Sin embargo, en la realidad los graduados no pueden encontrar trabajo o empleos adecuados a su especialidad.
Según la Oficina Nacional de Estadística de Indonesia (BPS), en agosto de 2024, la tasa de desempleo general en el país era del 4,91 %. Cabe destacar que la tasa de desempleo entre los graduados de educación secundaria profesional llegó al 9,01 % y entre los graduados universitarios, al 5,25 %.
Esta cifra refleja una profunda brecha entre la educación formal y las necesidades reales del mercado laboral. El problema no es de capacidad ni de ambición, sino de que muchas personas carecen de las habilidades y actitudes necesarias en el cambiante mundo laboral.
Los programas actuales de formación profesional y universitaria en Indonesia se centran principalmente en las áreas STEM ( Ciencia , Matemáticas, Tecnología e Ingeniería), pero se basan en la teoría y carecen de práctica. Como resultado, los estudiantes pueden tener altas habilidades técnicas, pero escasas en habilidades interpersonales.
Otro factor clave es la capacidad de autodirigirse, ser proactivo en la toma de decisiones y movilizar recursos para alcanzar metas personales. Los estudiantes con altos niveles de autoeficacia tienen mayor probabilidad de planificar su carrera profesional, ser proactivos en la búsqueda de prácticas y estar dispuestos a aprender de sus errores. En el contexto del competitivo e informal mercado laboral de Indonesia, estas competencias cobran especial importancia.
De hecho, los estudiantes de STEM suelen ser vulnerables durante las recesiones económicas porque carecen de las habilidades necesarias para la transición a una nueva carrera. Ante el cambio, quienes poseen una fuerte autoeficacia saben cómo adaptarse, responder positivamente y mantener la salud mental. Por lo tanto, desarrollar una mentalidad proactiva no solo es una lección para su carrera profesional, sino también para su desarrollo personal.
El Sr. Ali Yasfi, experto en educación de la Universidad de Monash (Australia), afirmó que el problema de Indonesia es común en muchos países. Para solucionarlo, las escuelas deben integrar las habilidades vocacionales en el currículo mediante modelos de aprendizaje experiencial, proyectos prácticos y orientación profesional.
Para los estudiantes, el experto Ali enfatizó que la iniciativa es clave. Necesitan participar desde el principio en la orientación profesional, el voluntariado o la creación de un negocio, viéndolo como una oportunidad para practicar sus habilidades y construir una red de contactos profesionales.
Los empleadores y los responsables políticos también tienen un papel que desempeñar. Las empresas deberían colaborar con las universidades para desarrollar programas de prácticas, compartir opiniones y contribuir al contenido de la formación. Los gobiernos pueden apoyar esto promoviendo la coeducación e invirtiendo en infraestructura profesional para estudiantes de escuelas rurales y periféricas.
La educación STEM proporciona una base de conocimientos y habilidades técnicas, desde matemáticas y programación hasta pensamiento analítico. Sin embargo, según la UNESCO, solo alrededor del 53 % de los graduados en Indonesia trabajan en campos relacionados con sus especializaciones. El resto está desempleado no por falta de capacidad, sino porque no está preparado para convertir el conocimiento en valor práctico, afirmó Ali Yasfi, experto en educación de la Universidad de Monash (Australia).
Fuente: https://giaoducthoidai.vn/vi-sao-nhieu-sinh-vien-indonesia-that-nghiep-post752454.html
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