Con el Manchester United sumido en una crisis constante, el doblete de Mount contra el Athletic de Bilbao en el partido de vuelta de la semifinal de la Europa League fue una declaración contundente. No de boca de los locuaces directores ejecutivos. Ni de entrevistas cuidadosamente preparadas. Sino en el lenguaje más puro del fútbol: goles decisivos.
De las cenizas de la duda
55 millones de libras. Una cifra que en su día fue un peso enorme para Mount. Una inversión enorme para un jugador que muchos creían que ya había pasado su mejor momento. El club gastó el dinero, la afición esperó, pero el físico del jugador no estuvo a la altura de las expectativas.
19 minutos de fútbol europeo antes de la llegada de Ruben Amorim: un rendimiento increíblemente pobre para un fichaje de gran éxito. La lista de lesionados de Mount es tan larga que podría llenar una tesis médica. Mientras tanto, el icónico número 7, que alguna vez usaron Eric Cantona, David Beckham y Cristiano Ronaldo, parece demasiado pesado para sus delgados hombros.
Pero eso fue antes de que apareciera Rubén Amorim.
La relación entre jugador y entrenador a veces es crucial. Si Erik ten Hag no supo usar a Mount, Amorim parecía haber nacido para liberar el potencial del centrocampista inglés. "Lo adoro", una simple pero contundente confesión del técnico portugués tras la victoria por 4-1 sobre el Bilbao.
Mason Mount marcó dos veces en la victoria del MU por 4-1 sobre Bilbao en el partido de vuelta de la semifinal de la Europa League. |
No es amor ciego. Es respeto por un auténtico profesional que conoce bien el 3-4-2-1 gracias a su experiencia trabajando con Thomas Tuchel en el Chelsea. Es admiración por un profesional que prefiere el sudor a las lágrimas, la práctica a las quejas.
El verano pasado, mientras sus compañeros tomaban el sol en la playa, Mount financió un campamento de entrenamiento privado en Portugal. Esta preparación discreta, a ojos de Amorim, valía más que cualquier trofeo. Reflejaba una cualidad poco común en el fútbol moderno: un deseo ardiente que nunca se descontrola.
Las lágrimas valen la pena
Ver a toda la banca del United poniéndose de pie para celebrar el segundo gol de Mount bajo los focos de Old Trafford lo decía todo. Era más que la alegría de la victoria. Era el reconocimiento a un compañero que había superado el temporal.
Joshua Zirkzee, quien se recupera de una lesión, corrió a abrazar a Mount después del partido. Esa imagen probablemente hizo llorar a muchos aficionados. Porque en el cruel mundo del fútbol profesional, el verdadero espíritu de equipo siempre es la medicina más preciada.
Tras el partido, Mount y Luke Shaw se quedaron en Old Trafford, jugando al fútbol con el hijo de Shaw en un ambiente tranquilo. Un momento conmovedor de la vida cotidiana tras 90 tensos minutos. El rostro de Mount reflejaba una sonrisa de alivio. "Momentos como este merecen la pena esperar", escribió en redes sociales. "Solo espero que la próxima vez no sea tan tarde".
Mason Mount está de vuelta. |
No se equivoquen: 28 minutos de excelencia no pueden disipar todas las dudas. Dos goles no justifican 55 millones de libras. El Manchester United aún tiene un largo camino por recorrer, y Mason Mount aún tiene que demostrar que esta no es una llama que se apaga antes de extinguirse.
Pero en Old Trafford, presenciamos algo más valioso que la victoria: el renacimiento del talento, la recompensa de la fe y el poder de la perseverancia. En el clima negativo que impregna el fútbol moderno, la historia de Mount es un recordatorio de los valores fundamentales que hacen de este deporte una experiencia tan perdurable.
Amorim está construyendo el Manchester United del futuro. Y quizás Mount, con todos sus defectos y potencial, sea la primera piedra de esa construcción. No porque sea perfecto, sino por su resiliencia. No porque la ex estrella del Chelsea siempre brille, sino porque nunca ha renunciado a su derecho a brillar.
Quizás ese sea el valor real de 55 millones de libras.
Fuente: https://znews.vn/mason-mount-su-hoi-sinh-dang-gia-55-trieu-bang-post1552220.html
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