El cerebro necesita colesterol para funcionar correctamente. La mayor parte del colesterol que el cuerpo utiliza se produce en el hígado. El resto se absorbe a través de los alimentos, como la carne o la grasa animal, según el sitio web de salud Medical News Today (Reino Unido).
El cerebro necesita colesterol para funcionar, pero si los niveles de colesterol son demasiado altos durante mucho tiempo, afectará negativamente al cerebro.
Sin embargo, comer demasiada carne, especialmente carne grasa, puede aumentar los niveles de colesterol en sangre. Uno de los efectos más comunes de los niveles altos de colesterol en sangre es la formación de placa en las paredes arteriales. Esto aumenta el riesgo de obstrucción de los vasos sanguíneos.
Para el cerebro, los niveles altos de colesterol en sangre a largo plazo pueden aumentar el riesgo de demencia, incluido el Alzheimer. Estudios demuestran que el aumento del colesterol en sangre contribuye a la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Este efecto se debe principalmente al colesterol LDL (malo).
Además, el colesterol alto a largo plazo también afecta la función cognitiva y la memoria. Algunas investigaciones sugieren que un pequeño aumento en los niveles de colesterol en sangre puede mejorar el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, si es demasiado alto y aumenta durante un período prolongado, afectará la capacidad cognitiva.
En realidad, la relación entre el colesterol y la función cognitiva es compleja. Sin embargo, los expertos recomiendan mantener niveles saludables de colesterol en sangre. Esto ayuda al cerebro a funcionar óptimamente sin perjudicar la salud.
Una de las maneras más efectivas de controlar el colesterol en la sangre es adoptar una dieta saludable. Esto implica consumir abundantes verduras y frutas, y moderar el consumo de alimentos ricos en grasas, como las carnes grasas de origen animal.
Otro hábito importante es el ejercicio regular. El ejercicio ayuda al cuerpo a quemar calorías, evitando que el exceso de calorías se almacene como grasa. Algunas investigaciones sugieren que el ejercicio regular puede ayudar a reducir los triglicéridos entre un 30 y un 40 %. Los niveles altos de esta grasa aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas, según Medical News Today .
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