Mi esposo y yo tenemos un hijo y una hija. Ambos están casados. Mi hija se casó y vive cerca de mí, mientras que mi hijo y su nuera viven con mi esposo y conmigo.
Sé que por mucho que una suegra y una nuera se esfuercen, inevitablemente habrá momentos en que discrepen. Sin embargo, como quiero que mi único hijo viva conmigo y se encargue de la familia y las tareas del hogar, siempre me comporto adecuadamente para que la vida sea lo más tranquila posible.
Y lo mismo ocurre con mi nuera. La considero una persona sensata y de carácter agradable. Mi nuera es guapa, habla con suavidad y es fácil de escuchar. Aunque no se le dan muy bien las tareas del hogar ni la cocina, cada vez que llega del trabajo y me ve haciendo algo, me ayuda enseguida.
No puedo negar que soy bastante exigente, sobre todo con la apariencia. Los jóvenes de hoy en día visten de forma vulgar, con ropa corta con algunos rotos y otros remendados... No puedo aceptarlo.
Por suerte, mi nuera no es así. Desde la primera vez que vino a mi casa para conocer a mi familia, llevaba un vestido floral que le llegaba hasta los tobillos, luciendo muy elegante y femenina. Todos los días, cuando va a trabajar, noto que también usa ropa de oficina apropiada, como camisas, chalecos y pantalones largos de tela.
Mi nuera me hizo sentir muy avergonzada delante de mis amigos (Ilustración: Sohu).
En resumen, creo que la nuera de hoy está bien. No pido más. La quiero porque es muy sensata, viste con recato y se adapta a la cultura de mi familia. Por eso, a menudo presumo de mi nuera con mis amigos, porque la mayoría tienen nueras tan "modernas", con una personalidad y un comportamiento tan "abiertos" que nuestra generación no puede entender.
La semana pasada, mientras paseaba por la ciudad de noche con mis amigas, vi por casualidad a mi nuera sentada con sus amigas. Al principio, no la vi; fue mi amiga quien me lo señaló. ¿Cómo iba a reconocer a mi dulce, femenina y educada nuera con ese aspecto? No podía creer lo que veía, porque se veía tan diferente de lo habitual.
Todos los días, mi hija usa ropa larga o faldas que le llegan hasta los tobillos, "tapada". Sin embargo, cuando sale de noche con sus amigas, usa una camiseta que deja al descubierto el abdomen, pantalones cortos y maquillaje de ojos negro. Lo que incluso me llamó la atención fue el busto al descubierto de su nuera. Por no hablar de que, sentada en la cafetería, se ríe a carcajadas e incluso fuma shisha.
Estaba tan avergonzada que no sabía dónde esconder la cara. Si mi amiga no me lo hubiera dicho, y si mi nuera no hubiera venido a saludarme, ni a mí ni a los demás, no me habría atrevido a admitir que eran mis hijos.
Inmediatamente, la fulminé con la mirada, usando la excusa de asuntos familiares para recordarle con delicadeza que se fuera temprano a casa. Al llegar, sabiendo que estaba muy enfadada, sin que yo tuviera que pedírselo, mi nuera admitió su error y no dejó de disculparse. Se justificó diciendo que se vestía así porque salía con su mejor amiga a relajarse. En cuanto a fumar shisha, era la primera vez que lo hacía. Prometió no volver a hacerlo.
¿Pero cómo podía creer esas palabras? La imagen de mi nuera, de la que siempre alardeaba, se había desmoronado por completo. No podía olvidar verla con ropa provocativa, riendo a carcajadas y fumando de forma ofensiva, delante de mis amigos. Entonces mucha gente se enteraría, pensarían que siempre había mentido sobre mi familia, que no sabía cómo criar a mi nuera, que la familia no tenía disciplina...
De repente recordé los días en que veía a mi hija salir con bolsas grandes y pequeñas. Cuando le preguntaba, ponía todo tipo de excusas, y resultó que todas eran bolsas de ropa para cambiarse, para que al volver a casa pudiera hacer el papel de nuera virtuosa, educada y correcta. Resultó que todo este tiempo había estado viviendo con una "actriz", viviendo con una mentira. Ahora no me atrevo a confiar en ella; ya no distingo qué palabras son verdaderas y cuáles falsas.
Al verme estresada, dándole tanta importancia y llamando a mi hijo para que le enseñara a su esposa, mi nuera dejó de llorar y disculparse y se comportó así. Dijo: "Sé que te sorprende, pero ¿qué hice tan mal? Es normal que los jóvenes de hoy en día sean así, ¿verdad? Es mi afición y mi estilo".
Ay, ¿cómo podía seguir pensando que esto era normal? Estaba completamente equivocada con esta nuera. Creía que, tras haber vivido tanto tiempo, tenía buen ojo para la gente y para evaluar los problemas, pero resultó que no era así. Yo era la que había sido "engañada" por mi nuera durante los últimos años sin siquiera saberlo.
El espacio "Mi Historia" recopila historias sobre el matrimonio y la vida amorosa. Si tiene alguna historia que compartir, por favor, envíela al programa por correo electrónico: dantri@dantri.com.vn. Su historia puede ser editada si es necesario. Atentamente.
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