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Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas: Importancia, oportunidad, honor para el Estado miembro que asume la responsabilidad

TCCS - El Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ocupa un puesto clave en el sistema de las Naciones Unidas, al frente del máximo órgano de representación de un Estado miembro, donde se debaten y deciden importantes asuntos internacionales. Esto no solo implica coordinar la labor de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino que también tiene un profundo valor político y simbólico para la comunidad internacional.

Tạp chí Cộng SảnTạp chí Cộng Sản23/10/2025

El Secretario General de la ONU, António Guterres, presenció la ceremonia de entrega de la presidencia de la 79.ª Asamblea General del Sr. Philemon Yang a la Sra. Annalena Baerbock. Foto: VNA

Cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas

El nacimiento de las Naciones Unidas en 1945 marcó un hito en la historia de las relaciones internacionales. Tras la devastadora Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas se establecieron para prevenir el riesgo de guerra, mantener la paz y la seguridad internacionales y promover la cooperación y el desarrollo globales. De los seis órganos principales estipulados en la Carta de las Naciones Unidas, la Asamblea General de las Naciones Unidas es el órgano más amplio y democrático, donde todos los Estados miembros tienen el mismo derecho a voto, independientemente de su tamaño o fuerza nacional.

A diferencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, órgano que concentra el poder de decisión en los cinco miembros permanentes y se ocupa principalmente de cuestiones de seguridad internacional, la Asamblea General de las Naciones Unidas se rige por el principio de igualdad soberana, considerando de forma integral cuestiones en todos los ámbitos. La Asamblea General de las Naciones Unidas es el lugar donde 193 Estados miembros intercambian, consultan y orientan soluciones a problemas globales, desde la paz, la seguridad y el desarme hasta el desarrollo, los derechos humanos y la asistencia humanitaria, entre otros. Si bien las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas no son jurídicamente vinculantes, poseen un profundo significado político y simbólico, reflejando la voluntad y la voz común de la comunidad internacional.

Como presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ocupa uno de los puestos de liderazgo más importantes del sistema de las Naciones Unidas. Los dos documentos asociados a este cargo son la Carta de las Naciones Unidas y el Reglamento de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El Artículo 21 de la Carta de las Naciones Unidas establece que la Asamblea General de las Naciones Unidas elegirá al Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas para cada período de sesiones, que dura aproximadamente un año, a partir de septiembre de cada año. Las funciones y deberes específicos del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se estipulan en el Reglamento, en particular en el Artículo 30 (elección), el Artículo 35 (dirección del período de sesiones) y el Artículo 55 (recomendación de mejoras para la eficiencia de las operaciones). En consecuencia, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas es responsable de dirigir el período de sesiones, dirigir los debates, determinar prioridades, promover el intercambio entre los Estados miembros y facilitar el consenso. Este cargo no solo tiene el significado de coordinar la labor de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino que también tiene un profundo valor político y simbólico para la comunidad internacional.

La evolución del cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 1946 hasta la actualidad

Durante los últimos 80 años, el papel y las actividades de la Asamblea General de las Naciones Unidas se han fortalecido y ampliado continuamente, en particular, el alcance de su agenda ha abarcado la mayoría de los asuntos urgentes y prioritarios de la comunidad internacional. Junto con este proceso, el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas también ha experimentado una profunda evolución. De asumir una función de procedimiento, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha convertido en un factor influyente en el sistema de gobernanza global, contribuyendo a promover la reforma institucional, proponiendo iniciativas y orientando los debates sobre cuestiones estratégicas.

El proceso de desarrollo del cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se puede resumir en las siguientes etapas:

1946 - 1950: En los primeros años de su creación, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas era el principal responsable de presidir las sesiones plenarias, coordinar los debates y garantizar el cumplimiento de los procesos y procedimientos. El Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas tenía la facultad de controlar los procedimientos de todas las sesiones, incluido el derecho a proponer el tiempo de intervención, la lista de oradores, pausar o aplazar las sesiones. Sin embargo, el alcance de la autoridad en ese momento se limitaba a los aspectos de procedimiento, con un impacto casi nulo en el proceso de formulación de políticas y toma de decisiones. Durante este período, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas no tenía su propia Secretaría, tenía un presupuesto operativo limitado y dependía del apoyo de la Secretaría de las Naciones Unidas y de la coordinación de los Estados miembros, especialmente de los países principales. Por lo tanto, el papel del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas era principalmente ceremonial.

