Según expertos en seguridad alimentaria, el calor del verano hace que muchas personas busquen alimentos fríos como helado, hielo raspado, agua helada o bebidas frías para aliviar la sensación de calor. Sin embargo, no todos son aptos para comer alimentos fríos, especialmente quienes tienen problemas de salud o enfermedades crónicas. El consumo inadecuado de alimentos fríos puede causar más daños que un alivio temporal.
Las personas con sistemas digestivos débiles, como hinchazón, diarrea, gastritis, etc., no deben consumir alimentos fríos, ya que estos contraen fácilmente los vasos sanguíneos del estómago y los intestinos, lo que afecta el proceso digestivo.
Las personas que suelen sufrir de hinchazón, indigestión y trastornos digestivos tienen más probabilidades de que su condición empeore al consumir alimentos fríos.
Las personas con enfermedades respiratorias como faringitis, amigdalitis, asma, etc., tampoco deben consumir alimentos fríos. Estos alimentos pueden irritar fácilmente la mucosa de la garganta, causando inflamación o recaídas de enfermedades respiratorias crónicas. Los niños o adultos con antecedentes de faringitis o bronquitis son susceptibles a recaídas al beber agua helada o comer helado.
El cuerpo de las personas con sistemas inmunitarios debilitados (niños, ancianos, embarazadas) suele tener dificultades para adaptarse a los cambios bruscos de temperatura. Por lo tanto, comer alimentos fríos puede causar hipotermia, lo que puede derivar en resfriados o infecciones intestinales.
Además, durante la menstruación, comer alimentos fríos puede provocar contracciones uterinas, lo que a su vez provoca más cólicos menstruales y afecta la circulación sanguínea. En especial, hay personas que aún presentan síntomas de resfriado en verano, como manos y pies fríos, miedo al frío y heces blandas.
¿Qué deberías comer para evitar afectar tu cuerpo? Los expertos en salud recomiendan que, en lugar de alimentos fríos, elijas alimentos refrescantes, fáciles de digerir y ricos en nutrientes, como: verduras y frutas frescas, sandía, pepino, pitahaya, naranjas, pomelo, centella asiática, melón amargo, menta de pescado... Estos alimentos no solo ayudan a refrescarte, sino que también aportan agua y vitaminas necesarias para el cuerpo durante los calurosos días de verano.
Debe priorizar el consumo de fruta fresca o jugo, y limitar el uso de hielo. Además, las sopas con propiedades refrescantes, como la de calabaza verde, espinacas, cebollino, algas, etc., también son muy beneficiosas para el cuerpo, ya que ayudan a refrescarse y favorecen una buena digestión.
Además, los alimentos ricos en agua y de fácil digestión, como las gachas, las sopas ligeras, los fideos vermicelli, la sopa pho, etc., también son opciones adecuadas, ya que ayudan al cuerpo a retener bien el agua en verano.
Según los expertos, otro factor igualmente importante es beber agua adecuadamente. Debes priorizar bebidas saludables como agua filtrada, agua de ginseng, agua fría (de centella asiática, de alcachofa, de frijoles negros tostados, etc.) y beberlas a pequeños sorbos a lo largo del día. Evita beber agua helada demasiado fría, especialmente después de hacer ejercicio intenso o justo después de tomar el sol, para evitar un choque térmico.
Para proteger su salud, si pertenece al grupo que no debe consumir alimentos fríos, esté alerta y no permita que la sed fría afecte su salud. Coma y beba alimentos fríos con moderación; no abuse de ellos, ya que pueden causar efectos a largo plazo. Incluso las personas sanas deben limitar el consumo de agua demasiado fría, especialmente después de hacer ejercicio, bañarse o comer.
Fuente: https://nhandan.vn/ai-khong-nen-an-do-lanh-trong-mua-he-post885197.html
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