GĐXH - Los niños criados por padres con baja inteligencia emocional (EQ) crecen teniendo dificultades para comunicarse y controlar sus emociones.
Jasmine, de diez años, yacía sola en su cama, feliz de estar «aislada» del mundo exterior tras puertas cerradas. «Podría suceder», susurró para sí misma, algo que solo ella sabía.
En el fondo, siempre deseó que sus padres actuales no fueran sus padres biológicos y que sus verdaderos padres estuvieran en algún lugar y aún no hubieran venido a buscarla.
Entonces, un día, tocarán el timbre de esta casa, apareciendo con un aspecto pulcro y rostros amables y gentiles.
Explicarán a sus padres actuales que Jasmine fue entregada por error a la familia equivocada al nacer y que, en realidad, Jasmine les pertenece a ellos.
Luego la trajeron de vuelta a casa, un verdadero hogar donde se sintió amada, protegida y cuidada.
Jasmine no sabía si era real o simplemente la fantasía de una niña de 10 años.
De hecho, esto es solo el comienzo de su lucha interna, porque lo que Jasmine tiene que soportar en este supuesto "hogar" es de lo que vale la pena hablar.
Los padres de Jasmine eran, en general, muy buenos con su hija. Trabajaban duro y le proporcionaban una vida cómoda con una casa donde vivir, comida, ropa y juguetes.
Va al colegio todos los días y hace los deberes todas las tardes. Jasmine tiene muy buenas amigas en el colegio y le apasiona el fútbol. En resumen, es una niña muy afortunada.
A pesar de su buena fortuna y de tener padres amorosos, Jasmine siempre se sintió sola en su propia casa.
¿Cómo conoce una niña de 10 años la palabra "soledad"? ¿Por qué se siente así?
La respuesta es increíblemente simple: Jasmine fue criada por padres con baja inteligencia emocional (IE) y creció con negligencia emocional por parte de sus padres durante toda su infancia.
La vida familiar es la primera escuela que nos enseña lecciones sobre inteligencia emocional. Los padres con alta inteligencia emocional ayudan a sus hijos a aprender lecciones positivas desde temprana edad. Los padres con baja inteligencia emocional tendrán un impacto significativo en el desarrollo de sus hijos, tanto intelectual como físico.
La falta de inteligencia emocional en los padres no solo afecta negativamente el desarrollo emocional de los hijos, sino que también es la causa de muchos comportamientos negativos en la infancia. [Foto ilustrativa]
La Universidad de Harvard llegó a la conclusión de que la capacidad de una persona para tener éxito en la vida depende en un 20% del coeficiente intelectual (CI), mientras que la inteligencia emocional (IE) representa el 80%.
Los investigadores identifican cinco aspectos de la inteligencia emocional: la capacidad de reconocer las emociones, la capacidad de gestionar las propias emociones, la capacidad de tolerar el fracaso, la capacidad de comprender las emociones de los demás y la capacidad de gestionar las relaciones interpersonales.
Aquí se presentan señales típicas de que ambos padres tienen baja inteligencia emocional:
¡Presume de tu hijo en todas partes!
Como se mencionó anteriormente, muchos padres tienen la costumbre de contarles a los demás los logros de sus hijos, ya sea algo tan pequeño como el título que obtuvieron en la escuela o algo tan importante como encontrar un buen trabajo al incorporarse al mundo laboral. Esta mentalidad es totalmente comprensible.
Pero, como padres, debemos comprender que no a todo el mundo le gusta verte tener cada vez más éxito.
No se puede saber la verdad con solo mirar a la gente. Hay quienes te sonríen de frente, pero a tus espaldas nunca sabes qué historias inventarán sobre ti y tus hijos.
Además, no es seguro que los padres comprendan realmente el trabajo y el contenido del trabajo que realizan sus hijos.
Si presumes de lo bueno que es tu hijo, especialmente en el trabajo, no solo despiertas la envidia de los demás, sino que también atraes a un grupo de personas que buscan ayuda o quieren aprovecharse.
Las pequeñas cosas no suponen un problema, pero ¿y si esas peticiones pudieran afectar al trabajo de tu hijo/a?
Si no ayudas, te convertirás en blanco de críticas por parte de los demás, y si ayudas, lo más probable es que influyas en tu hijo.
Por lo tanto, cuando los niños logran éxitos, los padres deberían evitar llamar la atención; eso es lo más sensato.
Siempre examinando todo con lupa.
Los padres siempre aman a sus hijos y tienden a preocuparse por todo lo que hacen.
Sin embargo, los padres con baja inteligencia emocional tienden a preocuparse en exceso, llegando incluso a ser quisquillosos. Por lo tanto, siempre se sienten insatisfechos con sus hijos y se vuelven difíciles y quejosos.
Esto conlleva la consecuencia de que la relación entre padres e hijos fácilmente se vea comprometida.
Los niños que viven en un entorno así se ven influenciados de forma natural y tienden a actuar como sus padres, volviéndose entrometidos, mirando siempre a los demás con ojos críticos y teniendo dificultades para entablar buenas relaciones con los demás.
"Charlar" sobre la personalidad y los problemas de comportamiento de su hijo
Apuesto a que todos los niños del mundo han sido comparados al menos una vez por sus padres con los hijos de familiares o vecinos, y luego criticados.
Pero en realidad, cada niño tiene una personalidad y una forma de comportarse únicas. Aunque sean diferentes a los demás niños, eso no significa que esté mal.
Compararse con otros está bien, pero afecta la autoestima del niño.
