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El desarrollo sostenible sólo es posible cuando la cultura es la raíz.

VHO - El 20 de octubre, en la sesión inaugural de la décima sesión de la XV Asamblea Nacional, última sesión del mandato, el primer ministro Pham Minh Chinh presentó un informe sobre los resultados de la implementación del plan quinquenal de desarrollo socioeconómico para 2021-2025.

Báo Văn HóaBáo Văn Hóa24/10/2025

El desarrollo sostenible sólo es posible cuando la cultura es la raíz - foto 1
Turistas y jóvenes visitan e interactúan en la Villa Nacional de Cultura Étnica y Turismo de Vietnam (Dong Mo, Hanói). Foto: PV

El informe no es sólo un resumen de un período difícil pero exitoso, sino también una vívida demostración del poder blando del pueblo vietnamita, la fuerza de su cultura, su gente y la aspiración al desarrollo sostenible.

Durante los últimos cinco años, en medio de agitaciones mundiales, pandemias, conflictos y recesión económica , Vietnam se ha mantenido firme, no sólo gracias a su capacidad de gestión macroeconómica, sino también gracias a su profunda base cultural y a la fortaleza espiritual de toda la nación.

La cultura se convierte en un pilar del desarrollo

Al reflexionar sobre esa trayectoria, lo más notable es que la posición de la cultura en la estrategia nacional de desarrollo ha cambiado radicalmente. Si antes se consideraba un sector que apoyaba el crecimiento, en el período 2021-2025 se ha convertido en un pilar del desarrollo, a la par de la economía, la política y la sociedad.

En el Informe del Gobierno, el Primer Ministro destacó que se alcanzaron y superaron los 15 objetivos principales para 2025, especialmente los de cultura, sociedad, seguridad social y vida ciudadana. Esto demuestra que la cultura, como fundamento espiritual de la sociedad, se ha transformado verdaderamente en un motor de desarrollo y ha dejado de ser un eslogan o un símbolo.

Ante las dificultades, la vitalidad de la cultura vietnamita se reafirma. La pandemia de COVID-19 ha sacudido al mundo entero, pero el pueblo vietnamita la ha superado con una "vacuna especial": la humanidad, el compartir, la compasión y la fe. Es en estos momentos difíciles que los valores culturales nacionales: la solidaridad, el afecto y la resiliencia, se han convertido en un hilo invisible que conecta a la comunidad, nutriendo el espíritu y renovando la voluntad. Cuando la economía se recupera, la cultura es el motor que ayuda a restaurar la confianza, despertar aspiraciones y difundir energía positiva en la sociedad. El panorama de desarrollo de los últimos cinco años muestra que la cultura vietnamita está cambiando con fuerza. La industria cultural y creativa se considera un nuevo sector económico que contribuye a la creación de empleo, al aumento de los ingresos y a la difusión de los valores vietnamitas en el mundo.

La lección del camino 2021-2025 es clara: el desarrollo sostenible solo es posible cuando la cultura es la base. La cultura nos ayuda a unirnos ante las dificultades, a ser creativos ante los desafíos y a ser humanos en cada acción. Ese es el valor fundamental, el "poder blando" que ha impulsado y seguirá impulsando a Vietnam hacia la integración y consolidando su posición en el volátil mundo actual.

Vietnam cuenta con 10 patrimonios reconocidos por la UNESCO y se han organizado con éxito numerosos eventos políticos, artísticos, deportivos y turísticos a nivel nacional. Cada evento no es solo un festival de la memoria, sino también una oportunidad para reafirmar el orgullo nacional, el espíritu de independencia y autosuficiencia, y la aspiración de ascender en la nueva era. La operación del Centro Nacional de Exposiciones y Ferias, uno de los 10 centros más grandes del mundo, es un hito que demuestra que Vietnam está listo para entrar en un período de desarrollo industrial creativo regional, vinculando la cultura con el turismo, el comercio y la innovación tecnológica.

En particular, la cultura no solo está presente en las actividades o símbolos festivos, sino que también permea las políticas sociales. El gobierno ha destinado hasta 1.100 billones de VND a la seguridad social, lo que representa casi el 17 % del gasto total del presupuesto estatal; la tasa de pobreza multidimensional ha disminuido del 4,4 % al 1,3 %; el ingreso promedio de los trabajadores ha aumentado a 8,3 millones de VND al mes.

No es solo un logro económico, sino también el resultado de una política de desarrollo centrada en las personas. Los programas de matrícula gratuita y subvencionados desde preescolar hasta secundaria, la construcción de 248 internados y semiinternados en zonas fronterizas, o la expansión del seguro médico universal... demuestran el espíritu de "no dejar a nadie atrás", un profundo valor humanístico de la cultura vietnamita moderna.

Cabe destacar que la transformación digital en el sector cultural ha marcado un nuevo punto de inflexión. Se han creado bases de datos nacionales sobre patrimonio, arte, deportes y turismo; han surgido numerosos museos virtuales, espacios creativos en línea y plataformas de representación digital, ampliando el acceso a la cultura a todas las clases sociales. La cultura ya no es una exhibición estática del patrimonio, sino un flujo vibrante en el espacio digital, donde las personas pueden participar, interactuar y crear. Esa es la imagen de la "cultura digital", un concepto nuevo que está configurando el rostro de la cultura vietnamita en el siglo XXI.

