El reloj de la deuda
Según la legislación estadounidense, el techo o límite de deuda es el límite legal de la cantidad de dinero que el gobierno estadounidense puede pedir prestado. Cuando la deuda del gobierno estadounidense alcanza dicho límite, el aumento del techo de deuda se somete a votación en el Congreso y requiere el apoyo tanto del Senado como de la Cámara de Representantes.
Para destacar la importancia del rápido crecimiento de la deuda nacional para los políticos y el pueblo estadounidense, el promotor inmobiliario neoyorquino Seymour Durst ideó la instalación de un reloj especial: el reloj de la deuda nacional. Según la CNN, el 20 de febrero de 1989, Seymour Durst instaló el primer reloj de la deuda nacional a una cuadra de Times Square. En ese momento, la deuda nacional estadounidense ascendía a tan solo 2,7 billones de dólares.
Solemos decir que "el tiempo es oro", y para este reloj de la deuda, el tiempo es oro. En 2008, este reloj se quedó sin números cuando la deuda estadounidense alcanzó los 10 billones de dólares. Posteriormente, este reloj de la deuda fue reemplazado, y ahora se encuentra en pleno corazón de la ciudad de Nueva York, en el distrito de Manhattan, y puede alcanzar hasta cuatrillones de dólares. En enero de este año, el reloj de la deuda estadounidense alcanzó los 31 billones de dólares, alcanzando el límite de endeudamiento, lo que obligó al Tesoro estadounidense a aplicar medidas especiales para que el Gobierno pudiera seguir cubriendo sus operaciones.
Sin embargo, elevar el techo de la deuda no significa que el gobierno estadounidense disponga de más presupuesto para financiar nuevos proyectos, sino que simplemente le permite endeudarse más para financiar proyectos aprobados por el Congreso. El techo de la deuda estadounidense se ha incrementado 78 veces desde 1960; el aumento más reciente fue en 2021.
¿Qué pasa si no se llega a un acuerdo sobre el techo de la deuda?
Si el Congreso estadounidense y la administración del presidente Joe Biden no llegan a un acuerdo sobre el techo de la deuda, el gobierno estadounidense podría incumplir sus obligaciones a principios de junio. Esto significa que Estados Unidos perderá todo el efectivo que tiene para cubrir todas sus obligaciones, desde los salarios militares y las pensiones hasta el pago de los intereses de los bonos...
Según el Financial Express, el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca advirtió a principios de este mes que un impago estadounidense podría provocar una caída del 45% en el mercado bursátil y provocar una recesión catastrófica similar a la crisis financiera de 2008. Mientras tanto, la agencia de calificación crediticia Moody's predijo una caída del 20%, mientras que la tasa de desempleo aumentaría un 5%, lo que significa que unos 8 millones de estadounidenses perderían su empleo.
Un impago resultaría en un cierre gubernamental, con agencias con gastos no aprobados suspendidas temporalmente y algunos empleados "esenciales" trabajando sin sueldo. Estos salarios serían reembolsados cuando el gobierno reabra. También retrasaría los pagos mensuales de la Seguridad Social de más de 60 millones de personas, en su mayoría adultos mayores.
Un impago del gobierno estadounidense también tendría un impacto significativo en la economía global. Muchos países protegen sus finanzas comprando grandes cantidades de bonos del gobierno estadounidense, considerados ampliamente como uno de los activos más seguros del mundo. Sin embargo, un impago reduciría el valor de esos bonos, perjudicando las reservas de muchos países.
Los expertos afirman que un impago podría dañar la imagen de Estados Unidos a nivel mundial. Alrededor del 60% de las transacciones de divisas aún se realizan en dólares, pero un impago podría desplomar el valor del dólar y cambiar esta situación.
Y cuando la economía estadounidense decaiga, sus principales socios comerciales, incluido Vietnam, también se verán afectados. Las ventas a Estados Unidos no serán tan altas como antes.
Estados Unidos evita el riesgo de quiebra
Tras semanas de negociaciones, el Gobierno y el Congreso de Estados Unidos alcanzaron un acuerdo temporal sobre el techo de la deuda la noche del 27 de mayo (hora estadounidense). Esto ha ayudado al Gobierno estadounidense a evitar el riesgo de bancarrota.
Según la agencia de noticias Bloomberg, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, acordaron suspender el techo de la deuda durante dos años, hasta 2025. Por lo tanto, el techo de la deuda no aumentará, pero el gobierno de Estados Unidos no tendrá que preocuparse por no poder pedir prestado más dinero.
En concreto, según el acuerdo, ambas partes acordaron suspender el techo de la deuda durante dos años, hasta el 1 de enero de 2025; limitar el gasto en los presupuestos de 2024 y 2025, recuperar fondos COVID-19 no utilizados, acelerar el proceso de licencias para algunos proyectos energéticos y aumentar las condiciones de los programas para los pobres.
El proyecto de ley también incluye más de 886 000 millones de dólares en fondos de seguridad para el año fiscal 2024 y más de 703 000 millones de dólares en gastos de seguridad para el mismo año. Además, ambas partes acordaron aumentar el gasto en seguridad en un 1 % en el año fiscal 2025.
El 28 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que el acuerdo sobre el techo de la deuda que él y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, alcanzaron estaba listo para ser presentado al Congreso, e instó a ambas cámaras a votar rápidamente sobre el documento.
El avance se produjo tras una maratoniana negociación antes de la fecha límite de junio para elevar el techo de la deuda. El 26 de mayo, la secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, revisó su pronóstico sobre la fecha límite para elevar el límite de la deuda federal, afirmando que el gobierno estadounidense podría incumplir sus obligaciones tan pronto como el 5 de junio, en lugar del 1 de junio previsto anteriormente.
Los republicanos controlan actualmente la Cámara de Representantes con una mayoría de 222-213, mientras que los demócratas controlan el Senado con una mayoría de 51-49. Esto significa que, para aprobarse, el proyecto de ley necesita el apoyo de legisladores moderados de ambos partidos.
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