A pesar de sus limitadas facultades, la hábil coordinación, el equilibrio y la gestión armoniosa de las cuestiones de procedimiento y membresía han contribuido a forjar la imagen del Presidente de la Asamblea General como una persona neutral, respetuosa del principio de consenso y promotora del diálogo constructivo. El Presidente de la Asamblea General se elige anualmente por rotación entre los Estados miembros, según el principio de rotación entre los cinco grupos regionales. Esta práctica busca garantizar la representación regional y el equilibrio en el liderazgo de la Asamblea General.

Período 1950-1970: Este fue un período de gran agitación política en el mundo , en particular el movimiento de descolonización y el enfrentamiento Este-Oeste durante la Guerra Fría, lo que provocó un estancamiento en las operaciones de muchos organismos de las Naciones Unidas. En ese contexto, el papel del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se amplió gradualmente y adquirió mayor relevancia, especialmente su función de intermediación y coordinación para gestionar conflictos y crisis complejos.

Un hito clave en este período fue la Resolución 377 (V) de 1950, conocida comúnmente como la Resolución "Unidos por la Paz". Con base en esta resolución, en 1956, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó su primer período extraordinario de sesiones de emergencia para tratar la crisis del Canal de Suez. En la sesión se aprobó un llamamiento al alto el fuego inmediato y se estableció la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (FENU), la primera fuerza de mantenimiento de la paz de la organización. Esto demostró que, en circunstancias excepcionales, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas podía desempeñar un papel de coordinación, contribuyendo a la promoción de soluciones a problemas internacionales complejos.

A principios de la década de 1960 se produjo un importante punto de inflexión con la expansión de la ola de descolonización, que provocó un rápido aumento del número de Estados miembros, de 51 a 114. En respuesta a las nuevas exigencias de la situación, la Asamblea General de las Naciones Unidas ajustó su estructura organizativa, aumentó el número de vicepresidentes y estableció diversos comités especializados para abordar las necesidades de debate y gestión de asuntos globales. Asimismo, se asignó al Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas una mayor responsabilidad en la coordinación de una agenda cada vez más rica y compleja, que reflejaba los diversos intereses de la comunidad miembro, especialmente de los países de reciente incorporación.

A principios de la década de 1970, el papel del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas estuvo estrechamente vinculado a la tarea de coordinar los debates y buscar consenso sobre cuestiones importantes, como el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, el desarme y la eliminación del apartheid. Desde entonces, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas no solo ha dirigido los debates, sino que también ha servido de puente para promover el diálogo, conciliar los intereses de los países desarrollados y en desarrollo, y contribuir al mantenimiento de la cooperación en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Período 1986 - 1999: Este es el período que marcó un cambio importante en el papel del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, desde un ámbito principalmente ceremonial y formal a asumir una función administrativa sustantiva, participando directamente en el manejo de crisis y coordinando iniciativas para reformar el aparato organizacional.

En 1986, las Naciones Unidas se enfrentaron a una grave crisis financiera, con recortes presupuestarios, el estancamiento de numerosas actividades y el riesgo de recortes masivos de personal para numerosas unidades. En ese contexto, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas desempeñó un importante papel de intermediario entre los diferentes grupos de interés, coordinando las negociaciones presupuestarias, contribuyendo a proteger la dotación de personal esencial y a mantener las operaciones de la organización. Este resultado sentó las bases para futuras reformas en los mecanismos presupuestarios, mejorando la transparencia financiera y la eficiencia de la gestión de los recursos de las Naciones Unidas en las décadas siguientes.

Tras el fin de la Guerra Fría, las Naciones Unidas en general, y la Asamblea General en particular, se enfrentaron a la necesidad de reformas profundas para mejorar la eficiencia operativa, adaptarse al emergente orden mundial multipolar y, al mismo tiempo, afrontar la realidad del continuo aumento del número de Estados miembros. Las Resoluciones n.º 45/45 (1990) y n.º 48/264 (1994) sentaron las bases para el proceso de "reforma de la Asamblea General de las Naciones Unidas", con el objetivo de simplificar la agenda y el proceso de trabajo, fortalecer la coordinación con el Secretario General y el Consejo de Seguridad, mejorar la calidad de los debates y la eficacia de la toma de decisiones. Esta reforma marcó un punto de inflexión en la función del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, convirtiéndose en un verdadero administrador, coordinando activamente la agenda, liderando los debates, generando consenso y promoviendo mejoras internas. Los mayores poderes y responsabilidades ayudan al Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas a tener una voz más clara en cuestiones globales, representando los intereses comunes de la comunidad internacional y contribuyendo al mismo tiempo a limitar la influencia de grupos de intereses individuales.

