Vietnam.vn - Nền tảng quảng bá Việt Nam

Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas: Importancia, oportunidad, honor para el Estado miembro que asume la responsabilidad

TCCS - El Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ocupa un puesto clave en el sistema de las Naciones Unidas, al frente del máximo órgano de representación de un Estado miembro, donde se debaten y deciden importantes asuntos internacionales. Esto no solo implica coordinar la labor de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino que también tiene un profundo valor político y simbólico para la comunidad internacional.

Tạp chí Cộng SảnTạp chí Cộng Sản22/10/2025

El Secretario General de la ONU, António Guterres, presenció la ceremonia de entrega de la presidencia del 79.º periodo de sesiones de la Asamblea General de Philemon Yang a Annalena Baerbock. (Foto: VNA)

El cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas

La fundación de las Naciones Unidas en 1945 marcó un hito en la historia de las relaciones internacionales. Tras los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial, la ONU se fundó para prevenir la guerra, mantener la paz y la seguridad internacionales y promover la cooperación y el desarrollo globales. De los seis órganos principales estipulados en la Carta de las Naciones Unidas, la Asamblea General es el más amplio y democrático, donde todos los Estados miembros tienen el mismo derecho a voto, independientemente de su tamaño o fuerza nacional.

A diferencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas —órgano cuyo poder de decisión se concentra en cinco miembros permanentes y se ocupa principalmente de cuestiones de seguridad internacional—, la Asamblea General de las Naciones Unidas funciona según el principio de igualdad soberana, considerando de forma integral cuestiones de todos los ámbitos. La Asamblea General es el lugar donde 193 Estados miembros intercambian opiniones, se consultan y determinan soluciones a problemas globales, desde la paz, la seguridad y el desarme hasta el desarrollo, los derechos humanos y las preocupaciones humanitarias. Si bien las resoluciones de la Asamblea General no son jurídicamente vinculantes, tienen un profundo significado político y simbólico, reflejando la voluntad y la voz comunes de la comunidad internacional.

Como presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente de la Asamblea General ocupa uno de los puestos de liderazgo más importantes dentro del sistema de las Naciones Unidas. Dos documentos estrechamente relacionados con este cargo son la Carta de las Naciones Unidas y el Reglamento de la Asamblea General. El Artículo 21 de la Carta de las Naciones Unidas establece que la Asamblea General elegirá a su Presidente para cada período de sesiones, que dura aproximadamente un año, a partir de septiembre de cada año. Las funciones y obligaciones específicas del Presidente de la Asamblea General se estipulan en el Reglamento, en particular en el Artículo 30 (elección), el Artículo 35 (dirección de los períodos de sesiones) y el Artículo 55 (propuesta de mejoras para la eficiencia operativa). En consecuencia, el Presidente de la Asamblea General es responsable de dirigir los períodos de sesiones, guiar los debates, determinar prioridades, promover el intercambio entre los Estados miembros y facilitar el consenso. Este cargo no solo es importante para coordinar la labor de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino que también posee un profundo valor político y simbólico para la comunidad internacional.

La evolución del cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 1946 hasta la actualidad.

Durante los últimos 80 años, el papel y las actividades de la Asamblea General de las Naciones Unidas se han fortalecido y ampliado continuamente, en particular en el ámbito de su agenda, que ahora abarca la mayoría de los asuntos urgentes y prioritarios de la comunidad internacional. Junto con este progreso, el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas también ha experimentado un profundo desarrollo. De una función de procedimiento, el actual Presidente de la Asamblea General se ha convertido en una figura influyente en el sistema de gobernanza global, contribuyendo a promover reformas institucionales, proponiendo iniciativas y orientando los debates sobre cuestiones estratégicas.

