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Utilizar el periodismo para hablar de la enseñanza

Utilizar el periodismo para hablar de la enseñanza es una forma de promover una cultura de responsabilidad social. No podemos esperar un mejor entorno educativo si los problemas existentes se ocultan siempre tras estadísticas o informes de rendimiento.

Báo Quốc TếBáo Quốc Tế19/11/2025

Una vez, al final del curso de Géneros Periodísticos, un estudiante me preguntó: "¿No te preocupa tener que dejar siempre tu nombre real debajo de los artículos que critican la educación ?".

Dùng nghề báo để nói về nghề dạy
Los estudiantes hicieron la pregunta al autor durante un seminario. (Foto: VHP)

Aunque de repente me eché a reír y respondí inmediatamente: «Si un profesor tiene miedo de decir la verdad, ¿a quién más puede enseñar?», esa pregunta me siguió rondando la cabeza durante muchos días después, dando vueltas en mi cabeza.

En el estrado, el profesor se siente responsable al enfrentarse a las miradas expectantes de los alumnos.

En el periódico, el escritor siempre tiene en mente la mirada escéptica de los lectores. Unos quieren aprender lo correcto; otros, la verdad. Y cuando escribimos sobre educación, tanto lo correcto como la verdad se entrelazan.

En teoría, la escuela es un lugar para el conocimiento. Pero la vida real es mucho más compleja. Hay temas que tememos abordar, por miedo a ofender a nuestros compañeros, afectar nuestro desempeño o cruzar límites invisibles.

A veces mis colegas se recuerdan en broma que tengan cuidado con sus palabras y acciones, no vaya a ser que las publique en el periódico. Otros me apartan y me dicen con voz sincera y baja: «Por favor, escribe con moderación; toda profesión tiene sus pros y sus contras».

Sí, toda profesión tiene su gloria y también sus aspectos oscuros que quienes la ejercen prefieren no mencionar. Pero si quienes la ejercen no comparten sus opiniones, no alzan la voz para contribuir de forma constructiva y no están dispuestos a afrontar sus defectos y errores, ¿cómo pueden tener un futuro sostenible?

Si los docentes temen decir la verdad, ¿quién enseñará a los estudiantes a decirla? ¿O acaso nos limitamos a señalar las verdades de otras profesiones, favoreciendo a la docencia? Por lo tanto, la crítica a la educación exige, más que nunca, de nosotros el valor de mantener la honestidad.

El periodismo es una forma de reflexionar sobre la profesión docente, y viceversa. Cuando comencé a escribir artículos críticos sobre temas educativos, me di cuenta de que abordar directamente los problemas más acuciantes no solo es un derecho de los lectores, sino también una responsabilidad de la profesión.

Cada historia, cada ejemplo documentado, lleva consigo la voz de quienes lo vivieron en primera persona. Reflejan la realidad, contribuyendo así a moldear nuestra percepción y comportamiento.

Irónicamente, en muchos entornos educativos, admitir deficiencias o limitaciones a veces se considera “problemático”. Los docentes, los directivos o las agencias de gestión, en su mayoría, tienen sus propias presiones: desde el rendimiento de los estudiantes y los criterios de competencia hasta la evaluación social.

En este contexto, mirar directamente a la verdad y criticarla se convierte en un acto valiente y arriesgado. Pero es precisamente ese riesgo lo que crea el valor de una voz crítica.

El poder del periodismo reside no solo en la narración de historias, sino también en su capacidad para crear un foro público. Al escribir sobre educación, siempre me digo: más allá de reflejar un acontecimiento, cada artículo es también un recordatorio, una sugerencia para cambios positivos en el futuro.

En este sentido, periodistas y docentes tienen más en común de lo que pensamos. Ambas profesiones se enfrentan a las exigencias de la honestidad; ambas están sujetas a la presión de la opinión pública, de los colegas y de sí mismas.

Si el periodismo ayuda a analizar, reflexionar y cuestionar, la docencia ayuda a formar valores y a fomentar el pensamiento crítico. Al combinarse, estas dos perspectivas generan una fuerza sinérgica: el periodismo democratiza la educación; la docencia, a su vez, proporciona al periodismo una fuente de experiencias y emociones auténticas.

Utilizar el periodismo para hablar sobre la profesión docente es también una forma de promover una cultura de responsabilidad social. No podemos esperar un mejor entorno educativo si los problemas existentes se ocultan siempre tras estadísticas o informes de rendimiento.

Toda profesión tiene su lado oscuro, pero cuando lo miramos con ojo crítico y valentía, esos lados oscuros dejan de ser manchas negras invisibles y se convierten en material para la mejora, generando un impulso para el desarrollo.

Fuente: https://baoquocte.vn/dung-nghe-bao-de-noi-ve-nghe-day-334898.html


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