PROGRAMA DE ALTA CALIDAD: DETERMINADO POR LAS ESCUELAS
Como informó Thanh Nien , el 15 de junio, el Ministerio de Educación y Formación emitió la Circular 11/2023/TT-BGDDT para abolir la Circular 23/2014/TT-BGDDT (emitida en 2014) que regulaba la formación de alta calidad (CLC) a nivel universitario.
La Circular 11 entra en vigor el 1 de diciembre del presente año. Los cursos en los que la inscripción se haya realizado antes de esta fecha continuarán impartiéndose hasta su finalización de acuerdo con lo estipulado en la Circular 23. Según el Ministerio de Educación y Formación, la derogación total de la Circular 23 tiene como objetivo implementar la Ley de Educación Superior modificada (también conocida como Ley 34), promulgada en 2018.
De acuerdo con la Circular N° 17/2021/TT-BGDDT (emitida el 22 de junio de 2021) que regula los estándares de los programas de formación; el desarrollo, la evaluación y la promulgación de programas de formación para todos los niveles de educación superior, el desarrollo de diferentes tipos de programas de formación está bajo la autonomía de las instituciones de educación superior (denominadas colectivamente universidades), garantizando el cumplimiento de las regulaciones sobre estándares de programas de formación para todos los niveles de educación superior según lo prescrito por el Ministerio de Educación y Formación.
Estudiantes del programa de alta calidad de la Universidad Tecnológica de Ciudad Ho Chi Minh
Sin embargo, la normativa del Ministerio de Educación y Formación solo establece requisitos mínimos. El Ministerio de Educación y Formación anima a las universidades a diseñar y desarrollar programas de formación con estándares de entrada y salida superiores a los que él mismo prescribe. Las instituciones educativas son responsables de divulgar públicamente y proporcionar de forma transparente información sobre los programas de formación que ofrecen.
El Ministerio de Educación y Formación afirmó que la derogación de la Circular 23 no implica que las universidades ya no tengan o no puedan implementar programas de Aprendizaje Colaborativo (CLC). Esto tampoco afecta la matrícula ni la formación en otros programas universitarios. Las universidades gozan de autonomía para diseñar y desarrollar sus programas de formación. Sin embargo, independientemente de la denominación, deben garantizar el cumplimiento de la normativa sobre estándares de los programas de formación, garantía de calidad, condiciones de enseñanza y aprendizaje, etc.
Por otra parte, el Ministerio de Educación y Formación también dijo que, en lo que respecta a las tasas de matrícula, las escuelas las determinan y aplican de acuerdo con las regulaciones del Gobierno en el Decreto No. 81/2021/ND-CP de fecha 27 de agosto de 2021.
CUANDO LA MAYOR DIFERENCIA ESTÁ EN LAS MATRÍCULAS
Según numerosos expertos, la razón principal por la que el Ministerio de Educación y Formación emitió la Circular 23 en 2014 fue para implementar la política gubernamental de liberalizar el cobro de matrículas a muchas universidades. Antes y después de la emisión de la Circular 23, las universidades públicas solo podían cobrar matrículas dentro del marco establecido por el Gobierno (desde julio de 2010, conforme al Decreto 49; desde diciembre de 2015, conforme al Decreto 86).
De hecho, este “desencadenamiento” se inició al mismo tiempo mediante la Resolución 77/NQ-CP emitida por el Gobierno el 24 de octubre de 2014, sobre la puesta en marcha de la innovación del mecanismo operativo para las instituciones públicas de educación superior en el período 2014-2017. La Resolución 77 tiene como objetivo alentar a las universidades públicas a explotar de manera proactiva y utilizar razonablemente los fondos del presupuesto estatal, y aumentar la atracción de fuentes de financiamiento no presupuestarias (posteriormente se demostró que esta solución de “mejora” tenía como objetivo principal aumentar la HP).
Según la Resolución 77, las universidades públicas, al comprometerse a autoasegurar todos sus gastos operativos y de inversión, son autónomas y plenamente responsables. Sin embargo, en todo el país solo 23 universidades están autorizadas a implementar un programa piloto de autonomía universitaria (lo que significa que pueden recaudar fondos públicos fuera del marco del Decreto 86). La Circular 23 ofrece oportunidades a la mayoría de las universidades del sistema.