En el contexto en que la Asamblea General de las Naciones Unidas afirma cada vez más su papel central en la coordinación de debates y la solución de problemas globales, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas continúa contribuyendo a promover la innovación en la gobernanza global. Esta función queda claramente demostrada mediante la presidencia y coordinación directa de una serie de importantes conferencias internacionales, como la Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995) y la Conferencia del Milenio (2000). Una novedad notable de estas conferencias es la ampliación de la participación de las organizaciones no gubernamentales en el proceso de formulación de políticas globales, claramente reflejada en la agenda y los documentos adoptados en la conferencia.

Período del año 2000 a la actualidad: En el contexto de una globalización cada vez más profunda, la Asamblea General de las Naciones Unidas continúa su profunda reforma, al tiempo que se institucionaliza el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de fortalecer su función, autoridad y alcance. Dos importantes resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Resolución núm. 60/286 y la Resolución núm. 60/257 (2006), marcaron un nuevo avance al asignar, por primera vez, el presupuesto ordinario de las Naciones Unidas cinco puestos especializados para la Oficina del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en lugar de depender únicamente de personal adscrito o financiación voluntaria, como antes. Esta normativa ayuda al Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas a mantener un equipo profesional estable y la capacidad de responder a cuestiones complejas del sistema multilateral. Se alienta al Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas a proponer y organizar de forma proactiva debates temáticos sobre cuestiones internacionales importantes; a informar públicamente y periódicamente sobre las finanzas y las fuentes de financiación; y a supervisar las actividades del Comité de Procedimientos y los organismos pertinentes. Además, al Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se le asigna la importante responsabilidad de presidir las negociaciones sobre la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, promover el proceso integral de reforma y mejorar la transparencia en las actividades de las Naciones Unidas.

El año 2016 marcó un hito en la historia de las Naciones Unidas cuando, en virtud de la autoridad otorgada por la Resolución 69/321, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas mantuvo por primera vez un diálogo público con candidatos a Secretario General de las Naciones Unidas. Esta iniciativa sentó un precedente en la democratización y transparencia del proceso de selección para altos cargos directivos del sistema de las Naciones Unidas. Las sesiones de diálogo atrajeron aproximadamente 1,4 millones de visitas en línea y recibieron más de 2.000 preguntas de Estados miembros y organizaciones no gubernamentales. Como resultado, el Secretario General fue elegido con un alto nivel de consenso, lo que refleja las expectativas de la comunidad internacional de unas Naciones Unidas modernas y más eficaces en materia de liderazgo y gobernanza.

La Asamblea General de las Naciones Unidas también adoptó la Resolución 70/305 para mejorar aún más las normas sobre transparencia y mecanismos de control en las operaciones internas. La Resolución estipula que el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas deberá prestar juramento público antes de asumir el cargo y cumplir con el Código de Ética emitido por la Asamblea General de las Naciones Unidas; las donaciones voluntarias a la Oficina del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas deberán divulgarse detalladamente y estar sujetas a la supervisión de una entidad de auditoría independiente. Este ajuste se considera un avance para fortalecer la disciplina, garantizar la transparencia y fortalecer la confianza de la comunidad internacional en la gobernanza de las Naciones Unidas.

Desde 2020, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha continuado afirmando su papel en la gobernanza y coordinación de los esfuerzos globales para responder a desafíos emergentes y de múltiples niveles. Cuando estalló la pandemia de COVID-19, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas implementó proactivamente reuniones en línea o reuniones combinadas presenciales y en línea, asegurando que las actividades de la Asamblea General de las Naciones Unidas se llevaran a cabo de forma continua y sin interrupciones. En los años siguientes, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas continuó coordinando y liderando muchos procesos internacionales importantes, incluida la Cumbre del Futuro y la adopción del Documento para el Futuro en septiembre de 2024. En el contexto de una competencia estratégica cada vez más feroz entre los principales países, el papel mediador del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha cobrado cada vez más importancia para mantener y fortalecer la cooperación multilateral, al tiempo que contribuye a resolver la tendencia a la fragmentación y la división en las relaciones internacionales.