El desarrollo del papel de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se puede resumir en las siguientes etapas:

Período 1946-1950: En los primeros años de su creación, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas supervisaba principalmente las sesiones plenarias, coordinaba los debates y velaba por el cumplimiento de los procedimientos adecuados. El Presidente controlaba el desarrollo de todas las sesiones, incluyendo el derecho a proponer el tiempo de intervención, las listas de oradores y a suspender o aplazar las sesiones. Sin embargo, su autoridad en aquel entonces se limitaba a aspectos de procedimiento, con escasa incidencia en la formulación de políticas y la toma de decisiones. Durante este período, el Presidente de la Asamblea General carecía de Secretaría propia y su presupuesto operativo era limitado, dependiendo del apoyo de la Secretaría de la ONU y de la cooperación de los Estados miembros, especialmente de las grandes potencias. Por lo tanto, la función del Presidente de la Asamblea General era principalmente ceremonial.

A pesar de su limitada autoridad, la hábil coordinación, el equilibrio y la gestión armoniosa de las cuestiones de procedimiento y membresía han contribuido a forjar la imagen del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas como una persona neutral, respetuosa del principio de consenso y promotora del diálogo constructivo. El Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se elige anualmente de forma rotatoria entre los Estados miembros, según el principio de rotación entre cinco grupos regionales. Esta práctica busca garantizar la representación y el equilibrio entre las regiones en la estructura de liderazgo de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El período 1950-1970: Esta fue una época de importantes convulsiones políticas globales , en particular el movimiento de descolonización y el enfrentamiento Este-Oeste durante la Guerra Fría, que provocó un estancamiento en las operaciones de muchos organismos de las Naciones Unidas. En este contexto, el papel del Presidente de la Asamblea General de la ONU se expandió gradualmente y adquirió mayor relevancia, especialmente su función de mediación y coordinación en la resolución de conflictos y crisis complejos.

Un hito significativo durante este período fue la Resolución 377(V) de 1950, a menudo conocida como la Resolución de "Solidaridad para la Paz". Con base en esta resolución, en 1956, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó su primer período extraordinario de sesiones de emergencia para abordar la crisis del Canal de Suez. En dicho período se aprobó un llamamiento al alto el fuego inmediato y se estableció la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (FENU), la primera fuerza de mantenimiento de la paz de la organización. Esto demuestra que, en circunstancias excepcionales, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas puede desempeñar un papel de coordinación, contribuyendo a la resolución de problemas internacionales complejos.

A principios de la década de 1960 se produjo un importante punto de inflexión cuando la ola de descolonización condujo a un rápido aumento del número de Estados miembros, de 51 a 114. En respuesta a estas nuevas exigencias, la Asamblea General de las Naciones Unidas reestructuró su organización, aumentando el número de vicepresidentes y estableciendo varios comités especializados para abordar la creciente necesidad de debate y resolución global. Simultáneamente, se le confió al Presidente de la Asamblea General una mayor responsabilidad en la coordinación de una agenda cada vez más diversa y compleja, que reflejara los diversos intereses de la comunidad miembro, especialmente de los nuevos Estados.

A principios de la década de 1970, la función del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se vinculó estrechamente con la coordinación de debates y la búsqueda de consenso sobre cuestiones importantes, como el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, el desarme y la abolición del apartheid. Desde entonces, el Presidente de la Asamblea General no solo ha gestionado los procedimientos, sino que también ha servido de puente para promover el diálogo y conciliar los intereses de los países desarrollados y en desarrollo, contribuyendo así a mantener la cooperación en el marco de la Asamblea General.

Período 1986-1999: Este período marcó un cambio significativo en el papel del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pasando de un papel fundamentalmente ceremonial y formal a uno de gobernanza sustantiva, participación directa en la gestión de crisis y coordinación de iniciativas de reforma organizacional.

