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Cena con risas de madre

Por la tarde, la luz del sol se derramaba dorada sobre el viejo tejado, atravesando las cortinas descoloridas por el tiempo. De la pequeña cocina subía el humo de la cena, mezclado con el olor a pescado estofado, sopa agria y el dulce aroma de una olla de arroz recién hecha. Esa escena, ese olor, ese sonido parecían simples, pero representaban la verdadera felicidad de la vida.

Báo Đồng NaiBáo Đồng Nai18/10/2025

De niña, la cena siempre era el momento de reunir a toda la familia. Mi madre se sentaba en el centro, con palillos de bambú oscurecidos por el humo de la cocina, recogiendo comida para mi padre mientras me decía que terminara mi comida. Siempre que estaba ocupada contándole historias de la escuela, mi madre simplemente sonreía, una sonrisa tan suave como la brisa del río que soplaba entre los árboles de areca detrás de la casa. En ese momento, no entendía del todo el significado de esa risa: era la paz de una mujer que había pasado por tantas dificultades, pero aún conservaba su corazón en paz.

Luego crecí, fui a la escuela, trabajé lejos, y la pequeña cocina de aquellos años se convirtió poco a poco en un recuerdo. Por las tardes, después del trabajo, en medio de calles abarrotadas, a veces sentía de repente un vuelco en el corazón solo por percibir el olor a pescado braseado de un restaurante...

El día que regresé a mi pueblo, vi que mi madre había perdido mucho peso. Su cabello negro ahora tenía mechones de plata, pero su figura aún se mantenía ágil junto al fuego. "¡Cuando vuelvas esta tarde, prepararé más sopa agria para calentarme el estómago!", resonó su voz como antes. Solo pude asentir, sintiendo de repente un escozor en la nariz. Mi madre seguía sonriendo, una sonrisa que iluminaba la cocina, como si el tiempo nunca hubiera pasado.

La comida estaba servida, nada del otro mundo, solo un tazón de sopa, un plato de verduras hervidas, una olla de pescado estofado aromático. Pero ¿por qué estaba tan deliciosa esa comida? Papá se sentó y contó historias sobre el pueblo, yo añadí algunos chistes y mamá se rió. La risa de mamá me recordó mi infancia, las temporadas de lluvia cuando me sentaba acurrucada junto a la cocina, escuchando a mamá contar cuentos de hadas... La comida terminó cuando el sol se puso en el patio. Mamá todavía estaba sentada allí, observándome en silencio lavar los platos. Sus ojos eran tan suaves como la brisa de la tarde en el campo. De repente me di cuenta de que, todos estos años lejos de casa, había estado buscando algo llamado felicidad, en el trabajo, en el éxito, en las grandes cosas. Pero al final, la felicidad estaba aquí mismo, en la pequeña cocina, en el humo brumoso, en la sonrisa de mamá cada tarde.

Entiendo que para mi madre, la felicidad no son las cosas materiales ni los lujos, sino simplemente tener hijos en paz y juntos. En cuanto a mí, la felicidad es cuando puedo sentarme junto a mi madre, escuchar su risa durante la cena y sentir que mi corazón deja de latir entre el ajetreo de la vida.

Esa noche, antes de dormirme, oí a mi madre cantar suavemente una nana en la cocina. La nana del pasado, tan ligera como el aroma del humo del arroz, impregnaba cada fibra de mi memoria. Sonreí, sabiendo que, sin importar adónde fuera, sin importar la edad que tuviera, siempre seré la niña pequeña en la cocina con la risa de mi madre.

Nguyen Thanh

Fuente: https://baodongnai.com.vn/van-hoa/chao-nhe-yeu-thuong/202510/bua-com-chieu-co-tieng-cuoi-cua-me-5af0681/


Etikett: feliz

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