El Ministerio de Educación y Formación afirmó que la derogación de la Circular 23 no significa que las universidades ya no tengan o no estén autorizadas a implementar "programas de alta calidad".
Desde su definición, la Circular 23 también incluyó el factor de la matrícula como indicador para distinguir entre el programa de formación universitaria masiva y el programa CLC. En consecuencia, el programa de formación masiva es aquel cuya matrícula está sujeta a la normativa gubernamental vigente, mientras que el programa CLC no está obligado a cumplir con dicha normativa. En cambio, la universidad puede determinar la matrícula del programa CLC según el principio de calcular de forma correcta y completa los costes de formación para todo el curso; asimismo, la universidad puede elaborar un plan para ajustar la matrícula de los cursos posteriores (si fuera necesario).
El Decreto 86, emitido por el Gobierno en octubre de 2015 (tras la Circular 23), incluyó oficialmente la normativa sobre financiación de programas de formación en Comunicación, Aprendizaje y Comunicación (CLC). En consecuencia, las universidades públicas con programas CLC están trabajando activamente para establecer niveles adecuados de financiación, con el apoyo del presupuesto estatal, que garanticen la cobertura suficiente de los costes de formación.
Con la Ley de Educación Superior, se ha ampliado la autonomía de las universidades y el marco normativo de la educación superior se ha extendido en la misma medida. El Decreto 81 no obliga a todas las universidades públicas a recaudar fondos para la educación superior conforme a un marco prescrito por el Gobierno, sino que abre numerosas excepciones. Para las universidades autónomas, el límite máximo de recaudación para la educación superior es entre dos y 2,5 veces superior al de las universidades no autónomas.
Además, el Decreto 81 también estipula la recaudación de la Tasa de Protección (TP) para programas de formación acreditados o no acreditados. En el caso de programas acreditados, incluso para centros no autónomos, estos tienen derecho a determinar el nivel de recaudación de la TP para dicho programa según criterios económicos y técnicos que ellos mismos establezcan.
Fuera del papel "histórico"
El profesor asociado Bui Anh Tuan, director de la Universidad de Comercio Exterior, quien fuera director del Departamento de Educación Superior del Ministerio de Educación y Formación cuando este último emitió la Circular 23, afirmó que, en aquel entonces, el Gobierno buscaba impulsar la mejora de la calidad de la educación superior, por lo que colaboró con numerosos países para invertir en la creación de varias universidades de excelencia. Paralelamente, el Ministerio de Educación y Formación implementó un programa avanzado para consolidar diversas carreras universitarias de alto nivel (en su primera fase, participaron 23 instituciones con 37 programas de formación), programa financiado por el Estado.
Sin embargo, su implementación resulta difícil debido a la limitación de recursos. «El Ministerio de Educación y Formación ha comprendido que es posible mejorar la calidad de la formación en algunas carreras universitarias sin que el Estado tenga que invertir demasiado dinero, permitiendo la apertura de programas de formación CLC. En consonancia con la evolución de la educación superior y los cambios de la época, es razonable que el Ministerio de Educación y Formación revise los estándares de las escuelas CLC», afirmó el profesor asociado Tuan.
El profesor asociado Nguyen Phong Dien, vicerrector de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hanói, afirmó que la Circular 23 y muchas otras normas se emitieron de conformidad con la Ley de Educación Superior de 2012. Tras la promulgación de la Ley n.º 34 por la Asamblea Nacional, no solo la Circular 23, sino también varias otras normas quedaron obsoletas.
El profesor asociado Dien también comentó: «En el proceso de promulgación de políticas que se adapten a la actual transformación de los mecanismos de gestión en la educación superior, tenemos muchas lagunas que requieren que el Ministerio de Educación y Formación y muchos otros ministerios trabajen arduamente durante mucho tiempo para subsanarlas. En un futuro próximo, tendremos que aceptar la existencia de muchos documentos cuyo contenido entra en conflicto con la ley o que simplemente no existen».
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