El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) afirmó el 14 de agosto que, a nivel mundial, casi 500 millones de niños, principalmente en África occidental y central, han tenido que vivir con un calor superior a 35 grados centígrados durante más de medio año.

Uno de cada cinco niños en el mundo, o 466 millones, vive en zonas que experimentan al menos el doble de días extremadamente calurosos cada año que hace seis décadas, según un informe de UNICEF.
El análisis de datos nacionales realizado por UNICEF también muestra que, en 16 países, los niños experimentan ahora más de un mes de días de calor extremo, en comparación con hace 60 años. Por ejemplo, en Sudán del Sur, los niños han experimentado un promedio de 165 días de calor extremo al año en esta década, en comparación con los 110 de la década de 1960, mientras que en Paraguay se ha registrado un aumento de 36 a 71 días.
A nivel mundial, los niños de África occidental y central enfrentan los niveles más altos de exposición a días calurosos, con aumentos más significativos a lo largo del tiempo.
Esto significa que 123 millones de niños, o el 39% de los niños de África occidental y central, pasan ahora un promedio de más de un tercio del año, o al menos 95 días, en temperaturas superiores a 35 grados Celsius, con hasta 212 días en Mali, 202 días en Níger, 198 días en Senegal y 195 días en Sudán, dijo UNICEF.
Mientras tanto, en América Latina y el Caribe, casi 48 millones de niños viven en zonas que experimentan el doble de días extremadamente calurosos cada año que hace seis décadas.
La Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, afirmó que los niños son más vulnerables que los adultos al calor extremo, que es especialmente peligroso para los recién nacidos, ya que el calor acelera su ritmo cardíaco. Por lo tanto, las altas temperaturas son aún más alarmantes para los niños que para los adultos.
Además, el estrés térmico en el cuerpo debido a la exposición al calor extremo también plantea amenazas particulares a la salud de las mujeres embarazadas, ya que está asociado con complicaciones del embarazo y resultados adversos en el parto, como muerte fetal, bajo peso al nacer y parto prematuro.
Además, el calor excesivo también contribuye a la desnutrición infantil, a las enfermedades no transmisibles relacionadas con el calor y hace que los niños sean susceptibles a enfermedades infecciosas que se propagan en ambientes de alta temperatura, como la malaria y el dengue, además de afectar el desarrollo del sistema nervioso y la salud mental.
“Los días más calurosos del verano se están convirtiendo en la norma. El calor extremo está en aumento, lo que afecta la salud, el bienestar y las actividades diarias de los niños”, afirmó Russell.
Por ello, la Directora Ejecutiva de UNICEF pidió a los gobiernos que adopten medidas para controlar el aumento de las temperaturas, y que las políticas y planes de acción climáticos tengan en cuenta a los niños de hoy y a las generaciones futuras.
UNICEF también hace un llamamiento a los dirigentes, a los gobiernos y al sector privado para que adopten medidas urgentes contra el cambio climático a fin de proteger los derechos e intereses de los niños, de modo que cada niño disfrute de un entorno de vida limpio, saludable y sostenible.
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