Un paso histórico para construir un aparato "compacto, inteligente y eficiente"
Báo Dân trí•21/12/2024
(Dan Tri) - "Optimizar la organización no se trata solo de reducir la cantidad y eliminar partes inapropiadas, sino también de reorganizar, integrar y mejorar la capacidad operativa de la organización", dijo el Dr. Nguyen Si Dung.
Reconocer correctamente la naturaleza de la revolución de la racionalización del aparato, establecer principios para la organización y desarrollar mecanismos y políticas para los cuadros sujetos a ella, según el Dr. Nguyen Si Dung (exsubdirector de la Oficina de la Asamblea Nacional ), son los puntos clave para dar un paso histórico en esta reconstrucción del aparato. "Esta revolución es un paso histórico que sienta las bases para un aparato estatal racionalizado, inteligente y eficaz", comentó el Dr. Nguyen Si Dung en una entrevista con el periodista Dan Tri.El Secretario General To Lam comparó esta reestructuración y racionalización del aparato con una revolución. Durante mucho tiempo, se ha entendido la revolución como "reemplazar lo viejo por lo nuevo", "eliminar lo viejo para construir lo nuevo", así que ¿cómo debemos entender correctamente esta revolución? La revolución que mencionó el Secretario General To Lam no se limita a "reemplazar lo viejo por lo nuevo" o "eliminar lo viejo para construir lo nuevo" de forma rígida. En cambio, esta revolución debe entenderse como un proceso de reestructuración y optimización para crear un aparato operativo eficaz, transparente y adecuado a la realidad actual. En primer lugar, racionalizar el aparato no se trata solo de reducir la cantidad, sino también de mejorar la calidad y la eficiencia de las instituciones. No se trata solo de eliminar las partes que ya no son adecuadas, sino también de reorganizar, integrar y mejorar la capacidad operativa del aparato para satisfacer mejor las necesidades del desarrollo socioeconómico y los desafíos globales. Lo especial de esta revolución es que se hereda y se desarrolla. Debemos conservar los valores y experiencias que han demostrado su eficacia en el pasado, a la vez que eliminamos con determinación los factores que obstaculizan la innovación. Esto requiere visión a largo plazo, pensamiento sistemático y una gran determinación política , ya que no se trata solo de un cambio superficial, sino también de un cambio de mentalidad y de cultura de liderazgo y gestión. Además, esta revolución también está asociada a la creación de un ecosistema de gobernanza moderno, transparente y orientado a las personas, en el que todos los mecanismos operativos deben centrarse en servir al interés público. Esto supone un cambio no solo en la estructura organizativa, sino también en la forma en que abordamos y desempeñamos las funciones y tareas del Estado. Por lo tanto, creo que esta revolución es un paso histórico, que sienta las bases para un aparato estatal compacto, inteligente y eficaz, que satisfaga las expectativas de la gente en el nuevo contexto. Para reformar el aparato organizativo, además de solidaridad, gran determinación y valentía, los líderes del Partido creen que es necesario sacrificar los intereses personales por el bien común. ¿En qué consiste exactamente este sacrificio, en su opinión? — En mi opinión, sacrificar los intereses personales para reformar el aparato organizativo debe entenderse en muchos aspectos específicos y está asociado con la responsabilidad, la ética pública y la visión de cada cuadro y miembro del Partido. El primero es el sacrificio de renunciar a los beneficios directos o indirectos asociados a los cargos y poderes. Al racionalizar la organización, algunos puestos de liderazgo y gestión pueden fusionarse o eliminarse. Esto significa que algunos funcionarios deben aceptar renunciar a sus puestos actuales o no continuar en la nueva organización. Esto supone un sacrificio de intereses personales, pero es necesario para servir al interés común mayor, que es una organización más eficiente, económica y transparente. El segundo es el sacrificio de los beneficios financieros y los recursos asociados con la antigua organización. Los departamentos y unidades redundantes o ineficaces pueden haber generado beneficios económicos no transparentes para algunas personas. La eliminación de estas unidades eliminará privilegios y beneficios, pero es un paso necesario para mejorar la eficiencia de la gestión y reducir la carga sobre el presupuesto nacional. En tercer lugar, está el sacrificio de la vieja mentalidad y los viejos hábitos de gestión. Cambiar el aparato organizativo no solo implica un cambio de estructura, sino también de pensamiento y métodos de trabajo. Esto exige que cada cuadro y miembro del partido supere el miedo a la innovación, rompa con las viejas formas de pensar y se adapte a un modelo de gestión más moderno y transparente. Esto también es una forma de sacrificio, que requiere valentía para afrontar los inconvenientes y desafíos a corto plazo. Finalmente, el mayor sacrificio es anteponer los intereses comunes del país y del pueblo a los intereses personales o de grupo. Esto exige que cada cuadro y miembro del partido tenga