Cuando cada ciudadano se convierte en embajador cultural

Sin embargo, el camino no está exento de lagunas que deben subsanarse. El informe del Gobierno señala con franqueza que los mecanismos y políticas culturales no son lo suficientemente sólidos como para explotar eficazmente los recursos; la industria cultural, aunque se desarrolla rápidamente, aún carece de un mecanismo financiero específico y un marco jurídico estable; la calidad de los recursos humanos culturales es desigual, especialmente a nivel de base y en zonas remotas. La formación de gestores, artistas y creadores no ha estado a la altura de las exigencias de la integración, mientras que muchas instituciones culturales operan estancadas y aún no han promovido su eficacia.

La brecha en el acceso y disfrute de la cultura entre regiones sigue siendo amplia. En las zonas urbanas, las personas se benefician de una variedad de actividades artísticas, de entretenimiento y creativas; pero en las zonas rurales y montañosas, las casas culturales comunales permanecen cerradas, las bibliotecas están desiertas y los cines son escasos. Mientras tanto, el ciberespacio, donde prospera la cultura digital, plantea numerosos desafíos a la ética, la estética y los valores de la vida, ya que el contenido desviado y ofensivo se propaga fácilmente y afecta negativamente a los jóvenes.

Por lo tanto, la historia de la "cultura del comportamiento" en el entorno digital, o la protección de la identidad cultural nacional frente a la presión de la globalización, se convierte en una necesidad urgente. Además, el sistema y las instituciones de gestión cultural también deben adaptarse al modelo de gobierno de dos niveles y a la tendencia autónoma de las unidades de servicio público.

Si bien la racionalización del aparato ha generado eficiencia en la gestión, también ha generado confusión en algunas localidades debido a la falta de personal cultural especializado. En este contexto, la necesidad de formar una "nueva generación de administradores culturales" con una mentalidad integrada, capacidad digital y visión creativa es más urgente que nunca.

Con base en esta realidad, el Gobierno ha propuesto una serie de orientaciones estratégicas para el período 2026-2030, en las que la cultura se sitúa en el centro del modelo de desarrollo. Junto con tres avances estratégicos: instituciones, infraestructura y recursos humanos, la cultura se considera un recurso intangible para crear identidad nacional y competitividad. La implementación del Programa Nacional de Objetivos de Desarrollo Cultural para el período 2025-2035 es un paso fundamental que contribuye a movilizar recursos sociales, fomentar la colaboración público-privada para la creación de instituciones culturales, el desarrollo de industrias creativas, la formación de recursos humanos y la promoción de la imagen de Vietnam ante el mundo.

Al mismo tiempo, las tareas clave del plan 2026 también demuestran claramente la orientación para el desarrollo de la cultura y la población vietnamita en la era digital. El Gobierno busca perfeccionar las instituciones y políticas de desarrollo cultural, sintetizar modelos piloto para institucionalizarlos en políticas comunes para todo el país; promover el Proyecto 06 sobre datos ciudadanos y el movimiento "Educación Digital para Todos", que facilita el acceso equitativo a conocimientos, servicios y cultura en línea; y desarrollar un gobierno digital, una ciudadanía digital asociada a la "cultura digital", una cultura nueva, dinámica, creativa y globalmente conectada.

Esta dirección refleja una nueva mentalidad de desarrollo: la cultura no es solo la base espiritual, sino también el eje que conecta la economía, la sociedad y las personas. Cuando la economía busca valores sostenibles y la política busca la equidad, la cultura es el pegamento que crea armonía y consenso. La cultura no solo contribuye a forjar la personalidad individual, sino que también crea el carácter nacional en la integración. Un país puede ser fuerte en tecnología, pero solo puede llegar lejos si es fuerte en cultura.

En la era de la inteligencia artificial, cuando la velocidad del desarrollo tecnológico supera con creces la adaptabilidad humana, la cultura es el eje para mantener el equilibrio. La cultura debe iluminar el camino de la nación. Porque la cultura no es solo la luz del pasado, sino también la llama que guía el futuro.

Al repasar los últimos cinco años y mirar hacia el futuro, podemos afirmar que la cultura vietnamita está entrando en una etapa crucial de desarrollo. Contamos con una base política sólida, un sólido crecimiento económico y una moderna inversión en infraestructura; lo que queda es cómo lograr que la cultura impregne cada política, cada acción y cada proyecto del país. Cuando cada zona urbana no solo sea hermosa en su arquitectura, sino que también tenga un alma cultural; cuando cada producto "Hecho en Vietnam" no solo tenga valor comercial, sino que también contenga una historia cultural; cuando cada ciudadano se convierta en un embajador cultural, Vietnam entrará verdaderamente en una era de desarrollo sostenible.

La lección del camino 2021-2025 es clara: el desarrollo sostenible solo es posible cuando la cultura es la base. La cultura nos ayuda a unirnos ante las dificultades, a ser creativos ante los desafíos y a ser humanos en cada acción. Ese es el valor fundamental, el "poder blando" que ha impulsado y seguirá impulsando a Vietnam hacia la integración y consolidando su posición en el volátil mundo actual.

Y cuando esa luz siga encendida desde la Asamblea Nacional, desde las resoluciones y políticas hasta los corazones de cada vietnamita, tendremos todo el derecho a creer que el período 2026-2030 será la década de la identidad y la creatividad vietnamitas, una era en la que cada logro material brillará con la luz del espíritu, el orgullo y la humanidad vietnamitas.

Fuente: https://baovanhoa.vn/van-hoa/chi-co-the-phat-trien-ben-vung-khi-lay-van-hoa-lam-goc-176688.html


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