Es difícil creer que las plantas tengan inteligencia, ya que son seres vivos sin cerebro ni sistema nervioso. Pero en su tranquilo mundo , las plantas muestran habilidades asombrosas: pueden contar, aprender, comunicarse, recordar, adaptarse a su entorno e incluso... calcular para sobrevivir.
Los estudios científicos muestran que las plantas no sólo desafían nuestras preconcepciones sobre la inteligencia, sino que también podrían servir como modelos para futuros avances médicos, tecnología industrial y exploración espacial.
1. El árbol sabe contar números.
La Venus atrapamoscas es una experta en calcular la energía. Cierra su trampa solo tras dos toques consecutivos en 20 segundos y comienza a digerirla después de cinco. Este mecanismo le ayuda a distinguir entre una presa real y gotas de lluvia accidentales.

Cada toque de la presa desencadena diminutos "pulsos eléctricos" en las células, como señales nerviosas. Si la frecuencia es lo suficientemente alta, la trampa se cierra en una décima de segundo, atrapando al desafortunado insecto. Los científicos lo llaman la memoria a corto plazo de la planta: un mecanismo biológico para conservar energía y sobrevivir en suelos pobres en nutrientes.
2. Las plantas pueden "hablar"
Cuando es atacado por plagas, el Solidago altissima emite compuestos orgánicos volátiles (COV) como advertencia a sus vecinos: "El enemigo viene".
Las plantas circundantes que reciben esta señal activan inmediatamente sus sistemas de defensa, aumentando la producción de sustancias amargas o atrayendo enemigos naturales para destruir a los insectos.

Las investigaciones han documentado al menos 35 especies de plantas capaces de dicha “comunicación química”, no sólo para defenderse, sino para proteger poblaciones enteras.
Los científicos están trabajando para explotar este mecanismo en la agricultura , para ayudar a las plantas a resistir las plagas sin necesidad de pesticidas.
3. La “Internet” de los bosques
Bajo el suelo del bosque se encuentra otro mundo: la red micorrízica (RMC), donde los árboles intercambian carbono, agua y señales químicas a través de diminutos filamentos fúngicos. La científica Suzanne Simard fue la primera en descubrir esta «red forestal» en Canadá.
Gracias al CMN, los abedules pueden “compartir” nutrientes con el abeto Douglas cuando este último se ve afectado por plagas y enfermedades, y viceversa.

Aunque la prevalencia de este fenómeno aún se debate, el descubrimiento ha cambiado la forma en que pensamos en los bosques: ya no como conjuntos aislados de árboles, sino como redes ecológicas que cooperan para sobrevivir.
4. Plantas que pueden mantener el calor
Algunas plantas como la col rizada (Symplocarpus foetidus), el loto o la papaya tienen la capacidad de generar calor, creando calidez para florecer en climas fríos.
Gracias a un proceso metabólico especial, la espata de sus flores puede ser más cálida que el aire circundante. En Japón, la col apestosa se conoce como "planta zen" porque la forma de sus flores recuerda a un monje meditando en la nieve blanca.

Esta sofisticada capacidad para regular la temperatura corporal ha llevado a los científicos a compararlos con las criaturas de “sangre caliente” del mundo vegetal.
5. Enredadera “camaleón” de boquila
La planta chilena Boquila trifoliolata tiene la capacidad de imitar la forma de las hojas de cualquier árbol al que se aferra, incluso de aquellos con los que no entra en contacto directo.


Los científicos aún no han explicado cómo sucede esto: podría ser un intercambio químico, una transferencia genética o un intermediario bacteriano. En cualquier caso, Boquila usa este "superpoder" para evitar ser detectado por los herbívoros: una estrategia de camuflaje natural perfecta.
6. Los árboles pueden "escuchar"
Muchos estudios muestran que las raíces de los árboles pueden detectar sonidos, incluso “escuchar” el sonido del agua corriendo.
En experimentos realizados en la Universidad de Australia Occidental, las raíces de guisantes se sintieron atraídas por el sonido del agua corriente, incluso cuando esta se encontraba en un tubo sellado. Esto sugiere que las plantas pueden detectar vibraciones sonoras para encontrar agua a distancia, una forma de "audición" muy diferente a la de los animales.

El mecanismo auditivo en las plantas sigue siendo un misterio, pero podría involucrar pequeños mecanorreceptores en las membranas celulares.
7. Robot simulador de plantas
Inspirados por la forma en que las plantas buscan nutrientes y evitan el peligro, científicos italianos han creado un robot blando llamado “plantoide” que simula zarcillos y raíces.
Estos robots pueden crecer, expandir sus estructuras mediante tecnología de impresión 3D, adaptarse a su entorno e incluso explorar el subsuelo.

En el futuro, los plantoides podrían encontrar aplicaciones en la medicina, la investigación ambiental o la exploración espacial, demostrando cómo la inteligencia de las plantas puede inspirar la tecnología humana.
8. La planta de mostaza "calculadora"
El berro (Arabidopsis thaliana) es un "matemático" silencioso. Durante el día, almacena energía en sus hojas; por la noche, consume gradualmente este almidón según un cálculo preciso, justo lo suficiente para sobrevivir hasta el amanecer.
Este comportamiento, llamado anticipación fotoperiódica, ayuda a las plantas a optimizar su energía y adaptarse a los cambios de luz. El mecanismo es tan sofisticado que los científicos lo comparan con un «reloj biológico programable».
9. La mimosa pudica tiene memoria
La Mimosa púdica es famosa por el cierre reflejo de sus hojas al tocarlas. Pero lo más interesante es que puede aprender y recordar.
En el experimento, las plantas de mimosa dejaron de responder al percatarse de que la gota de agua que caía era inofensiva, señal de aprendizaje a través de la experiencia. Incluso después de varias semanas, esta respuesta se mantuvo, lo que sugiere que las plantas tenían memoria a largo plazo.

A pesar de carecer de cerebro o sistema nervioso, las plantas exhiben comportamientos que antes se creían exclusivos de los animales: un descubrimiento que cambia la forma en que entendemos la vida.
10. Los árboles pueden "sentir" a sus vecinos.
Los chiles y el hinojo son ejemplos de relaciones vecinales complejas en el mundo vegetal. Al cultivarse juntos, el hinojo produce señales químicas que ralentizan el crecimiento de los chiles. Mientras tanto, estos responden modificando su forma de distribuir la energía, priorizando el crecimiento de las raíces para alejarse lo más posible de su rival.
Incluso cuando el contacto químico, luminoso y físico se bloquea, las dos plantas pueden sentir la presencia de la otra y sobrellevar la situación.
Cuando los pimientos detectan la presencia de un “vecino amigo”, como la albahaca, ralentizan su crecimiento y concentran su energía en el tallo en lugar de en las raíces.
Fuente: https://www.vietnamplus.vn/10-kha-nang-phi-thuong-cua-thuc-vat-khien-gioi-khoa-hoc-kinh-ngac-post1071686.vnp
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