
Aquí, el espacio vital es como un libro de recuerdos abierto. El viento del río Tien transporta un poco del aluvión salado, pasando por cada casa, por cada puerta de madera de hierro intrincadamente tallada, y luego deteniéndose en el porche trasero, donde la gente aún prepara té de loto con tranquilidad y cuenta historias sobre sus antepasados abriendo la tierra.
Dong Hoa Hiep no solo es hermoso por su antigüedad. Es hermoso porque sus habitantes preservan el pueblo como si fuera su alma. La gente depende de la naturaleza para vivir: en la época de inundaciones, echan redes y pescan; en la época seca, cuidan sus huertos. Cada casa antigua no es solo un patrimonio físico, sino también una "escuela" sin pizarra, que enseña lecciones de moderación, de respeto a las raíces, de cómo vivir en armonía con la tierra, el agua, los árboles y las personas.
Los turistas que llegan aquí no solo visitan, sino que también experimentan el alma de una región cultural. Pueden caminar bajo la sombra de árboles centenarios, escuchar el crujido de vigas y columnas como la melodía del tiempo, y disfrutar de una comida sencilla pero completa. Se siente como si cada paso fuera ligero para no despertar una antigua tradición que aún duerme plácidamente.
Al caminar por las estrechas calles arboladas del antiguo pueblo de Dong Hoa Hiep, es fácil encontrar casas antiguas de una belleza única: con influencias de la arquitectura popular sureña y un aire europeo a través de las molduras, líneas y patrones del estilo francés. Las ventanas arqueadas, los techos de tejas con yin-yang, las hileras de columnas de palo fierro, los motivos decorativos clásicos con delicadas tallas… todo se funde como un diálogo silencioso entre dos culturas a medio mundo de distancia.
Cada casa antigua es como una página de un libro de historia que se abre en medio de la vida cotidiana. Dong Hoa Hiep no solo preserva el recuerdo de una tierra fértil, sino que también narra la historia de más de un siglo de la región sur, que atravesó numerosos cambios: recuperación, comercio, colonización e integración. Por lo tanto, la arquitectura de las casas antiguas no es simplemente un lugar para vivir, sino un vestigio de capas culturales superpuestas, testimonio de la adaptación y la armonía de los pueblos sureños, que aceptaron lo nuevo y mantuvieron sus raíces.
En Dong Hoa Hiep, el patrimonio no vive en una jaula de cristal. Vive con la gente, en su forma de contar historias, en su forma de recibir a sus invitados, en los platos, en el huerto y en las pequeñas pero perdurables costumbres. Esto es lo que crea el valor del «patrimonio vivo», un concepto cada vez más importante en el pensamiento económico moderno: el patrimonio no es solo para contemplar, sino que puede convertirse en un motor de desarrollo.
Desde una perspectiva económica patrimonial, la casa antigua Dong Hoa Hiep ofrece una valiosa lección: cuando la comunidad comprende el valor del patrimonio y sabe cómo contar su propia historia, este abre automáticamente oportunidades de subsistencia. El turismo experiencial, la gastronomía local, los espacios culturales en los jardines, los servicios de alojamiento en casas antiguas… pueden convertirse en componentes de un ecosistema económico-cultural sostenible. Lo más importante no es construir muchas cosas nuevas, sino preservar lo antiguo de forma que pueda seguir vivo, respirando y expandiéndose.
Esas casas han resistido numerosas inundaciones y los cambios de los tiempos. Ahora, siguen acompañando a la gente en un nuevo camino, un camino para convertir el patrimonio en un recurso, no en una carga; en una fuente de orgullo, no solo de nostalgia. Por lo tanto, Dong Hoa Hiep no es solo una aldea antigua, sino también un símbolo del pensamiento económico patrimonial del Sur: respetar el pasado para construir el futuro.
La antigua aldea de Dong Hoa Hiep nos recuerda que el desarrollo no implica necesariamente destruir lo antiguo; a veces, es lo antiguo lo que abre nuevas perspectivas. Preservar una aldea antigua no se trata solo de conservar unas pocas casas, sino de preservar un estilo de vida, una filosofía y una identidad de la región fluvial.
Y gracias a eso, Dong Hoa Hiep se convierte en un lugar para que todos entiendan que el futuro del campo no solo está en los modelos modernos, sino también en lo que ha perdurado a lo largo del tiempo, desde las tallas de madera de las puertas hasta la generosidad de la gente del campo.
Le Minh Hoan
Fuente: https://baodongthap.vn/noi-thoi-gian-cham-lai-tren-nhung-nep-nha-xua-a233720.html










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