En 1986, las Naciones Unidas se enfrentaron a una grave crisis financiera, con drásticos recortes presupuestarios, la paralización de numerosas operaciones y el riesgo de recortes masivos de personal en numerosas unidades. En este contexto, el Presidente de la Asamblea General de la ONU desempeñó un papel crucial de mediación entre los diferentes grupos de interés, coordinando las negociaciones presupuestarias, contribuyendo a la protección de las cuotas de personal esenciales y manteniendo las operaciones de la organización. Este resultado sentó las bases para posteriores reformas en los mecanismos presupuestarios, una mayor transparencia financiera y una mejor gestión de los recursos dentro de la ONU en las décadas siguientes.

Tras el fin de la Guerra Fría, las Naciones Unidas en general, y la Asamblea General en particular, se enfrentaron a la necesidad de una reforma radical para mejorar la eficiencia operativa, adaptarse al emergente orden mundial multipolar y abordar la realidad del número cada vez mayor de Estados Miembros. Las Resoluciones 45/45 (1990) y 48/264 (1994) sentaron las bases para la "reforma de la Asamblea General", centrándose en la simplificación de la agenda, la racionalización de los procedimientos de trabajo, el fortalecimiento de la coordinación con el Secretario General y el Consejo de Seguridad, y la mejora de la calidad de los debates y la toma de decisiones. Esta reforma marcó un punto de inflexión en la función del Presidente de la Asamblea General, quien se convirtió en un administrador sustantivo, coordinando proactivamente la agenda, liderando los debates, generando consenso y promoviendo mejoras internas. El fortalecimiento de las facultades y responsabilidades del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas le otorga una voz más clara en asuntos globales, representando los intereses comunes de la comunidad internacional y, al mismo tiempo, ayudando a limitar la influencia de grupos de interés individuales.

En un contexto en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas afirma cada vez más su papel central en la coordinación de debates y la resolución de problemas globales, el Presidente de la Asamblea General continúa contribuyendo a promover la innovación en la gobernanza global. Esta función queda claramente demostrada mediante la presidencia y coordinación directas de una serie de importantes conferencias internacionales, como la Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995) y la Conferencia del Milenio (2000). Una notable novedad de estas conferencias es la mayor participación de las organizaciones no gubernamentales en el proceso de formulación de políticas globales, lo cual se refleja claramente en la agenda y los documentos adoptados en ellas.

Período del año 2000 a la actualidad: En el contexto de una globalización cada vez más profunda, la Asamblea General de las Naciones Unidas continuó experimentando reformas significativas, y el cargo de Presidente de la Asamblea General se institucionalizó para fortalecer su función, sus atribuciones y su alcance de actividades. Dos importantes resoluciones de la Asamblea General, la Resolución 60/286 y la Resolución 60/257 (2006), marcaron un nuevo avance, ya que, por primera vez, el presupuesto ordinario de la ONU asignó cinco puestos a tiempo completo a la Oficina del Presidente de la Asamblea General, en lugar de depender únicamente de personal adscrito o financiación voluntaria, como antes. Esta normativa ayuda al Presidente de la Asamblea General a mantener un equipo profesional estable y la capacidad de responder a cuestiones complejas del sistema multilateral. Se alienta al Presidente de la Asamblea General a proponer y organizar de forma proactiva debates temáticos sobre cuestiones internacionales importantes. El Presidente de la Asamblea General de la ONU es responsable de la divulgación pública de informes periódicos sobre finanzas y fuentes de financiación, y de supervisar las actividades del Comité de Procedimiento y los órganos conexos. Además, el Presidente tiene la tarea de presidir las negociaciones sobre la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, promover una reforma integral y mejorar la transparencia en las operaciones de la ONU.

El año 2016 marcó un hito en la historia de las Naciones Unidas cuando, en virtud de la autoridad otorgada por la Resolución 69/321, el Presidente de la Asamblea General celebró por primera vez un diálogo público con candidatos al cargo de Secretario General. Esta iniciativa sentó un precedente para la democratización y el aumento de la transparencia en el proceso de selección para puestos de liderazgo de alto nivel dentro del sistema de las Naciones Unidas. Los diálogos atrajeron aproximadamente 1,4 millones de visitas en línea y recibieron más de 2.000 preguntas de Estados Miembros y organizaciones no gubernamentales. Como resultado, el Secretario General fue elegido con un alto grado de consenso, lo que refleja las expectativas de la comunidad internacional de unas Naciones Unidas más modernas y eficaces en materia de liderazgo y gobernanza.

