“Nuevo fertilizante”
En los arrozales y huertos frutales del oeste, los agricultores ya no solo se preocupan por la siembra y la cosecha, como lo han hecho durante generaciones, sino que también aprenden a gestionar datos. Cada paso de la preparación del terreno, la fertilización, el control de plagas y la cosecha se registra en un diario electrónico. Cada envío cuenta con un código QR, lo que facilita la trazabilidad del origen, desde el campo hasta la mesa.
La Sra. Le Ngoc Hien, propietaria de Peace Farm en la provincia de Vinh Long, comparte técnicas para cultivar melones .
Este es un avance importante en la transformación digital de la producción agrícola , donde empresas y agricultores colaboran para construir una cadena de valor digital. Se aplica el sistema MRV (medición y reporte de emisiones de gases de efecto invernadero) y se capacita a los agricultores sobre cómo usar el software de gestión y actualizar los datos en tiempo real.
El código QR es más que una simple etiqueta elegante. Es la llave que abre la puerta a mercados de alta gama, donde los compradores exigen transparencia y la certificación de estándares estrictos. De no cumplirse, los productos agrícolas pueden ser rechazados en la fase de importación, lo que causa no solo daños económicos , sino también a la reputación.
Cosecha de melones de alta calidad en Peace Farm.
Si antes el "fertilizante" era una sustancia física que alimentaba las plantas, ahora los datos son el "fertilizante espiritual" que nutre la confianza y el valor. Muchas cooperativas y pequeñas empresas del delta del Mekong han sido pioneras en el uso de dispositivos IoT para medir el pH y la humedad del suelo, detectar plagas y gestionar las zonas de cultivo por teléfono. Los registros de producción, las imágenes y la extensión agrícola se almacenan electrónicamente, lo que facilita a las empresas procesadoras verificar el origen y reducir el riesgo de devoluciones por incumplimiento de las normas.
Sin embargo, el camino hacia la digitalización de la agricultura aún enfrenta numerosos obstáculos. En zonas remotas, la infraestructura de red es deficiente, los costos iniciales de inversión son elevados y el uso de la tecnología es limitado. Muchos agricultores aún temen perder el control de sus datos o tener que asumir "costos invisibles" difíciles de medir. Sin embargo, estos primeros pasos están demostrando gradualmente que la transformación digital ya no es una opción, sino un camino inevitable para que la agricultura occidental se mantenga firme y logre un gran avance.
Peace Farm: una visión agrícola digital
En la provincia de Vinh Long, la Granja de la Paz de la Sra. Le Ngoc Hien es un ejemplo típico de aplicación de la tecnología digital a la producción agrícola.
“Antes, el riego se hacía manualmente y no se podía controlar la cantidad de agua, lo que generaba un desperdicio de electricidad y recursos. Ahora, gracias a sensores y sistemas de riego automático, podemos ajustar la cantidad de agua y fertilizante para cada etapa; todo se controla remotamente por teléfono”, compartió la Sra. Hien.
Gracias a la tecnología, las explotaciones agrícolas ahorran significativamente en costos y mano de obra, a la vez que mejoran la eficiencia. Los sensores de temperatura y humedad ayudan a determinar con precisión las necesidades de riego, evitando el riego intuitivo del pasado. Para cultivos de alto valor, la tecnología también permite un control nutricional detallado del nitrógeno, el fósforo y el potasio, y ajusta automáticamente las dosis de fertilizantes cuando se detectan deficiencias.
Sin embargo, según la Sra. Hien, la inversión en tecnología debe calcularse cuidadosamente. "Si el cultivo de melones solo genera un valor económico inferior a 100.000 VND por kilo, entonces invertir en equipos que valen miles de millones de VND no es apropiado. La tecnología debe ser asequible y satisfacer las necesidades de producción", afirmó la Sra. Hien.
La transformación digital es una tendencia irreversible, pero los agricultores necesitan comprender y dominar la tecnología, evitando invertir en tendencias.
La Sra. Le Ngoc Hien está comprobando la nutrición de cada planta de melón en la granja.
La Sra. Hien también enfatizó que la agricultura, incluso con el apoyo de la tecnología, aún requiere habilidad y observación. Las máquinas pueden controlar el riego, pero solo los agricultores pueden comprender qué necesitan las plantas, ya sean sanas o débiles. La agricultura no se puede realizar simplemente "sentándose y presionando botones".
El Delta del Mekong está calificado para convertirse en una región agrícola digital clave del país, gracias a su gran producción, su experiencia productiva y su espíritu de cooperación. Sin embargo, para convertir su potencial en realidad, necesita una sincronización en infraestructura digital, electricidad y telecomunicaciones, políticas de inversión en equipos, capacitación digital de recursos humanos y un marco legal para proteger los datos de los agricultores.
Cuando los datos se recopilan, gestionan y comparten de forma transparente, los productos agrícolas del delta del Mekong no solo pueden cumplir con los estándares internacionales, sino también llegar a mercados nicho (orgánicos, ecológicos y de bajas emisiones) donde los consumidores están dispuestos a pagar una prima por la transparencia y la sostenibilidad.
Los arrozales del oeste se están transformando, desde arrozales de baja altitud y campos salados hasta huertos ribereños, todos ellos "activados" por la tecnología. Los códigos QR, los datos, el Internet de las Cosas (IoT) o la colaboración digital no son solo herramientas, sino semillas que abren el camino hacia el futuro. Y cuando el gobierno, las empresas y los agricultores unan sus fuerzas, los datos no solo serán un "nuevo fertilizante", sino que se convertirán en el elemento vital que nutre el futuro de la agricultura vietnamita.
Fuente: https://doanhnghiepvn.vn/chuyen-doi-so/-trong-du-lieu-tren-nhung-canh-dong-cong-nghe/20251017032350438
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