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Del avance de la era de la IA: Reflexiones sobre una película

Việt NamViệt Nam26/05/2024

La semana pasada, cuando OpenAI anunció el lanzamiento de su última versión de IA, capaz de conversar por voz, interactuar con texto e imágenes, etc., el tema de la película “Her”, estrenada hace más de una década, volvió a sorprender a la gente.

Imagen multimedia de la película Her.

Historia de ciencia ficción en “ella”

¿Alguna vez imaginaste enamorarte de una inteligencia artificial (IA)? Puede parecer descabellado, pero tal escenario se mencionó en la película "Her" (2013). En la película, el protagonista es Theodore Twombly, un hombre en la situación más precaria de su vida, mientras se prepara para un divorcio, que encuentra conexión y amor con Samantha, un sistema operativo de IA con una voz encantadora y la capacidad de comprender a un nivel extremadamente profundo. Gracias a un asistente virtual, Samantha tiene acceso a todos los datos personales de Theodore. Esta es la condición que le permite comprenderlo y convertirse rápidamente en su alma gemela, su amante. Las máquinas ya no son herramientas frías, sino que tienen emociones, en sintonía con los sentimientos más íntimos de los humanos.

Con técnicas cinematográficas extremadamente sofisticadas, el director Spike Jonze utilizó con maestría el escenario principal, una pequeña habitación de tonos crema, que refleja la cálida relación entre Theodore y Samantha. Desde la perspectiva de esa habitación, Theodore a menudo mira por el gran ventanal, contemplando la ciudad entera mientras habla con una persona invisible, lo que resalta su vacío interior. Junto con la música melodiosa y algo nostálgica, esta añade emoción a cada escena, especialmente en los momentos de calma entre los dos personajes principales... que en realidad son una sola persona. Además de la interpretación interior de Phoenix (el actor que interpreta a Theodore), lo más destacado de la película es la encantadora voz de Scarlett Johansson, que dota al personaje de Samantha de un alma vivaz y profunda. A través de cada conversación, de cada momento aparentemente pequeño, se transmite el mensaje: las emociones no son un privilegio humano, sino que también pueden florecer y desarrollarse en el "corazón" de los sistemas digitales, desafiando todos los prejuicios sobre el amor y la conexión.

Más que una película, Her es una aventura filosófica, una predicción del futuro, un diálogo entre humanos y tecnología, donde emociones complejas son procesadas por algoritmos lógicos y big data, dejando a la gente abrumada, escéptica, emocionada, confundida y temerosa.

Una vida en armonía entre el hombre y la máquina

Hoy en día, es fácil para todos tener un asistente virtual que no solo sea inteligente, sino que también sepa escuchar. La velocidad de la tecnología avanza más rápido que la de la adaptación humana. ¿Estamos preparados para una nueva era donde la línea entre humanos y máquinas se difumina cada vez más, como en la película Her?

En su libro Relaciones 5.0, el autor Elyakim Kislev escribe: «Mi investigación sobre los chatbots Replika muestra que incluso las personas que eligen no tener sentimientos románticos por sus bots admiten sentir intimidad, confianza y aprecio por los chatbots impulsados ​​por IA». Desde una perspectiva técnica, los algoritmos inteligentes están haciendo que las máquinas sean más receptivas que los humanos. Desde una perspectiva psicológica, las personas confían más en las máquinas que en sus contrapartes humanas en cuanto a su lealtad, paciencia, consideración y atención oportuna. Están dispuestas a confiar sus secretos más íntimos al software de chatbot sin dudarlo ni temer el rechazo.

Es innegable que la IA se está volviendo más "humana". Puede ayudarnos a trabajar de forma más eficiente y a cuidar nuestra salud física y mental, especialmente en el caso de las personas mayores y con discapacidad, que a menudo se enfrentan a la soledad. Sin embargo, la IA también plantea nuevos desafíos. La línea entre las emociones reales y virtuales, entre humanos y máquinas, es cada vez más frágil. ¿Nos estamos volviendo demasiado dependientes de las interacciones virtuales, de las relaciones basadas en algoritmos, olvidando el valor de las conexiones reales? ¿El desarrollo de la IA erosionará los valores tradicionales de la familia, la amistad y el amor?

Para vivir en armonía con las máquinas en la era de la IA, necesitamos equiparnos con muchas cosas. Desde leyes, ética social, ciberseguridad, habilidades, responsabilidad personal... Vivir en armonía con las máquinas no es solo una opción, sino una necesidad. Es un camino para encontrar el equilibrio entre beneficios y riesgos, entre realidad e ilusión. Es un proceso de aprendizaje, adaptación y desarrollo continuos para maximizar el potencial de la IA, protegiendo al mismo tiempo los valores humanos fundamentales.

En la era digital, algunas personas están entusiasmadas, otras se sienten incómodas y otras son indiferentes.


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