Lo preocupante es que algunos padres disfrutan revelando los problemas de personalidad y comportamiento de sus hijos a amigos cercanos y colegas, a veces incluso con una actitud quejosa y crítica.
Esto afectará gravemente al desarrollo del niño y también provocará que la gente malinterprete su imagen.
Padres llenos de energía negativa
Ambos obtienen bajas calificaciones en la escuela; los padres con un alto coeficiente emocional aceptan que sus hijos tienen deficiencias y que tropezar es normal.
Pero los padres con un alto coeficiente emocional piensan que las bajas calificaciones son un signo de mal estudio, pereza y que "su vida será un fracaso".
Estas inferencias negativas someten al niño a una presión psicológica negativa.
Los padres que siempre canalizan energía negativa con ira y críticas hacen que sus hijos vivan constantemente en la negatividad y la envidia por las cosas que no tienen y no pueden lograr.
Los padres con baja inteligencia emocional hacen que sus hijos sean tímidos, inseguros y tengan dificultades para desarrollarse con éxito.
Los padres con baja inteligencia emocional criarán hijos con baja inteligencia emocional. Foto ilustrativa.
Falta de empatía
La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás.
Cuando los padres son tan egocéntricos que no logran ver el problema desde la perspectiva de sus hijos o de los demás, a menudo pasan por alto o incluso ignoran las necesidades emocionales de sus hijos.
Al crecer en un entorno así, los niños irán perdiendo gradualmente la capacidad de comprender y compartir emociones con los demás.
Esto los vuelve más insensibles, dificultando la formación de relaciones profundas y significativas.
Emociones incontrolables
Cuando sus hijos se meten en problemas en la escuela por comportarse de manera irrespetuosa con los profesores, los padres con baja inteligencia emocional no preguntan qué sucedió realmente ni por qué el niño perdió los estribos.
No les explican a sus hijos cómo podrían haber manejado la situación de manera diferente.
En cambio, prohíben, regañan o incluso defienden a sus hijos hasta el punto de culpar al profesor para evitar el castigo.
Como resultado, los niños no aprenden a controlar ni a gestionar sus emociones ni a afrontar situaciones adversas.
¿Cómo es que los padres con baja inteligencia emocional "destruyen" silenciosamente a sus hijos?
Recientemente, en la red social china Zhihu, surgió un tema candente: "¿Qué impacto tendrán los padres con baja inteligencia emocional en sus hijos?".
Un lector contó que una vez, en el aeropuerto, vio a una persona llorando por una pérdida y se sintió muy triste. En ese entonces, solo tenía 15 años. Cuando se lo contó a su padre, este lo regañó: «Los niños saben lo que es sufrir. No es asunto tuyo». En otra ocasión, su madre lo regañó por decir que estaba cansado. Le dijo: «Eres tan joven, ¿por qué estás cansado? Yo soy mayor, así que ni siquiera me quejo».
Finalmente, este hombre dijo: "Decidí cerrar definitivamente la puerta a mi mundo interior con mis padres. Aunque se esforzaron mucho por criarme, esas palabras descuidadas día tras día dejaron un vacío invisible en mi infancia y juventud".
El famoso psicólogo estadounidense Daniel Goleman escribió en su libro "Inteligencia Emocional": "La vida familiar es la primera escuela donde aprendemos sobre las emociones. Los padres con una alta inteligencia emocional tendrán hijos con una alta inteligencia emocional. Los padres con una baja inteligencia emocional tienen un impacto negativo en el desarrollo de sus hijos."
Las investigaciones han demostrado claramente que la inteligencia emocional desempeña un papel decisivo en la formación de las habilidades sociales de los niños, su capacidad para gestionar las emociones y resolver conflictos. [Fotografía ilustrativa]
La profesora Li Meijin, destacada psicóloga educativa de China, ha señalado la estrecha relación entre la inteligencia emocional de los niños y la de sus padres. Esto se debe a que los padres no solo son los primeros educadores, sino también los modelos a seguir que los niños imitan constantemente.
Si los padres tienen baja inteligencia emocional, transmitirán involuntariamente a sus hijos comportamientos y formas de gestionar las emociones inadecuados. Esto facilita que los niños imiten y desarrollen hábitos similares.
Como en el siguiente caso: Tieu Linh y su madre fueron al parque de atracciones. Como había mucha gente, Tieu Linh chocó accidentalmente con un niño de su edad y ambos lloraron. Mientras la madre de Tieu Linh la consolaba con calma y le enseñaba a disculparse con su amigo, la madre del otro niño se enfadó, la regañó e incluso la empujó.
Las acciones de esta madre son una clara evidencia de que una baja inteligencia emocional puede afectar negativamente el desarrollo de sus hijos.
Cuando los adultos son intolerantes con los errores de los demás, especialmente de los niños, significa que a sus hijos no se les enseña empatía ni perdón, lo que les dificulta desarrollar las habilidades sociales necesarias para resolver conflictos pacíficamente .
Por el contrario, cuando los padres manejan los conflictos con calma, mostrando tolerancia y comprensión, los niños aprenderán e imitarán estos comportamientos positivos.
Esto contribuirá a formar una base sólida para el desarrollo de la inteligencia emocional de los niños, ayudándoles a integrarse mejor en las relaciones sociales y a practicar habilidades efectivas para la resolución de problemas.
Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/noi-buon-cua-nhung-dua-tre-co-cha-me-eq-thap-172250227155303726.htm






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