetes deben prestar atención no solo a la cantidad, sino también a la calidad del sueño, como acostarse a la misma hora y evitar el café o el alcohol cerca de la hora de dormir.
Fuente: https://thanhnien.vn/chi-thieu-ngu-1-gio-dem-cung-co-the-lam-tang-duong-huet-185251109215438594.htm






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