un alto sentido de la responsabilidad, dispuesto a renunciar a lo que ya no es adecuado y ya no contribuye positivamente al desarrollo común. La cuestión más difícil al organizar los cuadros tras la fusión es probablemente quién se queda, quién se va, quién conserva el puesto de jefe y quién es degradado a subdirector. Habrá personas que sufrirán pérdidas y sacrificios, de jefe a subdirector, de subdirector permanente a subdirector permanente, de trabajar a nivel municipal ahora a nivel distrital o condal. Sin duda, la movilización de los cuadros será muy difícil. ¿Tiene alguna sugerencia para perfeccionar la organización y desarrollar políticas sobresalientes para los cuadros sujetos a la organización? - Sí. La movilización y la organización de los cuadros en el proceso de racionalización del aparato siempre es un problema complejo, ya que no solo se relaciona con el puesto y el título, sino que también afecta la psicología y la motivación de los cuadros. Sin embargo, con el enfoque adecuado, podemos convertir este desafío en una oportunidad para construir un equipo de cuadros unido, capaz y listo para servir. En primer lugar, debe haber equidad y transparencia en la organización del personal. Al organizar el proceso, es necesario considerar la capacidad, la experiencia, los resultados laborales y la idoneidad para las tareas del nuevo sistema. Este proceso debe garantizar la objetividad, evitar sesgos e injusticias, y contribuir a reducir la insatisfacción. En segundo lugar, la evaluación se basa en la eficiencia laboral y las cualidades políticas. El personal verdaderamente capaz y dedicado debe ser respetado, incluso si el puesto cambia. En tercer lugar, una política razonable de compensación e incentivos. Para los cuadros que deban descender o ascender a nuevos puestos, se les debe brindar un trato superior, creando oportunidades de ascenso y reorganización en el futuro. Optimizar el sistema no significa eliminar las oportunidades de ascenso. Los cuadros que actualmente no ocupan puestos de liderazgo deben ser considerados y planificados para asumir puestos superiores en el futuro, si tienen la capacidad y los logros necesarios. Además de construir una cultura organizacional orientada al bien común, es necesario escuchar y analizar a fondo las opiniones y pensamientos de los cuadros afectados por el proceso de reorganización. Un estímulo oportuno y una explicación razonable ayudarán a los cuadros a sentirse respetados y comprendidos. Solo cuando cada cuadro sienta que su sacrificio es reconocido, recibe una compensación adecuada y ve oportunidades de desarrollo en el futuro, estará dispuesto a acompañar este proceso de reforma. ¿Qué opina del plan de organización actual, especialmente para ministerios, organismos ministeriales, organismos del Gobierno y organismos de la Asamblea Nacional? - El plan de organización actual para ministerios, organismos ministeriales, organismos del Gobierno y organismos de la Asamblea Nacional constituye un paso importante hacia la construcción de un aparato estatal racionalizado, eficaz y eficiente. Sin embargo, para realizar una evaluación integral, es necesario analizar tanto los aspectos positivos como los que requieren mejoras. En el lado positivo, el plan de organización actual se centra en reducir los puntos focales y eliminar la superposición funcional entre organismos. Esto no solo ahorra recursos, sino que también contribuye a un funcionamiento más eficaz del aparato. La fusión o reestructuración de unidades para lograr una mayor especialización contribuirá a mejorar la capacidad de gestión e implementación. La reforma a nivel de los organismos centrales, considerada "difícil y sensible", ha demostrado la firme determinación del Partido y del Estado para realizar los cambios necesarios. En cuanto a los temas preocupantes, si bien se ha reducido el número de unidades, si la asignación de funciones no es clara y específica, aún puede existir el riesgo de superposición o omisión de tareas, lo que genera ineficiencia. El proceso de organización también puede afectar la psicología y la motivación de los cuadros, especialmente de aquellos cuyas posiciones o poderes han cambiado. Creo que es necesario realizar una revisión minuciosa para garantizar que las tareas y competencias de cada ministerio y sector estén claramente definidas, evitando duplicaciones u omisiones. Para generar consenso, la publicación de los criterios, la hoja de ruta y los resultados del acuerdo debe realizarse con transparencia. Especialmente en el caso de los organismos dependientes de la Asamblea Nacional, la reestructuración debe garantizar que no debilite la función de seguimiento y evaluación de políticas, ya que este es un elemento fundamental en un Estado de derecho. Enlos últimos años, muchos países han racionalizado sus estructuras; por ejemplo, Japón pasó de 23 organizaciones ministeriales a 13. En su opinión, ¿qué experiencias internacionales puede mencionar Vietnam? La experiencia más importante de Japón reside en la descentralización según el principio de subsidiariedad. Este es el principio fundamental que ayuda a Japón no solo a racionalizar