La Asamblea General de las Naciones Unidas también adoptó la Resolución 70/305 para mejorar aún más la normativa sobre transparencia y mecanismos de control interno. La resolución estipula que el Presidente de la Asamblea General debe prestar juramento público antes de asumir el cargo y adherirse al Código de Ética emitido por la Asamblea General; las donaciones voluntarias a la Oficina del Presidente de la Asamblea General deben divulgarse públicamente en detalle y estar sujetas a auditoría independiente. Este ajuste se considera un avance para fortalecer la disciplina, garantizar la transparencia y reforzar la confianza internacional en la gobernanza de las Naciones Unidas.

Desde 2020, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha continuado consolidando su papel en la gobernanza y coordinación de los esfuerzos globales para abordar desafíos multifacéticos y emergentes. Cuando estalló la pandemia de COVID-19, el Presidente de la Asamblea General implementó proactivamente formatos de reunión en línea o híbridos (presencial/en línea), garantizando el funcionamiento continuo e ininterrumpido de la Asamblea General. En los años posteriores, el Presidente de la Asamblea General continuó coordinando y liderando numerosos procesos internacionales importantes, incluida la Cumbre sobre el Futuro y la adopción del Documento para el Futuro en septiembre de 2024. En el contexto de una competencia estratégica cada vez más intensa entre las principales potencias, la función mediadora del Presidente de la Asamblea General se vuelve aún más crucial para mantener y fortalecer la cooperación multilateral, contribuyendo al mismo tiempo a resolver la fragmentación y la división en las relaciones internacionales.

La historia de las actividades de la Asamblea General de las Naciones Unidas durante las últimas ocho décadas muestra que, desde su posición inicial, centrada en la ceremonia y los procedimientos, la función ha evolucionado gradualmente hasta convertirse en un órgano central de coordinación y gobierno, que propone iniciativas proactivamente y promueve la innovación. El valor fundamental del cargo de Presidente de la Asamblea General reside en su capacidad para representar equitativamente a los 193 Estados miembros, generar consenso, promover el diálogo y proteger los principios comunes en un entorno internacional volátil.

La evolución del rol del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas refleja la dinámica adaptación y transformación de la Organización. En períodos en que el mundo enfrentó crisis políticas y de seguridad, conflictos entre Oriente y Occidente o desafíos socioeconómicos, el Presidente de la Asamblea General desempeñó un papel de mediador flexible, conectando y conciliando los intereses de diferentes grupos de naciones. Esta influencia se demuestra claramente en la coordinación de temas importantes como la descolonización, el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, la promoción de la reconciliación y el liderazgo de reformas dentro del aparato de la ONU. La capacidad de ejercer influencia desde el cargo de Presidente de la Asamblea General no solo se deriva de la autoridad institucional, aunque con algunas limitaciones, sino que también depende de la capacidad diplomática, la neutralidad, la capacidad de generar confianza y la habilidad para conciliar los intereses de los países desarrollados y en desarrollo.

Junto con el proceso de "reforma de la Asamblea General de las Naciones Unidas" y las reformas de la ONU desde finales del siglo XX hasta el siglo XXI, los poderes y responsabilidades del Presidente de la Asamblea General de la ONU han seguido ampliándose sustancialmente, desde la elaboración de una agenda simplificada, la presidencia del diálogo plenario, la mejora de la transparencia, hasta la participación en la promoción de reformas del Consejo de Seguridad de la ONU, la coordinación de las negociaciones globales, la adaptación a la competencia estratégica y el liderazgo de importantes iniciativas como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Pacto Mundial sobre Migración, la Convención sobre Prevención y Control de la Ciberdelincuencia y la Cumbre sobre el Futuro,...

