En una carta a la comunidad industrial y comercial del 13 de octubre de 1945, el tío Ho escribió: «Mientras otros sectores de la nación se esfuerzan por lograr la independencia total del país, la comunidad industrial y comercial debe trabajar para construir una economía y unas finanzas estables y prósperas. El gobierno popular y yo apoyaremos incondicionalmente a la comunidad industrial y comercial en esta labor... Una economía nacional próspera significa que los negocios de los emprendedores prosperan. Por lo tanto, espero que la comunidad industrial y comercial se esfuerce por aconsejar a los industriales y comerciantes que se unan rápidamente al grupo de rescate industrial y comercial, y que juntos inviertan capital en beneficio de la nación y el pueblo».
Palabras sencillas, pero que contienen un mensaje de principios: la construcción del país no puede realizarse sin el papel del empresariado. El Estado no los “reforma” ni los “gestiona”, sino que los acompaña y los apoya.
En aquella época, muchos cuadros revolucionarios provenían de orígenes campesinos y obreros, por lo que sus opiniones sobre la "burguesía" todavía eran reservadas, incluso antagónicas. Pero el presidente Ho Chi Minh no sólo superó los prejuicios de clase, sino que también vio en los empresarios una fuerza patriótica especial: conocedores, ricos en capital, autosuficientes y, si eran dirigidos adecuadamente, se convertirían en una poderosa fuerza constructora de la nación.
El Politburó emitió la Resolución No. 68-NQ/TW, identificando al sector privado como la fuerza impulsora más importante de la economía. Este cambio no es sólo un ajuste de política sino también una fuerte continuación del legado del presidente Ho Chi Minh.
Entre más de 940.000 empresas en funcionamiento, el sector económico privado, centrado en las pequeñas y medianas empresas (que representan alrededor del 98% del total de empresas), siempre desempeña un papel muy importante en el desarrollo socioeconómico. La economía privada contribuye con más del 50% del PIB, el 30% de los ingresos totales del presupuesto estatal y crea más de 40 millones de puestos de trabajo (lo que representa más del 82% del número total de trabajadores de la economía). Por lo tanto, asignar oficialmente el papel de "la fuerza motriz más importante de la economía" al sector económico privado es una decisión oportuna.
Es evidente que la Resolución Nº 68-NQ/TW no es un punto de inflexión discreto, sino un hito importante en un largo camino que se originó a partir de la visión del Presidente Ho Chi Minh. Sembró las semillas cuando el país aún estaba en su infancia, y hoy esas semillas están floreciendo en una nueva era de la economía de Vietnam.
Los emprendedores de la era 4.0 ya no tienen que preocuparse por "reformar la burguesía" como antes, pero se enfrentan a nuevos desafíos: la competencia global, la presión de la transformación digital, las exigencias de un desarrollo sostenible... En ese camino, el espíritu que transmitió el presidente Ho Chi Minh sigue siendo la brújula: preservar la cultura nacional, anteponer los intereses de la comunidad a las ganancias a corto plazo y mantenerse fieles a la aspiración de servir a la nación. Lo que necesitan las generaciones de empresarios y el sector económico privado no son quizá sólo buenas políticas sino también confianza, reconocimiento y estímulo oportunos del Estado y de la sociedad. Y, mirando hacia atrás, el tío Ho fue la primera persona en hacerlo, allá por 1945.
Las reflexiones de Ho Chi Minh sobre los empresarios nunca han sido antiguas, porque se basan en la moral, la práctica y la fe en las personas. En el viaje de innovación actual, si podemos despertar ese espíritu, el sector privado no sólo será la fuerza impulsora sino también el pilar de un Vietnam desarrollado, independiente y próspero en la nueva era.
Fuente: https://www.sggp.org.vn/nen-mong-thuc-day-kinh-te-tu-nhan-phat-trien-post795450.html
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