el aparato central, sino también a mejorar la eficiencia de la gobernanza. Según este principio, el gobierno central se centra únicamente en tareas estratégicas y macro, mientras que las tareas específicas y directas relacionadas con la vida de las personas se asignarán a los gobiernos locales a nivel provincial y municipal. Los gobiernos provinciales en Japón cuentan con amplias competencias en áreas como educación , sanidad, construcción de infraestructura y desarrollo económico local. Esto contribuye a reducir la carga de trabajo de los organismos centrales, permitiendo así la racionalización del aparato central, garantizando al mismo tiempo una gestión eficaz. Vietnam puede aprender de este modelo para promover la racionalización del aparato de forma sostenible y eficaz, con el objetivo de fortalecer la descentralización. El Gobierno Central se centra en la estrategia en lugar de intervenir en los detalles locales, mejorando así la capacidad local. Otra experiencia de Japón es la fusión e integración de organismos con funciones similares. Por ejemplo, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria se formó a partir de la fusión de tres ministerios más pequeños. Vietnam puede aplicar este modelo para reducir el número de puntos focales, especialmente en áreas con funciones superpuestas, como economía, finanzas o cultura-sociedad . Esto debe basarse en una evaluación exhaustiva de las tareas y el desempeño de cada organismo. Además de Japón, también podemos citar la experiencia de Nueva Zelanda, que se centra en la monitorización de resultados en lugar de procesos; la experiencia de Singapur en la promoción de la aplicación de tecnología y la digitalización de los servicios públicos, la minimización del trabajo manual y los contactos administrativos, y la capacitación del personal para cumplir con los requisitos de la gestión moderna. Para evitar repetir la lección de la "disposición incompleta" como en el pasado, el desarrollo de un plan para racionalizar el aparato organizativo en esta ocasión debe ser claro en cuanto a funciones y tareas. centrarse en la eficiencia; ser público, transparente y consensuado. ¿Cree que esta será una revolución sin precedentes en la racionalización del aparato? Yconlas principales orientaciones sobre racionalización que se han presentado recientemente, ¿cómo visualiza el nuevo aparato del sistema político en el nuevo mandato? Creo que esta reestructuración y racionalización del aparato puede considerarse una revolución sin precedentes, no solo por su escala y alto nivel de determinación política, sino también por su enfoque más integral y metódico. Esta vez, la racionalización no solo se llevará a cabo a nivel local, sino que abarcará todo el sistema político, desde ministerios y organismos ministeriales hasta organizaciones de la Asamblea Nacional y el Partido. Este es un gran paso sin precedentes en la historia de la reforma del aparato. El espíritu de esta reorganización no es solo reducir el número o eliminar la antigua estructura, sino también construir un aparato moderno, racionalizado, transparente y eficaz que satisfaga las necesidades del desarrollo nacional en el nuevo contexto. El Secretario General To Lam enfatizó que esto no es solo una "reforma", sino una "revolución", lo que demuestra una firme voluntad de superar antiguas barreras, desde el pensamiento conservador hasta los intereses locales. Preveo que la nueva organización del aparato en el próximo mandato tendrá las siguientes características: Primero, es racionalizada pero poderosa. Se reducirá significativamente el número de puntos focales, especialmente agencias con funciones superpuestas o operaciones ineficaces. Sin embargo, la racionalización no debilita el poder administrativo; al contrario, las agencias reorganizadas operarán con mayor eficacia gracias a la especialización y la racionalización de procesos. El segundo es avanzar hacia la conectividad y la integración. Las agencias se reorganizarán para lograr una mayor integración, minimizando la dispersión o "localización" en la gestión estatal. El tercero es aplicar con fuerza la tecnología. El nuevo aparato deberá "vestirse de digitalización", con la tecnología de la información como eje central en la gestión, operación y prestación de servicios públicos. Este será un paso importante en la construcción de un gobierno digital, en línea con las tendencias globales. El cuarto es promover la responsabilidad individual y la transparencia. La responsabilidad de cada individuo en el sistema se definirá con mayor claridad, reduciendo la ambigua "responsabilidad colectiva". Se mejorará la transparencia en el funcionamiento del aparato, aumentando así la confianza ciudadana en el Estado. En resumen, esta revolución no es solo un cambio estructural, sino también un cambio importante en la mentalidad y la cultura de gobernanza del sistema político vietnamita. Si se implementa con éxito, el nuevo aparato organizativo adoptará una "nueva imagen" más ordenada, más transparente, más eficaz y digna de las expectativas de la ciudadanía en la nueva era.
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