El miembro del Politburó y presidente Luong Cuong se reúne con la presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Annalena Baerbock, durante su participación en el Debate General de Alto Nivel del 80.º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. (Foto: VNA)

Asumir la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas: perspectivas y requisitos.

En un mundo en constante cambio, la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas adquiere una importancia estratégica cada vez mayor, no solo por su función de coordinación, sino también por su capacidad para promover el diálogo, superar las diferencias y fortalecer los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas. Considerar la candidatura y asumir la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas es una oportunidad para reafirmar las capacidades, el prestigio y la identidad nacionales en el escenario internacional. Para asumir con éxito la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas se requiere una combinación de numerosas condiciones y fundamentos favorables.

En primer lugar, la diplomacia multilateral es un componente crucial de la diplomacia nacional. Asumir la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas exige considerar el contexto de una perspectiva de política exterior multilateral en constante evolución, avanzar hacia una dirección más proactiva y profunda, pasar de una mentalidad de "participación" a una de "participación activa, contribuyendo positivamente y potenciando el papel de la nación en la construcción y configuración de las instituciones multilaterales y el orden político y económico internacional"; y esforzarse por desempeñar un papel central, de liderazgo o mediador en organizaciones y foros multilaterales de gran importancia.
estrategia.

En segundo lugar, las contribuciones sustanciales y efectivas en todos los pilares de las actividades de las Naciones Unidas se demuestran mediante una participación cada vez más profunda y proactiva en las actividades de la mayor organización multilateral del mundo; la defensa del principio de adhesión a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional; y la promoción activa de iniciativas en materia de paz, desarrollo sostenible, igualdad de género, respuesta al cambio climático y el fortalecimiento del papel de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en los foros de las Naciones Unidas. Las contribuciones sustanciales y efectivas en todos los pilares de las actividades de las Naciones Unidas también son evidentes en muchas otras actividades, como el despliegue de fuerzas para participar en misiones de mantenimiento de la paz en países y regiones de todo el mundo. Esto es una clara prueba del compromiso, la responsabilidad y el espíritu de contribución a la paz y la seguridad mundiales de los Estados miembros. Al mismo tiempo, demuestra un papel proactivo en la promoción del diálogo y de iniciativas que se alinean con las prioridades de la comunidad internacional en el nuevo contexto, como la cooperación en inteligencia artificial (IA), la prevención y el control de enfermedades, y otros desafíos de seguridad no tradicionales.

En tercer lugar, la experiencia y el prestigio en el desempeño de responsabilidades multilaterales en el marco de las Naciones Unidas. Esto se demuestra mediante la experiencia y el prestigio en el desempeño de responsabilidades multilaterales en el marco de la ONU, como ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, miembro del Consejo de Derechos Humanos, del Consejo Económico y Social (ECOSOC) y ocupar otros cargos importantes en la Asamblea General y otros órganos especializados de la ONU. La experiencia y el prestigio en el desempeño de responsabilidades multilaterales en el marco de la ONU también se demuestran mediante la participación activa en el proceso de creación de mecanismos de cooperación, la elaboración de normas y reglas comunes, como la elaboración de códigos de conducta y la organización de conferencias internacionales de alto nivel, etc.

Sin embargo, asumir la responsabilidad de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas también presenta muchas dificultades, especialmente en el contexto de un mundo que experimenta cambios profundos, con muchos factores impredecibles y desafíos multifacéticos que impactan fuertemente la cooperación internacional y el papel de las Naciones Unidas.