La historia de las últimas ocho décadas demuestra que, desde su posición inicial de carácter puramente ceremonial y procedimental, el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha convertido gradualmente en un centro de coordinación, gobernanza, proactividad en la propuesta de iniciativas y promoción de la innovación. El valor fundamental del cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas reside en su capacidad para representar equitativamente a los 193 Estados miembros, generar consenso, promover el diálogo y proteger los principios comunes en un entorno internacional volátil.

El desarrollo del rol del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas refleja el proceso de cambio y adaptación de la Organización. En períodos en que el mundo enfrentó crisis políticas y de seguridad, conflictos entre Oriente y Occidente o desafíos de desarrollo socioeconómico, el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha asumido el rol de un intermediario flexible, un puente para conciliar intereses entre diferentes grupos de países. Su influencia se manifiesta claramente en la coordinación de temas importantes, como la descolonización, el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, la promoción de la reconciliación o la dirección de la reforma del aparato de las Naciones Unidas. La capacidad de ejercer influencia desde el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas no solo proviene de la autoridad institucional, aunque existen algunas limitaciones, sino que también depende de la capacidad diplomática, la neutralidad, la capacidad para generar confianza y la habilidad para conciliar intereses entre el grupo de países desarrollados y en desarrollo.

Junto con el proceso de "reforma de la Asamblea General de las Naciones Unidas" y la reforma de las Naciones Unidas desde finales del siglo XX hasta el siglo XXI, los poderes y responsabilidades del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas siguen ampliándose sustancialmente, desde la elaboración de una agenda simplificada, la presidencia del diálogo plenario, la mejora de la transparencia hasta la participación en la promoción de la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la coordinación de las negociaciones mundiales, la adaptación a la competencia estratégica y el liderazgo de iniciativas importantes, como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Pacto Mundial sobre Migración, la Convención sobre la Ciberdelincuencia, la Cumbre del Futuro, etc.

El miembro del Politburó y presidente Luong Cuong se reunió con la presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Annalena Baerbock, durante su visita para asistir al Debate General de Alto Nivel del 80º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Foto: VNA

Asumir la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas: Perspectivas y Requisitos

En el contexto de un mundo en rápida evolución, la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas adquiere una importancia cada vez más estratégica, no solo por su función de coordinación, sino también por su capacidad para promover el diálogo, reducir las diferencias y consolidar los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas. Considerar la posibilidad de postularse y asumir la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas es una oportunidad para afirmar la capacidad, el prestigio y la identidad nacional en el ámbito internacional. Para asumir la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas, es necesario que confluyan numerosos fundamentos y condiciones favorables.

En primer lugar, la diplomacia multilateral es una parte importante de la diplomacia nacional. La asunción de la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas debe enmarcarse en un desarrollo más proactivo y profundo de la política exterior multilateral, pasando de una mentalidad de "participación" a una de "participación proactiva, contribución activa, potenciando el papel del país en la construcción y configuración de las instituciones multilaterales y el orden político y económico internacional"; esforzándose por desempeñar un papel central, de liderazgo o mediador en organizaciones y foros multilaterales de relevancia internacional.
estrategia.

En segundo lugar, realizar contribuciones sustanciales y efectivas en todas las áreas de las actividades pilares de las Naciones Unidas, demostradas a través de una participación cada vez más profunda y proactiva en las actividades de la mayor organización multilateral del planeta; defender los principios de cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, al tiempo que promueve activamente iniciativas sobre la paz, el desarrollo sostenible, la igualdad de género, la respuesta al cambio climático y promueve el papel de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en los foros de las Naciones Unidas. Las contribuciones sustanciales y efectivas en todas las áreas de las actividades pilares de las Naciones Unidas también se demuestran en muchas otras actividades, como el envío de fuerzas para participar en las fuerzas de mantenimiento de la paz en misiones en países y regiones de todo el mundo. Esto es una clara demostración del compromiso, la responsabilidad y el espíritu de contribución del estado miembro a la paz y la seguridad mundiales; al mismo tiempo, demostrar un papel proactivo en la promoción del diálogo y las iniciativas en línea con las prioridades de la comunidad internacional en el nuevo contexto, como la cooperación en inteligencia artificial (IA), la prevención y el control de enfermedades, y otros desafíos de seguridad no tradicionales.

