Si alguna vez has visto dramas históricos chinos sobre los harenes imperiales de diversas dinastías, probablemente hayas visto escenas en las que las concubinas regañaban severamente a sus doncellas de palacio. Sin embargo, los historiadores argumentan que se trata de elementos ficticios; en realidad, el castigo en palacio seguía reglas específicas y claras. Las concubinas no podían regañar a sus doncellas de palacio por las siguientes razones.
Influencia del confucianismo
Los antiguos creían que usar palabras duras para regañar a las doncellas de palacio equivalía a manchar la propia dignidad. Durante la época feudal, las concubinas también estaban influenciadas por el confucianismo.
El confucianismo afirma: «Una apariencia digna y sencilla refleja el verdadero valor del carácter. La vestimenta excesivamente extravagante revela vulgaridad». Por lo tanto, concedían gran importancia a la etiqueta, la virtud, la gracia, el habla y la conducta. Los miembros de familias nobles consideraban esto aún más crucial.
Debido a la influencia del confucianismo, las concubinas debían ser cuidadosas con sus palabras y no podían regañar ni insultar arbitrariamente a las doncellas del palacio. (Imagen: Sohu)
En la antigüedad, los emperadores valoraban mucho las virtudes de sus concubinas. Por lo tanto, estas debían cuidar siempre sus modales y su forma de hablar. Si la emperatriz o las concubinas usaban palabras duras para regañar a las doncellas de palacio, las consideraban mujeres formidables y maleducadas. Esto no solo afectaba su reputación, sino también a sus familias.
Miedo a los chismes
Con miles de personas en el palacio, incluso un incidente sin importancia podía propagarse como la pólvora. Por lo tanto, a veces, las concubinas regañaban a las doncellas del palacio, lo cual podía ser exagerado.
Si las cosas salían mal y el asunto llegaba a oídos del emperador, este lo consideraría rencoroso y malicioso, y lo despreciaría. De hecho, muchas concubinas fueron deshonradas y desterradas al palacio frío por esta razón.
Las doncellas de palacio también guardaban los secretos de las concubinas, para que sus amantes no las regañaran arbitrariamente. (Foto: Sohu)
Miedo a que se revelen secretos
Las doncellas de palacio eran confidentes cercanas y trabajaban junto a sus amas casi las 24 horas del día. Por lo tanto, lo sabían todo sobre las concubinas. Por ejemplo, con quién se relacionaba una concubina o contra quién conspiraba; todos estos eran secretos que conocían. Así, si sus amas las regañaban o castigaban, en su ira y frustración, podían revelarlos. El miedo a que estos secretos salieran a la luz era algo que las concubinas temían.
Históricamente, la consorte Dun, de soltera Wang, fue una concubina que se casó con un miembro del palacio a los 17 años. Dio a luz a una princesa poco después de entrar en el palacio, consolidando así su posición. Sin embargo, debido al favor del emperador, la consorte Dun se volvió cada vez más arrogante.
En una ocasión, esta concubina golpeó hasta la muerte a una criada del palacio por una ofensa menor. La historia, difundida entre muchos rumores, llegó a oídos del Emperador. Como resultado, el Emperador, furioso, ordenó castigar a la concubina Wang. Al mismo tiempo, le prohibió acercarse a la princesa.
Quoc Thai (Fuente: Sohu)
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