Para evitar los efectos nocivos de la deshidratación, debes beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día - Foto: QUANG DINH
El agua constituye entre el 60% y el 70% del cuerpo y desempeña un papel importante en el mantenimiento de la circulación sanguínea y la regulación de la presión arterial. Cuando el cuerpo carece de agua, no solo el sistema cardiovascular, sino también la salud en general pueden verse afectados.
Beber menos agua, más daño
Efectos cardiovasculares
Cuando está deshidratado, el cuerpo tiene que contraer los vasos sanguíneos para mantener la presión arterial, y esto con el tiempo puede provocar presión arterial alta crónica.
Además, la sangre se vuelve más espesa cuando está deshidratada, lo que aumenta el riesgo de que se formen coágulos sanguíneos, que pueden provocar un derrame cerebral o un ataque cardíaco.
Efectos renales
La falta de agua aumenta el riesgo de cálculos renales porque la orina se vuelve más concentrada, lo que facilita que los minerales se depositen y formen cálculos.
Al mismo tiempo, los riñones tienen que trabajar más para filtrar los desechos en condiciones de privación de agua y, si se prolonga, esta condición puede provocar daño renal o insuficiencia renal.
Efectos sobre el sistema digestivo
Cuando el cuerpo carece de agua, las heces se secan, lo que dificulta la evacuación y provoca estreñimiento. Además, el agua ayuda a crear una capa mucosa que protege el estómago, por lo que, cuando hay falta de agua, también aumenta el riesgo de úlceras estomacales.
Provoca fatiga y pérdida de memoria.
El cuerpo se siente cansado y aletargado por la falta de agua, ya que esta participa en el proceso de creación de energía, lo que debilita el cuerpo con facilidad. Además, el cerebro necesita suficiente agua para funcionar eficazmente, por lo que la falta de agua reduce la capacidad de concentración y la memoria, e incluso puede causar dolores de cabeza y deterioro cognitivo.
Efectos en la piel
La piel se reseca y envejece rápidamente por falta de agua, ya que esta contribuye a mantener la piel suave y flexible, mientras que su falta provoca que se arrugue con facilidad. Además, cuando el cuerpo no tiene suficiente agua, las toxinas no se eliminan correctamente, lo que aumenta el riesgo de acné.
Provoca trastornos de la temperatura corporal.
El cuerpo es susceptible a sufrir un golpe de calor cuando le falta agua, porque el agua juega un papel en la regulación de la temperatura y una deficiencia dificulta que el cuerpo se adapte a ambientes cálidos.
¿Cómo afecta la deshidratación a la presión arterial?
La deshidratación afecta la presión arterial a través de varios mecanismos fisiológicos importantes. Cuando el cuerpo está deshidratado, el volumen sanguíneo disminuye, lo que activa el sistema nervioso simpático, causando vasoconstricción y aumentando la presión arterial. Al mismo tiempo, el aumento de la secreción de renina conduce a la producción de angiotensina II, causando vasoconstricción y retención de agua y sal, lo que aumenta la presión arterial.
Además, el espesamiento de la sangre debido a la deshidratación también aumenta la viscosidad sanguínea, aumenta la resistencia periférica y eleva la presión arterial.
Reduce el volumen sanguíneo, activa el sistema nervioso simpático y el sistema RAA.
Cuando el cuerpo se deshidrata, el volumen sanguíneo en los vasos sanguíneos disminuye, lo que provoca una disminución del gasto cardíaco. Para compensar, se activa el sistema nervioso simpático, lo que provoca vasoconstricción y aumento de la frecuencia cardíaca para mantener la presión arterial.
Al mismo tiempo, también se activa el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAA). La renina estimula la producción de angiotensina II, un potente vasoconstrictor, que aumenta la presión arterial. La aldosterona ayuda a retener sodio y agua, pero en las primeras etapas, antes de que el cuerpo tenga tiempo de retener agua, la presión arterial puede aumentar debido a la vasoconstricción.
Aumento de la viscosidad sanguínea
La deshidratación espesa la sangre, aumentando su viscosidad (densidad sanguínea). Esto aumenta la resistencia en los vasos sanguíneos, obligando al corazón a bombear con más fuerza para impulsar la sangre, lo que provoca hipertensión arterial.
Desequilibrio electrolítico, especialmente de sodio.
Cuando se deshidrata, los niveles de sodio en sangre pueden aumentar debido a la concentración sanguínea. Los niveles altos de sodio aumentan la presión osmótica, extrayendo agua de las células hacia los vasos sanguíneos, aumentando temporalmente el volumen plasmático, pero al mismo tiempo estimulando la vasoconstricción y elevando la presión arterial.
Signos de deshidratación y cómo prevenirla
Bebe agua regularmente durante el día, no esperes a tener sed para beber - Foto: ABC News
Cuando su cuerpo está deshidratado, puede notar sequedad en la boca, mareos y dolores de cabeza.
Los ritmos cardíacos acelerados y los cambios en la presión arterial también son síntomas comunes.
Además, la disminución de la frecuencia de micción y la orina oscura también son señales de advertencia claras.
Las personas mayores y las personas con enfermedades cardíacas son más propensas a la deshidratación. Quienes trabajan al aire libre y los deportistas también corren riesgo. Se debe prestar especial atención a quienes beben poca agua o se deshidratan con frecuencia.
Para evitar los efectos nocivos de la deshidratación, debes beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Bebe agua regularmente a lo largo del día; no esperes a tener sed para beber. También puedes complementar tu ingesta de agua con alimentos como frutas y verduras. Al mismo tiempo, debes limitar el consumo de refrescos y alcohol para proteger tu salud.
Muchos pacientes que acuden a la clínica descubren que su presión arterial es alta simplemente por el hábito de no beber agua, lo que provoca una disminución del volumen sanguíneo y activa mecanismos fisiológicos que ejercen presión sobre el sistema cardiovascular. Beber suficiente agua no solo ayuda a restaurar el volumen sanguíneo y a reducir la estimulación del sistema nervioso simpático y del sistema RAA, sino que también es una forma sencilla de estabilizar la presión arterial, proteger el sistema cardiovascular y la salud general.
El autor del artículo, el Dr. CKII Ly Huy Khanh, es actualmente subdirector de Planificación General del Hospital Cardiovascular Tam Duc. Con más de 25 años de experiencia, se especializa en medicina interna general y enfermedades cardiovasculares. El Dr. Khanh también es autor de numerosos estudios cardiovasculares publicados en prestigiosas revistas médicas y es miembro de la Asociación Cardiovascular de Vietnam y de la Asociación de Cardiología de Ciudad Ho Chi Minh.
Fuente: https://tuoitre.vn/thieu-nuoc-ke-giau-mat-dang-so-gay-tang-huyet-ap-20250331213058208.htm
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