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| Australia se enfrenta a una disyuntiva: crear proactivamente sus propias normas de IA o adherirse a las existentes. (Fuente: The Interpreter) |
El artículo afirma que la IA se promueve como un nuevo avance en la gobernanza y la estrategia nacional. Sin embargo, si Australia no establece sus propias normas para esta tecnología, el país se convertirá en un receptor pasivo, dependiente de sistemas diseñados y controlados por otras naciones.
Enfrentando un problema difícil
La IA no es una tecnología neutral. Su funcionamiento refleja la mentalidad, las prioridades y los valores de quienes la crean, incluidos gobiernos y corporaciones extranjeras.
La importación por parte de Australia de sistemas de IA diseñados según estándares extranjeros también implica la importación de normas relacionadas con la privacidad, la autonomía y el control. Para garantizar la soberanía tecnológica, Australia necesita desarrollar sus propias directrices de desarrollo de IA y un marco de gobernanza, claramente diseñados para reflejar los valores e intereses nacionales.
Sin embargo, la cuestión no es si se debe usar o no la IA, sino bajo qué normas Australia operará esta tecnología. Si las normas se redactan en el extranjero, cualquier sistema de IA que opere en Australia estará sujeto a un "hilo invisible", una forma de dependencia estratégica en la era digital.
Australia no es ni Estados Unidos ni China. No puede liderar la fabricación de hardware ni puede permitirse gastar enormes sumas en la construcción de redes de drones, satélites o sistemas de guerra algorítmica.
Sin embargo, Australia aún tiene una opción: invertir en conocimiento para establecer estándares éticos, de gobernanza e interoperabilidad para la IA, o aceptar los estándares establecidos por Estados Unidos o China. En este caso, la "idoneidad" es esencialmente dependencia.
En el sector de defensa, los planificadores suelen evaluar las capacidades según la cantidad de dispositivos o la fuerza física. Sin embargo, la IA ha cambiado ese concepto, y la fuerza ahora se mide por el control sobre el proceso de toma de decisiones.
Australia aún considera la IA como un producto que se puede comprar y una herramienta para mejorar las capacidades. Si los estándares de IA siguen siendo establecidos por entidades extranjeras, cualquier sistema de IA que Canberra implemente se verá arrastrado por el hilo invisible de la dependencia.
Por lo tanto, Australia necesita establecer normas y regulaciones sobre interoperabilidad en defensa, un marco de transparencia para su aplicación en el sector público y garantías éticas para evitar que la IA se utilice indebidamente para manipular a los ciudadanos o socavar la democracia.
Si Australia puede lograr esto y lograr que otros países sigan su ejemplo, podría convertirse en un referente, fortaleciendo así su poder blando, de manera similar a cómo Ginebra es considerada el centro del derecho humanitario o Bruselas el símbolo de la gobernanza global de la privacidad.
¿Qué camino le espera a Australia?
La pregunta es: ¿tomará Australia la iniciativa de escribir las reglas del juego o seguirá las reglas establecidas por otros países?
Los analistas creen que Australia probablemente optará por el camino fácil: establecer comités, redactar informes y, en última instancia, comprar lo que Estados Unidos ya utiliza. Este enfoque puede disfrazarse de practicidad, pero en realidad es falta de valentía en la planificación estratégica.
Es evidente que los estándares de IA se están configurando ahora mismo en Washington, Bruselas y Pekín. Si Australia no se suma con una postura clara, pasará desapercibida desde el principio.
Australia tiene dos opciones muy claras: o participa en la elaboración de las normas, o se mantiene fiel a ellas, sujeta a los dictados de otros. Una vez establecidas estas normas, pueden persistir durante décadas, y las futuras generaciones de australianos tendrán que vivir en un marco que nunca eligieron.
Por lo tanto, no se trata solo de "adelantarse" o "aprovechar oportunidades". Es una cuestión de soberanía y estatus. Australia puede seguir siendo dependiente como lo ha sido en el pasado, o puede definir su propio papel en la era de la IA.
«La IA no es una tendencia pasajera, sino un pilar estratégico del futuro. Las naciones de tamaño medio como Australia tienen muy pocas posibilidades de dejar su huella en la nueva era», afirma el artículo.
Fuente: https://baoquocte.vn/australia-dung-giua-nga-ba-duong-trong-linh-vuc-ai-330521.html







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