1.Explora antiguos palacios marcados por el tiempo
La majestuosa belleza del Palacio de Hofburg (Fuente de la foto: Recopilada)
Uno de los lugares más destacados que no debe perderse al viajar a Innsbruck es el Palacio de Hofburg. Esta fue la residencia de la poderosa familia Habsburgo, famosa por su magnífica arquitectura barroca. Los salones profusamente decorados, los techos elaborados y los interiores dorados recrean la grandeza del antiguo imperio. Al entrar, se siente como si hubiera regresado a una época dorada donde todo rezuma lujo antiguo.
No muy lejos del Hofburg se encuentra el Castillo de Ambras, enclavado en una exuberante colina. Las visitas guiadas de Innsbruck le llevarán por calles arboladas hasta este castillo del siglo XVI. Ambras fascina a los visitantes con su colección de armaduras, armas y retratos excepcionales, que narran historias de caballeros, condesas y fastuosas fiestas en sus frescos pasillos de piedra.
2. Viaje a Innsbruck en el corazón del casco antiguo y la vida moderna.
El casco antiguo de Innsbruck es donde el pasado y el presente se funden en uno (Fuente de la foto: Collected)
El casco antiguo de Innsbruck es un lugar donde el pasado y el presente se funden en un todo hermoso. Las casas de colores pastel con sus distintivos techos de tejas rojas y sus sinuosas calles adoquinadas invitan al viajero a caminar. Paseando por aquí, comprenderá por qué el turismo en Innsbruck siempre fascina a los amantes de la belleza clásica.
El símbolo más destacado es el Goldenes Dachl, la Cúpula Dorada, un balcón decorado con más de 2600 relucientes azulejos bañados en oro. Bajo la luz del sol, la cúpula resplandece como un tesoro en el corazón de la ciudad. Viajar a Innsbruck no se trata solo de admirarla, sino también de tomar un café en una acogedora cafetería, escuchar el sonido de los carruajes tirados por caballos en la calle y sentir el ritmo de vida tranquilo pero a la vez sofisticado.
Mientras tanto, la zona de Maria-Theresien-Strasse es más moderna, pero aún conserva su antiguo encanto austriaco. Es una animada calle comercial donde se pueden encontrar fácilmente marcas de renombre mundial , junto con encantadoras tiendas familiares que venden chocolate, recuerdos o trajes tradicionales tiroleses.
3. Viaje para conquistar la cordillera Nordkette
La legendaria línea de teleférico Nordkettenbahn llega a la cordillera Nordkette (Fuente de la foto: Collected)
Lo que hace a Innsbruck tan especial es la posibilidad de tocar los Alpes a solo unos minutos del centro. Puedes tomar el legendario teleférico Nordkettenbahn, que parte de la estación Hungerburg, diseñada por Zaha Hadid, con su moderna forma que recuerda a la nieve derretida.
Tras solo 20 minutos, los visitantes se encontrarán en Hafelekar, a más de 2300 metros de altitud. Desde aquí, el panorama de Innsbruck es diminuto, como una imagen al pie de la montaña, con verdes colinas, tejados rojos y el sinuoso río Inn, que brilla con un destello plateado. Así es el turismo en Innsbruck: tomar un café en el casco antiguo y conquistar la imponente cima de la montaña en una misma mañana.
En invierno, Nordkette se transforma en un paraíso para el esquí y el snowboard, con desafiantes pistas para los profesionales. Pero incluso quienes solo quieran ver la nieve lo encontrarán una experiencia maravillosa, mientras el sol se pone tras las cimas de las montañas, tiñendo el cielo de un surrealista rosa-morado.
4. La naturaleza verde y fresca del verano.
Senderismo por el famoso sendero Zirbenweg (Fuente de la foto: Recopilada)
Viajar a Innsbruck no solo en invierno nevado, sino también en verano es sumamente encantador. Cuando la nieve se derrite, los verdes campos y las laderas cubiertas de flores silvestres lucen radiantes. Las rutas de senderismo alrededor de Innsbruck llevan a los viajeros a un mundo de antiguos pinares, refrescantes cascadas y prados con el aroma de la hierba.
Mucha gente viene a Innsbruck para practicar ciclismo de montaña o senderismo por la famosa ruta Zirbenweg, que bordea la ladera del Patscherkofel. Desde aquí, se puede contemplar el verde intenso del valle del Inn, los pequeños pueblos que lo salpican como joyas, y el aire fresco despierta todos los sentidos. Viajar a Innsbruck en verano es como una sinfonía de frescura que te aleja del bullicio de la ciudad para sumergirte en la naturaleza pura.
5. Fiestas tradicionales con fuerte identidad tirolesa
Innsbruck también ofrece experiencias únicas (Fuente de la foto: Collected)
La región del Tirol es famosa por sus largas tradiciones y su rica cultura popular. Visitar Innsbruck es una oportunidad para disfrutar de sus coloridos festivales y música tradicional.
En verano, los festivales de música folclórica resuenan con el sonido de los acordeones y el distintivo Alpenhorn. Bailarines tiroleses con coloridos trajes tradicionales, como faldas plisadas, chalecos bordados y sombreros de plumas, llenan las calles de un ambiente festivo. Visitar Innsbruck esta temporada ofrece la oportunidad de acercarse a los lugareños, participar en las coloridas ferias campesinas y saborear quesos de montaña, embutidos ahumados y cervezas locales.
También hay eventos especiales como el festival de Krampus en diciembre. Personas vestidas con disfraces diabólicos desfilan por el casco antiguo, recreando la antigua leyenda de Krampus, el castigador de los niños traviesos. Este folclore es a la vez escalofriante y fascinante, y realza la identidad tirolesa en el corazón de los visitantes.
Deja que una mañana tomes un café en el casco antiguo escuchando las campanas de la iglesia a lo lejos, y al mediodía, sube a la cima del Hafelekar y contempla las nubes que se deslizan bajo tus pies. Deja que las sinuosas calles de piedra, los tejados antiguos y el aire fresco te reconforten. Viajar a Innsbruck es una invitación apasionante para quienes aman explorar y apreciar la auténtica belleza.
Fuente: https://www.vietravel.com/vn/am-thuc-kham-pha/du-lich-innsbruck-v17448.aspx
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