En tercer lugar, la experiencia y el prestigio en el desempeño de responsabilidades multilaterales en el marco de las Naciones Unidas. Esto se demuestra mediante la experiencia y el prestigio en el desempeño de responsabilidades multilaterales en el marco de las Naciones Unidas, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, miembro del Consejo de Derechos Humanos y del Consejo Económico y Social (ECOSOC), y ocupando otros cargos importantes en la Asamblea General y otros organismos especializados de las Naciones Unidas. La experiencia y el prestigio en el desempeño de responsabilidades multilaterales en el marco de las Naciones Unidas también se demuestran mediante la participación activa en el proceso de creación de mecanismos de cooperación, la elaboración de normas y estándares comunes, como la elaboración de códigos de conducta, la organización de conferencias internacionales de alto nivel, etc.

Sin embargo, asumir la responsabilidad de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas también plantea muchas dificultades, especialmente en el contexto de un mundo de cambios profundos y generalizados, con muchos factores impredecibles y desafíos multidimensionales que impactan fuertemente la cooperación internacional y el papel de las Naciones Unidas.

En primer lugar, los conflictos y las cuestiones de seguridad no tradicionales siguen planteando importantes desafíos a la cooperación multilateral. La competencia estratégica entre las grandes potencias aumenta la complejidad de la función de mediación de las Naciones Unidas; los países pequeños y medianos se ven presionados a "tomar partido", mientras que el auge de pequeñas iniciativas multilaterales ha afectado en cierta medida la influencia global de las Naciones Unidas, lo que exige un mayor fortalecimiento de la capacidad de coordinación y el mantenimiento de la cooperación multilateral para evitar el riesgo de polarización global.

El informe Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial predice que las condiciones climáticas extremas serán el principal riesgo en la próxima década. El Programa Mundial de Alimentos afirma que el hambre y la pobreza afectan a unos 720 millones de personas en todo el mundo. Se prevé que los ciberataques aumenten un 30 % entre 2023 y 2025, mientras que el rápido desarrollo de la IA, la transformación digital y la transformación verde plantean demandas urgentes de cooperación en la gobernanza global. Se prevé que este factor complique la agenda de la Asamblea General de la ONU en particular y de la ONU en general.

En segundo lugar , se espera que el proceso "UN80" iniciado por el Secretario General de la ONU en marzo de 2025, con el objetivo de mejorar la eficiencia operativa, revisar las funciones y tareas, y reestructurar el sistema de la ONU, tenga un impacto directo en las actividades de la Asamblea General de la ONU. Es probable que este ajuste tenga un profundo impacto en los métodos operativos, la estructura organizativa y los mecanismos de participación de los Estados miembros, redefiniendo así el papel y el funcionamiento de la Asamblea General de la ONU en el próximo período.

Frente a oportunidades y desafíos entrelazados, postularse para una elección y asumir el papel de miembro activo y responsable en importantes organismos internacionales y puestos en el sistema de las Naciones Unidas, incluido el cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, no sólo está en consonancia con los intereses nacionales, sino que también contribuye a promover una integración internacional profunda y amplia sobre la base de una política exterior independiente, autosuficiente, pacífica, cooperativa y de desarrollo; al mismo tiempo, demuestra la posición y el prestigio del país en el ámbito internacional.

Ser elegido Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ayudará a los Estados miembros a participar más activamente en la planificación de la agenda y la implementación de las decisiones de la Asamblea, contribuyendo así a la solución de importantes problemas políticos, económicos y sociales del mundo y la región. Esta es también una oportunidad para fortalecer los vínculos y consolidar las relaciones entre los Estados miembros y las Naciones Unidas, a la vez que se promueven las relaciones bilaterales. Para asumir esta responsabilidad, los Estados miembros deben prepararse cuidadosamente en cuanto a contenido, capacidad y métodos de coordinación, especialmente en el contexto de cambios impredecibles en el mundo y en las Naciones Unidas.

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* Dra. Hoang Thi Thanh Nga, Pham Binh Anh, Vu Thuy Minh, Nguyen Hong Nhat, Pham Hong Anh, Mai Ngan Ha, Le Thi Minh Thoa

Fuente: https://tapchicongsan.org.vn/web/guest/the-gioi-van-de-su-kien/-/2018/1154702/chu-tich-dai-hoi-dong-lien-hop-quoc--y-nghia%2C-co-hoi%2C-vinh-du-doi-voi-quoc-gia-thanh-vien-dam-nhiem-trong-trach.aspx


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