En primer lugar, los conflictos y las cuestiones de seguridad no tradicionales siguen planteando importantes desafíos a la cooperación multilateral. La competencia estratégica entre las grandes potencias complica el papel de mediación de las Naciones Unidas; los países pequeños y medianos se enfrentan a la presión de "tomar partido", mientras que el auge de las microiniciativas multilaterales ha afectado en cierta medida la influencia global de la ONU, lo que exige un mayor fortalecimiento de la capacidad de coordinación y el mantenimiento de la cooperación multilateral para evitar el riesgo de polarización global.

El Informe de Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial predice que las condiciones climáticas extremas serán el principal riesgo en la próxima década. El Programa Mundial de Alimentos afirma que el hambre y la pobreza afectan a aproximadamente 720 millones de personas en todo el mundo. Entre 2023 y 2025, se proyecta que los ciberataques aumentarán un 30 %, mientras que el rápido desarrollo de la IA, la transformación digital y la transición ecológica exigen una cooperación urgente en la gobernanza global. Se espera que estos factores compliquen aún más la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en particular, y de las Naciones Unidas, en general.

En segundo lugar , el proceso "ONU80", iniciado por el Secretario General de la ONU en marzo de 2025, busca mejorar la eficiencia operativa, revisar las funciones y tareas, y reestructurar el sistema de la ONU. Se prevé que impacte directamente en las actividades de la Asamblea General de la ONU. Es probable que este ajuste tenga un profundo impacto en los métodos operativos, la estructura organizativa y los mecanismos de participación de los Estados miembros, redefiniendo así el papel y el funcionamiento de la Asamblea General de la ONU en el futuro próximo.

Frente a oportunidades y desafíos entrelazados, postularse y asumir el papel de miembro activo y responsable en importantes organismos y puestos internacionales dentro del sistema de las Naciones Unidas, incluido el cargo de Presidente de la Asamblea General de la ONU, no sólo está en consonancia con los intereses nacionales, sino que también contribuye a promover una integración internacional profunda y completa basada en una política exterior independiente, autosuficiente, pacífica, cooperativa y de desarrollo; al mismo tiempo, demuestra la posición y el prestigio del país en el escenario internacional.

Ser elegido presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas permite a un Estado miembro participar más activamente en el proceso de definición de la agenda e implementación de las decisiones de la Asamblea General, contribuyendo así a la resolución de importantes problemas políticos, económicos y sociales del mundo y la región. También brinda la oportunidad de fortalecer los vínculos y consolidar las relaciones entre el Estado miembro y las Naciones Unidas, a la vez que promueve las relaciones bilaterales. Para cumplir con esta responsabilidad, el Estado miembro necesita una preparación exhaustiva en cuanto a contenido, capacidad y métodos de coordinación, especialmente en el contexto de un mundo impredecible y de las Naciones Unidas.

----------------------------

* Dra. Hoang Thi Thanh Nga, Pham Binh Anh, Vu Thuy Minh, Nguyen Hong Nhat, Pham Hong Anh, Mai Ngan Ha, Le Thi Minh Thoa

Fuente: https://tapchicongsan.org.vn/web/guest/the-gioi-van-de-su-kien/-/2018/1154702/chu-tich-dai-hoi-dong-lien-hop-quoc--y-nghia%2C-co-hoi%2C-vinh-du-doi-voi-quoc-gia-thanh-vien-dam-nhiem-trong-trach.aspx


Kommentar (0)

¡Deja un comentario para compartir tus sentimientos!

Mismo tema

Misma categoría

Un lugar de entretenimiento navideño causa revuelo entre los jóvenes de Ciudad Ho Chi Minh con un pino de 7 metros
¿Qué hay en el callejón de 100 metros que está causando revuelo en Navidad?
Abrumado por la súper boda celebrada durante 7 días y noches en Phu Quoc
Desfile de disfraces antiguos: Cien flores de alegría

Mismo autor

Herencia

Cifra

Negocio

Don Den – El nuevo 'balcón celestial' de Thai Nguyen atrae a jóvenes cazadores de nubes

Actualidad

Sistema político

Local

Producto