La ceremonia comienza con el sonido de campanas y tambores que llaman a los ancianos para que realicen la ceremonia, pidiendo bendiciones, y luego las llevan al patio de la casa comunal para que la gente las lleve a casa con el significado de traer felicidad, prosperidad y un comienzo exitoso del nuevo año laboral. La cantidad de papel votivo se divide equitativamente en tres mesas, con un estimado de entre 30 y 40 kg de papel votivo por mesa, donado por la gente.
Una gran diferencia con respecto a otros festivales es que, aunque cientos de personas se reúnen para pedir fuego, no hay empujones ni apretujamientos para conseguirlo; los aldeanos también comparten el fuego entre sí. La gente de dentro comparte el fuego con la de fuera, la de cerca con la de lejos... lo que demuestra la amabilidad vecinal.
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