Las calificaciones de exámenes que no cumplen con las expectativas decepcionarán y frustrarán a muchos jóvenes. (Fuente: Thanh Nien) |
Construir una base con amor y comprensión.
La temporada de exámenes ha pasado, trayendo consigo una gama de emociones: la alegría desbordante de quienes aprobaron, el arrepentimiento de quienes casi lo lograron y la tristeza de quienes no lograron los resultados esperados. Cuando un niño reprueba el examen o no logra los resultados deseados, lo más importante ya no es cuántos puntos le faltan, dónde cometió el error ni el motivo del fracaso. Más que nada, lo importante ahora es lo que los padres dirán, harán y acompañarán a sus hijos para que aprendan una valiosa lección: que esta puerta se cierre no significa que el camino esté cerrado.
En la edad de formación de la identidad personal, especialmente en la adolescencia, suspender un examen puede suponer un duro golpe para la autoestima y la confianza. Bajo la presión de la escuela, la familia y las expectativas sociales, suspender un examen puede fácilmente hacer que se etiqueten negativamente como incompetentes, inútiles, fracasados, incompetentes, inferiores a sus amigos... Este es el momento en que son más vulnerables, débiles, sensibles y frágiles.
Si los padres, por impaciencia, frustración o prejuicio social, confirman involuntariamente esas etiquetas con palabras duras, miradas de reproche o actitudes frías y distantes, las cicatrices emocionales que quedan pueden ser mucho más profundas que las puntuaciones en el papel.
Los niños perderán la confianza en sí mismos, en sus propias capacidades, e incluso sentirán que han perdido el amor de sus padres. El miedo al fracaso los perseguirá, impidiéndoles desafiar, soñar, abrir su corazón, tener fe en sí mismos y buscar la ayuda de otros. Se han escuchado muchas historias tristes relacionadas con el fracaso en los exámenes; muchos jóvenes no han superado la presión en sus primeros años de vida.
De hecho, muchas personas de gran éxito suelen experimentar innumerables fracasos antes de alcanzar la cima. Desde Thomas Edison, quien fracasó miles de veces antes de descubrir el filamento de la bombilla, hasta J.K. Rowling, quien fue rechazada por docenas de editoriales por su manuscrito de Harry Potter. La diferencia entre ellos no radica en que nunca fracasaron, sino en que siempre se levantaron tras caer y ser rechazados, decididos a no rendirse. Son esos fracasos los que han templado su voluntad, agudizado su experiencia y les han ayudado a encontrar el camino correcto.
Una educación civilizada y comprensiva ayudará a su hijo a comprender que el fracaso no es el fin, sino el principio del éxito. Los padres deben ser los primeros maestros en enseñar a sus hijos sobre la resiliencia, la valentía y la valentía para afrontar los desafíos. En lugar de comparar a su hijo con los "hijos de otros", ayúdelo a mirarse a sí mismo, a identificar lo que ha hecho bien y lo que necesita mejorar.
Cuando su hijo reprueba un examen, sus padres deben ser su apoyo más firme, un refugio donde pueda expresar todas sus emociones, desde la decepción y la tristeza hasta la ira o el miedo. La comprensión no se logra con palabras vacías, sino con acciones. Dele a su hijo la oportunidad de expresar todos sus pensamientos y sentimientos sin culparlo ni decepcionarlo. Demuéstrele que comprende su tristeza y que sus sentimientos son completamente normales.
En particular, es necesario recordarle a su hijo que un examen no puede medir el valor ni la capacidad de una persona. Háblele de otras fortalezas que las calificaciones no pueden mostrar, como la creatividad, la amabilidad, las habilidades de comunicación, la responsabilidad, etc.
Repasemos el proceso con su hijo, descubramos las razones objetivamente y, lo más importante, encontremos juntos otros caminos. Amplíe sus horizontes, preséntele ejemplos exitosos de diferentes trayectorias, nuevas carreras, diversas oportunidades de aprendizaje como formación profesional, estudios en el extranjero, autoaprendizaje, desarrollo de habilidades especiales... Déjele creer que siempre habrá muchos caminos que conducen a sus sueños.
Listo para ser adulto
De hecho, el concepto actual de exámenes está generando mucha presión y cansancio entre los jóvenes. Mientras tanto, las calificaciones de los exámenes son solo números y no confirman la capacidad de una persona. Para que puedan afrontar la vida con confianza y tener éxito, dependen de muchos factores, como las habilidades interpersonales, la capacidad de resolución de problemas, la adaptabilidad, la perseverancia, la pasión y el coraje para afrontar las dificultades.
La cuestión central ahora es eliminar la presión que el sistema educativo y el pensamiento social ejercen sobre los estudiantes. Si la educación cambia su sistema de valores y la forma en que las personas perciben sus verdaderas capacidades, no solo a través de las calificaciones, sino a través de las habilidades reales, mediante el proceso de esfuerzo y dedicación, la evaluación de las capacidades de una persona también será diferente y más sustancial.
Por supuesto, entonces la presión de los exámenes disminuirá, el examen de ingreso al décimo grado y el examen de graduación de la escuela secundaria serán más fáciles, porque no es una batalla de vida o muerte, sino solo un hito en el largo viaje de aprendizaje y crecimiento.
De hecho, un examen no puede medir el valor ni la capacidad de una persona. Cada joven solo puede aliviar el estrés cuando sus padres no esperan demasiado ni les imponen demasiado. Dejen que sus hijos respiren, se topen y aprendan de sus propios errores. Háganles saber que, sin importar el resultado, siempre tendrán en sus padres el apoyo más firme para seguir escribiendo su historia. En pocos días, los candidatos conocerán los resultados del examen de graduación de bachillerato de 2025; ojalá no haya suspiros...
Porque aún quedan muchas oportunidades, muchos caminos por recorrer. Suspender el examen o no aprobar la primera opción para entrar en cierta universidad... está bien, aún podemos cambiar hasta encontrar lo correcto. Tienes derecho a equivocarte, a fracasar, a volver a intentarlo, y sin duda aprenderás muchas cosas valiosas de ese primer fracaso en la vida.
Reprobar un examen no es para tanto. Jóvenes, prepárense para ser adultos, atrévanse a asumir la responsabilidad de sus decisiones, de su vida, y no le teman al fracaso.
Fuente: https://baoquocte.vn/cau-chuyen-mua-thi-nguoi-tre-hay-buoc-vao-doi-tu-tin-boi-cuoc-thi-khong-phai-cuoc-chien-320492.html
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