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Necesidad de cambiar los hábitos alimentarios.

En el contexto de una crisis alimentaria mundial, el cambio climático y el agotamiento de los recursos, el hecho de que cada año se desperdicien más de 8 millones de toneladas de alimentos en Vietnam es una alarma alarmante.

Hà Nội MớiHà Nội Mới04/07/2025

Los hábitos de consumo de alimentos incontrolados no sólo causan desperdicio económico , sino que también generan graves consecuencias ambientales.

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Mucha comida que la gente no utiliza tiene que ser desechada.

Según un informe de la Red de Bancos de Alimentos de Vietnam, Vietnam ocupa el segundo lugar en la región Asia- Pacífico en términos de desperdicio de alimentos, con más de 8 millones de toneladas de alimentos desechados cada año, lo que causa una pérdida de aproximadamente 3.900 millones de dólares, lo que representa casi el 2% del Producto Interno Bruto (PIB). La encuesta también mostró que la mayoría de los alimentos desechados son arroz, fideos vermicelli, pho y fideos (68%), seguidos de la carne y el pescado procesados ​​(53%) y las verduras (44%). Estas cifras reflejan claramente las deficiencias en los hábitos de cocina y consumo de muchas familias vietnamitas.

La Sra. Nguyen Thanh Ha (del barrio de Bo De) compartió: “Mi familia suele cocinar mucho porque tememos no tener suficiente o guardar algo para quienes llegan tarde. Hay días en que no podemos terminar de comer, sobra demasiada comida, nos aburre volver a comerla y es una lástima tirarla”. La costumbre de “conservar”, como la de la familia de la Sra. Ha, no es infrecuente y contribuye a generar una enorme cantidad de desperdicio de alimentos a diario.

Si en las familias el desperdicio de alimentos debido a los hábitos culinarios es considerable, en restaurantes y hoteles, especialmente en los modelos de bufé, la situación es aún más grave. La Sra. Nguyen Huyen Le (del barrio de Dai Mo) comentó: «Al entrar en los restaurantes de bufé, es fácil ver a los comensales llevarse toda la carne, el pescado y los camarones de la bandeja a sus platos, y cuando ya no pueden comer más, dejan un montón de sobras...».

El problema del desperdicio de alimentos no se limita solo a los hábitos de consumo, sino que también se deriva de las deficiencias del sistema de producción y conservación agrícola. Muchos agricultores aún cultivan con métodos tradicionales y no han tenido acceso a técnicas modernas de conservación. Por lo tanto, las verduras y los alimentos frescos se dañan fácilmente durante el transporte y el almacenamiento, lo que ocasiona grandes pérdidas a los productores y desperdicia recursos como la tierra, el agua y la mano de obra.

El profesor asociado Dr. Nguyen Duy Thinh, exmiembro del Instituto de Biotecnología - Tecnología Alimentaria (Universidad de Ciencia y Tecnología de Hanói ), afirmó que los alimentos desechados no solo generan desperdicio económico, sino que también representan una amenaza para el medio ambiente. Los residuos orgánicos propician el crecimiento de microorganismos, produciendo sustancias tóxicas y lixiviados negros que se filtran al suelo y contaminan las aguas subterráneas. El proceso de descomposición de los alimentos también produce metano, un gas de efecto invernadero mucho más peligroso que el CO2.

Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el mundo desperdicia alrededor de 1.300 millones de toneladas de alimentos al año, lo que equivale a un tercio del suministro mundial de alimentos. Mientras tanto, casi 800 millones de personas siguen viviendo en la pobreza. Lo que es más preocupante aún, los alimentos desechados generan hasta el 8 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, lo que contribuye significativamente al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad global.

Ante esta situación, los expertos afirman que reducir el desperdicio de alimentos es una medida práctica para ahorrar dinero, proteger el medio ambiente y avanzar hacia el desarrollo sostenible. Para ello, se requiere la cooperación de todos los estratos sociales. Cada persona debe cambiar sus hábitos de consumo, como planificar las comidas de forma razonable, comprar solo la cantidad necesaria, priorizar el uso de productos próximos a caducar, reutilizar los restos de comida para su reprocesamiento y comportarse responsablemente al comer en fiestas y restaurantes. Los restaurantes y hoteles deberían implementar un sistema de control de porciones, utilizar tecnología de gestión de alimentos o cooperar con organizaciones benéficas para donar alimentos aprovechables a lugares donde se necesiten. El Estado y las empresas también deben invertir en la cadena de conservación y transporte de productos agrícolas, apoyando a los agricultores para que accedan a nuevas tecnologías que reduzcan las pérdidas desde la fase de producción.

Cada grano de arroz, cada verdura... es sudor, esfuerzo y un recurso valioso. En un mundo cada vez más vulnerable a los desastres naturales, la pobreza y el cambio climático, prevenir el desperdicio de alimentos ya no es una opción, sino una obligación moral y una responsabilidad cívica. La conciencia de hoy es la base de la vida del mañana.

Fuente: https://hanoimoi.vn/can-thay-doi-thoi-quen-su-dung-thuc-pham-707976.html


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